#pascua2023 PEDRO: UN APASIONADO QUE SE EXPONE
Vaya mi reconocimiento por este hombre
| Luisa Fernanda Ripa
Confieso que cuando tenía 17, años un predicador -del retiro anual en el colegio en el que
concluía mi secundario-, me convenció de que “el discípulo amado” no era Juan (como él
mismo se denominaba) sino Pedro… (...“confieso” porque ese sacerdote tuvo después una
desgraciada cercanía con los militares genocidas y tuvo, en el espacio de ese mismo retiro,
una repugnante conducta de abrazo con las que fuéramos a confesarnos…).
A partir de allí aprendí a ver con otros ojos a Pedro… y tener por él mi predilección.
Este domingo lo hemos visto protagonista principal en el largo relato de Mateo de la pasión
de Jesús. Y se desataron, como siempre, los señalamientos y reclamos: Pedro, el que
negó. Pedro, el que negó tres veces. Pedro “traidor”.
Quienes hacemos tales discursos lo hacemos sentados calentitos o refrescados, según la
necesidad de la latitud de nuestras casas, y así sostenemos un relato y una interpretación
de muchos siglos de certeza y unanimidad. A lo sumo… alguna muestra de compasión por
ese hombre “débil” y que tendrá oportunidad -gracias al amoroso gesto de Jesús-, de
confesar otras tres veces su amor total.
Pero la verdad de las cosas es que Pedro fue el único que lo negó porque fue el único que
lo siguió (Juan entró, pero “acomodado”, como decimos en Argentina: con el resguardo de
que conocía a algunos de los poderosos). Pedro lo siguió, como había prometido y se
mantuvo dentro del palacio, esperando y acompañando…muerto de miedo. Hasta que la
vergüenza y la culpa que le despertó el canto del gallo, lo impulsó a salir… a llorar
amargamente.
Vaya mi reconocimiento por este hombre capaz de acompañar al que llevan a matar. Capaz
de dolerse por sus palabras -nacidas de la pulsión por salvar la vida: absolutamente
legítima-. Capaz de llorar, amargamente, en un llanto en el que, sin duda, se mezclaron, la
pena por no haber sido capaz de ofrendar su vida y la pena, la terrible pena, por la condena
y segura muerte de Jesús.
Quien haya sido capaz de tanto se atreva a juzgar a este hombre apasionado, decidido,
imprudente… Que se expone: se expuso entre los que aprisionaron y juzgaron al Señor, se
expuso reclamando otro destino que no fuera la pasión y muerte de su señor. Se expuso
ante nosotres, que nos damos el lujo de juzgarlo sin correr peligro alguno.