¿Somos capaces de valorar lo gratuito?

¿Somos capaces de valorar lo gratuito?
¿Somos capaces de valorar lo gratuito?

Esta semana quería compartir con vosotr@s este interrogante: ¿Creéis que somos capaces de valorar aquello que no tiene precio, en una sociedad donde el dinero se sitúa en el primer puesto del ranquin de la vida? Personalmente, tengo la sensación de que no lo somos.

Desde nuestra infancia parece que hemos aprendido que aquello que merece la pena tiene un precio, y si es alto, más merece, porque nadie regala nada a cambio de nada si no hay algo detrás… Cuántas veces hemos oído: “No te fíes, que seguro que luego te piden algo…” Cuanto más valor económico tiene, más se valora…

Pero hay algo que se llama GRATUIDAD, y que va unido a la plenitud, a la satisfacción personal. “Dad gratis lo que habéis recibido gratis” nos dice el evangelista Mateo (10,8); aunque parece que eso no gusta, no se lleva, “no está de moda”, qué van a pensar de mí…

En mi recorrido de vida me he encontrado con la cara y la cruz. Personas que valoran lo que significa esa palabra y otras que no entienden su significado y solo saben utilizar a los demás debido a su egoísmo, manera de vivir y ser. Pero no es mi intención fijarme en este tipo de personas, porque hay muchas más que saben tender la mano, sin pedir explicaciones, sin nada a cambio, sin condiciones ni letra pequeña, sin ataduras ni límites y esas son las que merecen la pena en este mundo.

Seguro que muchos de vosotr@s habéis vivido y sentido las 2 caras de una misma moneda, porque la vida nos da para mucho. Pero hoy, en este compartir, quiero agradecer a tantas personas que la mayoría de las veces nos pasan desapercibidas, pero que están ahí, que siguen tendiendo su mano ante la dificultad del hermano, que saben dar sin esperar, porque es su forma de vivir. ¡GRACIAS! Gracias por intentar hacer un mundo mejor, donde palabras como VALOR o GRATUIDAD, sean el lema de sus vidas.

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