Un santo para cada día: 22 de mayo Santa Rita de Casia ( Víctima de la violencia familiar, supo dar la vuelta a la tortilla. Patrona de los conflictos conyugales)
Muere al cumplir los 76 años, un 22 de mayo de 1457 y ese fue el momento en que todos pudieron ver como la llaga de su frente irradiaba luz. Su cuerpo permanece incorrupto en una urna de cristal en la Basílica de Santa Rita en Casia (Italia)
| Francisca Abad Martín
Rita pasó por el infierno de ver convertido su hogar en un lugar de suplicio. Primero tuvo que soportar la presencia de un marido desaprensivo tanto que podríamos contar a nuestra santa de hoy entre las víctimas de la violencia conyugal y también tuvo que pasar por el doloroso trance de ver a sus dos hijos muertos. Había nacido Margarita Lotti Ferri el 22 de mayo de 1381, en el castillo de Roca Porena, a 5 Km. De Casia (Italia). Sus padres Antonio y Amada llevaban muchos años casados sin descendencia y se lo pedían a Dios insistentemente, así es que cuando llegó la pequeña, vieron colmados todos sus anhelos. Desde el principio la llamaron cariñosamente Rita.
La niña vivía feliz, rodeada de lujos, mimos y atenciones, pero a los 13 o 14 años la casan con Pablo Manzini, un hombre cruel, dado a las mujeres, al vino, al juego y a los duelos. Rita, que hubiera preferido ser monja, aceptó con resignación la decisión de sus padres. Sufrió durante años las agresiones de su violento esposo y su único consuelo lo encontraba en la oración, ofreciendo su vida para lograr su conversión.
En lugar de responder añadiendo más odio y más violencia, ella eligió el camino del amor, que es la mejor solución para cualquier conflicto, mucho más si se trata de un cristiano. Con su paciencia y sus oraciones logró dulcificar el carácter tan agresivo de su esposo, que cambió radicalmente. Tuvieron dos hijos mellizos, Jacobo y Pablo y cuando parecía que todo iba bien, le tienden una emboscada al marido y muere asesinado. Llevaban 18 años casados.
Pasado este primer golpe era de suponer que volvería la calma, sin embargo, un día descubre que sus hijos están planeando vengar la muerte de su padre. Ella se asusta con la idea de ver a sus hijos convertidos en asesinos y le pide a Dios que se los lleve antes de llegar a esto y así sucede, los dos hijos fallecen. Desde entonces vive sola, soñando con que al fin pueda un día realizar su sueño de ser religiosa.
Por tres veces va al monasterio agustino de Santa María Magdalena a pedir su admisión, pero la superiora se la niega, por ser mayor, viuda y haber tenido dos hijos. Una noche, estando acostada, oye que la llaman por su nombre, va a abrir la puerta y se encuentra con San Juan Bautista, San Agustín y San Nicolás de Tolentino, tres santos a los que tenía gran devoción, quienes le piden que les acompañe al monasterio.
Al llegar a las puertas, éstas se abren solas. Penetran los cuatro, pero la dejan sola dentro y se van. Al llegar las monjas al coro a rezar maitines se la encuentran postrada rezando en las gradas del altar. La superiora comprende que lo que ella le había negado se lo ha concedido Dios y la admite como novicia, entregándose a una vida de oración y penitencia. Su sumisión y obediencia fueron puestos a prueba, durante varios meses, cuando la superiora le manda regar un esqueje seco que acabó reverdeciendo. En otra ocasión, oye a un predicador hablar con mucho énfasis de la Pasión de Cristo y le pide al Señor que la haga partícipe de sus sufrimientos. Por la noche se le aparece un ángel con una espina de la corona de Cristo y se la clava en la frente. Ella se desmaya con el agudo dolor. Esta llaga permaneció en su frente por el resto de sus días. A veces se le ulceraba y le producía agudos dolores.
Muere al cumplir los 76 años, un 22 de mayo de 1457 y ese fue el momento en que todos pudieron ver como la llaga de su frente irradiaba luz. Su cuerpo permanece incorrupto en una urna de cristal en la Basílica de Santa Rita en Casia (Italia).
Fue beatificada por Urbano VIII en 1627 y canonizada por León XIII el 24 de mayo de 1900
Reflexiones desde el contexto actual:
Tristemente, debido a sus malos tratos recibidos Rita de Casia es una mujer de actualidad. Su caso como esposa es igual que el de tantas otras mujeres que padecen opresión y violencia, pero conviene reparar en que, frente a la tragedia que tuvo que soportar por parte de un marido depravado, su táctica empleada acabó dándole la razón, saliendo al final victoriosa de esa dolorosísima situación. “Donde no hay amor, poned amor y sacareis amor” aconsejaba San Juan de la Cruz y esto mismo fue lo que hizo esta mujer sabia y prudente, en quien debiéramos ver todo un símbolo, o cuando menos un ejemplo a tener en cuenta, después de que a través de ella se manifestara el triunfo definitivo de la fe y el amor por encima del odio y de la violencia