Es verdad que los tiempos que corren es para estar todo el día con cara larga y agobiados y no es que no haya razón para ello, pero hay gente que se lo toma demasiado al pie del a letra, es como “echar más leña al fuego”, si las cosas funcionan mal, yo las empeoro…
Alguien dijo una vez:
”nunca te olvides de sonreír porque el día que no lo hagas, será un día perdido” y ¡que razón tenía! La vida, los problemas, todo se ve desde otro prisma.
Siento que cada día Dios nos regala un momento en el que si somos conscientes, es posible cambiar aquello que nos hace infelices, asumiendo las cosas desde otro punto de vista.
En nuestras manos está el hacer más agradable nuestra existencia a los demás sintiéndonos a la vez mejor, porque habrá algún día en el que cada uno nos encontraremos con nosotros mismos y ahí sí que no podremos huir ni engañarnos. Ese instante será el más feliz o el más amargo de nuestra existencia, dependiendo de la opción de cada uno.
Podríamos pensarlo un poco ¿no creéis?, no cuesta nada dar lo mejor de cada uno a los demás. Seguro que nos sentiríamos más pletóricos y nuestra sonrisa saldría in situ, ¡hagamos la prueba!