Un santo para cada día: 17 de julio Santa Eduvigis
Humanizó el trabajo de los asalariados, mejoró la condición de los presos, dio acogida a los huérfanos, curó a los leprosos, liberó a los encarcelados, se rodeó de pobres y menesterosos
La puerta del palacio donde vivía Eduvigis se había convertido en lugar de concentración de hombres y mujeres. Normalmente eran gentes pacíficas vestidas pobremente y armadas de paciencia que hablaban entre sí de lo que se terciara, aunque por lo general el tema de conversación giraba en torno a la dueña de ese majestuoso palacio en el que todos hubieran deseado vivir, porque allí se podía gozar de todas las comodidades y no faltaba de nada.
Muchos de los presentes habían estado dentro y lo habían podido comprobar por propia experiencia, gracias a la generosidad de esa gran Señora de la que todo el mundo hablaba bien y a la que profesaban el máximo respeto y veneración. Lo que no acaban de entender era porque una duquesa teniéndolo todo y pudiendo vivir opulentamente, llevaba una existencia tan pobre y miserable como la que ellos se veían obligados a soportar. Ya comenzaban a impacientarse cuando de pronto las puertas se abrieron y aparecieron dos doncellas portando unos canastillos con víveres y una bolsa con algunas monedas para repartir; pero más que la limosna lo que esta gente agradecía era el cariño, el amor y la ternura que le dispensa la Señora a la que veían como a una más de los suyos que les hacía sentirse como personas.
Así era Eduvigis una mujer que vivía pobremente aunque estuviera vestida de rica. Había nacido en Baviera 18 de febrero de 1174 , hija del conde Bertoldo y tía de Sta. Isabel de Hungria siendo educada por las religiosas del monasterio de Kintzingen. A la edad temprana de 12 años fue desposada con el duque Enrique I apodado el barbudo de Silesia seis años mayor que ella, quien a la muerte de su padre heredaría el ducado de la gran Polonia, hombre de buen corazón que se dejó ganar por su esposa entregándose a la realización de obras religiosas y de piedad.
Por iniciativa de Eduviges pronto se comenzó a construir el monasterio de Trebnitz para religiosas cistercienses en el que trabajaron todos los malhechores de Silesia, después vendrían otros muchos para albergar en sus muros a los dominicos , franciscanos, cistercienses etc . Fueron fundados hospitales a cuyos enfermos solía asistir la piadosa y caritativa duquesa. La vida de Eduviges no podía ser más piadosa, no dejaba de rezar y hacer penitencia, vivía pobremente e iba descalza a la iglesia, se dedicaba a atender a los pobres y enfermos, se preocupaba de levantar construcciones que ayudaran a la cristianización del país, todo le parecía poco y después de haber nacido su último hijo de común acuerdo con su esposo hace un voto de castidad para toda la vida. A partir de este momento el monasterio de Trebnizt donde había ingresado su hija Gertrudis va a ser su segunda morada, acompañando a cientos de religiosas en sus rezos y ejercicios de piedad.
La quedaba todavía por probar las hieles del sufrimiento. Su hijo Conrado se sublevó contra su padre y moriría en una cacería, su marido moriría asesinado, lejos de donde ella se encontraba, su otro hijo Enrique sucesor del ducado fue muerto en la batalla contra los tátaros invasores en 1241 y ella armándose de valor tuvo que ir a rescatar su cadáver en medio del fragor de la batalla. Era tanta la pena de Eduvigis que ya no encontraba consuelo en nada, solo le quedaba su hija Gertrudis y con ella se fue en el 1209 a pasar el resto de sus días al convento que ella había fundado vistiendo el hábito del cister . Su vida en el convento fue como la de una religiosa cualquiera, dando muestras de una humildad ejemplar. Según cuentan cuando acaban los oficios ella salía la última e iba besando los lugares por donde habían pasado las siervas de Dios. En este convento acabaría su peregrinaje por este mundo. Cuando se sintió enferma pidió que la dieran la extremaunción muriendo en 1243 para ser canonizada 24 años después de su muerte
Reflexión desde el contexto actual
La vida de Euduviges está plagada de ejemplos edificantes. Socialmente, humanizó el trabajo de los asalariados, mejoró la condición de los presos, dio acogida a los huérfanos, curó a los leprosos, liberó a los encarcelados, se rodeó de pobres y menesterosos; pero hay todavía algo más importante, a través de su vida puso de manifiesto que la mejor forma de superar la diferencia de clases es poner en práctica el auténtico cristianismo, que ella llevó hasta las últimas consecuencias . Esto precisamente es lo que nuestro mundo no acaba de comprender.