Parece mentira que tengamos que seguir recordando cada 25 de noviembre un hecho tan atroz como es la violencia contra las mujeres. Seguimos violando los derechos humanos a la vez que esto sigue suponiendo una amenaza para poder llegar a conseguir una verdadera igualdad entre hombres y mujeres en todo el mundo.
¡Cuantas mujeres y niñas son agredidas, golpeadas, violadas o incluso asesinadas!, la última hace apenas uno días en Madrid con 19 años…
La violencia contra la mujer no solo daña a las familias, sino que es algo que ya arrastrarán a través de generaciones, fomentando a la vez, una cultura de discriminación y quebrantando el desarrollo de una sociedad civilizada como la que se supone que estamos.
Este tipo de violencia se está produciendo de múltiples formas: física, psicológica, económica, o sexual con un aumento de tráfico de mujeres en situación de prostitución como si fueran meros “objetos” de usar y tirar. Recordemos que hay más de dos millones de personas traficadas y que una de ellas podría ser nuestra hija, mujer o hermana…
No permitáis que se quede solo en datos, pongámosle un rostro, un nombre, seguro que las cosas cambiarían y no nos quedaríamos tan tranquilos…
Mujeres golpeadas, obligadas a tener relaciones sexuales o abusadas. Todas estas son formas de violencia que afectan a la persona desde el nacimiento hasta una edad avanzada, situaciones que no podemos seguir tolerando o disculpando porque nos podía tocar a nosotras y entonces ¿qué?