#pascua2023 ESTOS TIEMPOS
Ahí yace la fuente refulgente de luz, que lo une con la Espiritualidad Suprema
| Luz Marina Méndez Carrillo
En estos tiempos, el hilo invisible de la espiritualidad sacude la esencia del ser. Surge un as de fuego y sentimientos que nos permiten ver, un poco más allá de lo que divisa la mirada.
¡Da miedo vivir! Es cierto. En cada recodo anida el peligro, y el corazón parece entorcharse en su refugio secreto. Se escucha por doquier al sacerdote, pastor, presbítero, que sé yo, predicar un evangelio que parece no entender, y menos, transmitir, quedando sin más, anclados en un pasado que parece repetirse como disco rayado año tras año. Se santiguan, arrodillan, gritan y señalan, y en el corazón y el alma, un gran vacío. No hay moral para señalar. Hay maldad por doquier; envidia, rencor, egoísmo, engaño e inhumanidad a borbollones, y el peor de todos, el odio, cáncer de un mundo en decadencia. Enfermedades que el alma grita y exige sanar, pero no parece importar.
La iglesia no es muros ni ladrillos. Esta agita con fuerza en la profundidad del ser luminoso. Ahí yace la fuente refulgente de luz, que lo une con la Espiritualidad Suprema.
No es una semana, la que obra el milagro. Hay que recoger el alma y el espíritu y acercarnos al espejo, al espejo de nuestros actos y sus consecuencias. Para mirar, ver y sanar. El peor enemigo lo llevamos dentro, esa voz, esa mente repetitiva y negativa que dilapida, que destruye, anteponiendo la soberbia del falso ego, que impide sanar y avanzar. Hay que lograr el equilibrio emocional, liberarnos de patrones conductuales destructivos, dogmas que aniquilan. Ganar la batalla, la batalla de la libertad. Somos quienes damos forma a nuestro destino. Si obramos bien, no hay nada que temer. No necesitamos ser arreados por nadie para ver y entender.
No debemos ceder nuestro poder.