La etimología de Adviento como bien sabrán viene del latín adventus-us = llegada.

Lo primero que viene a la mente de muchas personas religiosas, es la llegada del Mesías; su nacimiento, ¡todo un acontecimiento!

Esta palabra envuelve en su interior algo más profundo, un proceso de preparación para ese advenimiento. Implica una disposición para recibir a quien o lo que va a llegar. Es estar dispuesta o dispuesto a recibir a quien vamos a recibir o lo que recibiremos.

Es una etapa para transformar/nos, para recibir la vida que se acerca.

Es para las y los católicos, el inicio del calendario litúrgico, que culmina con la Pascua.

Este período lo simbolizamos en forma corona, encendemos velas, a veces de distintos colores, en ocasiones 3 blancas y una morada o roja. Es un círculo cerrado, que ¿a dónde nos lleva? Cada quién puede responder a esta pregunta.

A mí, me lleva a abrir este círculo y a prepararme para el final de la vida terrenal. La verdad, no sé si creo en la resurrección, pero si deseo y confío trascender, dejar huella en este en este plano cotidiano, en los corazones de gente que me han acompañado en el caminar de mi vida terrenal.

Con quienes he tenido la oportunidad de compartir, de conocer, de vivir, de aprender, de reír, de gozar, de soñar, de llorar…