Un santo para cada día: 16 de enero Beato José Antonio Tovini (Ejemplo de político católico)
Este laico testigo del evangelio, llegó al final de su vida habiendo vivido intensamente toda la problemática político-social de la sociedad del siglo XIX, dejándonos un claro ejemplo de compromiso para quien aspira a ser un digno político católico
La relación entre la política y la religión fue siempre un tema escabroso y lo sigue siendo. Aún está por definir cual es el perfil del ciudadano católico metido en la política y cómo debe jugar sus cartas. Porque una cosa es decir en general que un político católico debe ser consecuente con sus creencias y otra cosa es descender al terreno de los hechos concretos y juzgar cual es la postura correcta en el aquí y en el ahora. Se da por hecho que se puede ser político sin dejar de ser católico, pero ¿cómo hacer esto posible sin desdoblar la personalidad? Está haciendo falta que alguien nos aclare si es de recibo sentirse católico solo cuando se está en casa, pero olvidarse de esta condición cuando se está en el parlamento. Una cosa es cierta, por raro que parezca, en nuestro complicado mundo ha habido políticos católicos que han llegado a los altares y el ejemplo le tenemos en José Antonio Tovini, que le tocó vivir una época difícil para la nación italiana y para la Iglesia, pero él supo responder generosamente a la llamada de la construcción de las realidades temporales, al modo de un apóstol audaz.
Giuseppe Tovini nació en la población italiana de Cividate Camuno, en la región de Brescia el 14 de marzo de 1841. Fue el mayor de seis hermanos y mientras su padre vivió, él pudo ir cursando sus estudios con normalidad y hasta pasó por su cabeza la idea de hacerse misionero, pero cuando su padre murió en 1859, la cosa cambió. Gracias a la intervención de su tío, el sacerdote Giambattista, sus estudios no quedaron interrumpidos y al año siguiente le vemos inscrito en la facultad de jurisprudencia de Padua, para cursar brillante su carrera y graduarse poco antes de morir su madre. Con el título en el bolsillo pudo trabajar como ayudante en el despacho de algún colega, simultaneando estas chapucillas con tareas docentes, hasta que en 1867 se trasladó a Brescia para ejercer como abogado en el despacho del Sr. Corbolani. quien siete años más tarde habría de convertirse en su suegro. Casado con su hija Emilia fundarían una familia cristiana de la que nacieron diez hijos. Covini supo ser padre abnegado, responsable educador de sus hijos, esposo solícito y cristiano ejemplar.
En 1871 al ser nombrado alcalde de su pueblo natal comienza su carrera política, en plena madurez. A partir de ahora le veremos desarrollar una intensa actividad pública, promoviendo organizaciones sociales, procurando que la iglesia tuviera una mayor presencia en el mudo laboral. A través de las asociaciones obreras católicas se hizo presente fundando y dirigiendo una revista, ejerciendo cargos políticos, defendiendo a quienes no tenían a nadie que se ocupara de ellos, trabajando incansable para imbuir a la sociedad de su tiempo del espíritu cristiano, ése mismo que él cuidadosamente alimentaba en su interior a través de la oración, la meditación y una profunda devoción a la eucaristía y a la Virgen María.
Fueron muchos los cargos políticos que este apóstol laico desempeñó: Presidente de la “Obra de los congresos”, presidente del Comité regional Lombardo, consejero municipal de Brescia, fundando el banco de S. Pablo y en Milán, el banco Ambrosiano etc., pero si tuviéramos que resaltar lo más importante de su actividad política tendríamos que quedarnos con la labor realizada en el campo educativo. En este terreno supo defender con valentía los derechos de la Iglesia, como por ejemplo la presencia de la educación religiosa en las aulas, consciente de que la fe es un elemento esencial en la vida de las de las personas hasta poder decir: “Nuestros hijos sin la fe no serán jamás ricos; con la fe no serán jamás pobres”. Creó círculos universitarios católicos, colaboró en la fundación de la Unión León XIII, germen de donde nacería la Federación de Universitarios Católicos y gracias a él saldría a la luz la revista pedagógico-didáctica “Escuela Italiana Moderna”.
Este laico testigo del evangelio, llegó al final de su vida habiendo vivido intensamente toda la problemática político-social de la sociedad del siglo XIX, dejándonos un claro ejemplo de compromiso para quien aspira a ser un digno político católico. Siendo todavía muy joven, fallecía José Antonio Tovini el 16 de enero de 1897, para ser beatificado por Juan Pablo II
Reflexión desde el contexto actual:
Giusepe Tovini pone bien de manifiesto que se puede hacer política sin tener por ello que renunciar a ser santos, es más el compromiso político puede contemplarse como una exigencia cristiana siempre y cuando exista el convencimiento y la aceptación de que Dios está por encima de los dogmatismos políticos imperantes, dando por falso el supuesto relativista de que en política “todo vale” y de que “todo es negociable”. Uno de los principios básicos que todo católico metido a hacer política no puede nunca olvidar, es que por encima del parlamento existe unos preceptos preconstitucionales que hay que respetar porque corresponden a un orden superior.