"Esfuércense por entrar por la puerta angosta" (Lucas 13, 22-30).

"Yo soy la puerta: el que entra está a salvo"... (Juan 10,9).

El título y la cita de Juan las he juntado intencionalmente.Hay que entender que el Evangelio expresado en el título no es "algo"; La puerta por donde hay que entrar es "Alguien": es la persona de Jesús. Y esto es muy importante dejarlo claro desde el comienzo,porque ser cristiano no es una tradición o costumbre familiar, ni social ni cultural; porque ser cristiano no puede reducirse a "algo" que se hereda o que de antemano ya está conducido desde la niñez por la familia o por una vida costumbrista.

La fe en Cristo es una elección personal a su persona, a "Alguien", que se asume con conciencia y con todos los compromisos que implica. Cuando decimos esto, estamos apreciando también, la fe, como un don de Dios, que es aceptado libre y personalmente.


Hemos constatado, que en muchas personas, el catolicismo se vive en forma instalada, conformista y reducido a ciertas prácticas religiosas culturales y costumbristas.Muchas veces la condición de bautizado se debe a una costumbre, a un acto religioso parte de una cultura tradicional, y nada más.

Un catolicismo de ese tipo corre el peligro de llevarnos a un letargo, a una instalación y a ser como "profesionales del catolicismo": católicos seguros de que su salvación es un derecho adquirido.En muchos casos se llega al peligro de desconocer la elección radical, propia de un verdadero cristiano,entre Cristo y el mundo; no ha habido encuentro personal con el Señor, y por tanto no ha habido una opción y una elección personal de Jesús, el Dios hecho Hombre.


Jesús en el Evangelio de este domingo,nos saca del letargo y de la mediocridad e instalación. Nos hace comprender que la fe es un don ofrecido por Dios y que la aceptación es una opción personal; nuestra salvación depende de esa opción personal.Jesús nos"invita" a entrar por la puerta angosta.Nunca dijo que serían muchos o pocos los que compartan la felicidad de Dios, y eterna felicidad. Pero sí dijo repetidas veces que serán "pocos los elegidos entre muchos llamados". Esto significa que entre tantos hombres y mujeres que tuvieron la suerte de encontrarlo y que, con eso, fueron "llamados" a compartir su misión, pocos aceptan cambiar su vida y comprometerse con él.Los elegidos son los que se convierten y creen haciendo "una opción personal" y entran a la Iglesia.

"Muchos toman el camino que conduce a la perdición". Salen del camino en que Cristo es todo para nosotros, derrochan los dones de Dios y, aparentemente, se vuelven inútiles para el Reino; pero, no por eso escapan de la misericordia del Padre Dios. No obstante, les recuerdo Mateo 8, 11:"y les aseguro que vendrán muchos de oriente y del occidente y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el Reino de los Cielos. En cambio, los que debían "entrar"al Reino serán echados fuera, a las tinieblas, donde hay llanto y desesperación".
"Muchos que ahora son los primeros serán entonces los últimos, y muchos que ahora son los últimos serán los primeros" (Mateo 19, 30).

Hasta hoy no han faltado las familias que se consideran católicas por derecho de nacimiento. También hay grupos sociales, habitualmente dueños de riquezas importantes, que se extrañan cuando la Iglesia critica sus privilegios y ya no les concede los primeros asientos en el templo... (hablo desde Iglesia de los pobres). Ellos han llegado a decir que la Iglesia los ha traicionado, porque siempre han pensado que la Iglesia era suya; por ejemplo en Chile, cuando los Obispos Manuel Larraín y Raúl Silva Henríquez, iniciaron la Reforma Agraria, entregando los fundos de la Iglesia a los campesinos, motivando una Reforma Agraria en el país.

Jesús dice que los que estén en el Reino de Dios deben aceptar que otros entren a su vez en igualdad con ellos; que se conformen que lo único que vale es el honor de trabajar con Cristo.Se equivocan , pues, los que donaron dinero a la Iglesia, cuando creen tener derechos sobre la comunidad, llevando una vida tibia y no verdaderamente evangélica; como también los mayores que quieren imponer a los jóvenes su propio y equivocado estilo de vida cristiana; o como igualmente los sacerdotes y jerarcas eclesiales, cuando no aceptan la promoción de los laicos, que no son sólo "ejecutivos" de los planes pastorales, sino que tienen un rol, también de "decisión", en los organismos de planificación pastoral de la Iglesia.

Hay que creer que la vida cristiana y
"la salvación es una opción personal a Jesús, convirtiéndose de verdad a él".Es Jesús quien nos dice hoy:"Esfuércense por entrar por la puerta angosta, porque yo les digo que muchos tratarán de entrar y no lo lograrán".La liberación y salvación urge a cada uno de nosotros por "entrar", a través de la fidelidad a Jesús y sus mandatos. Esto supone, como decía antes, una conversión a la fe y a la verdad; a la justicia y a la misericordia;a la fraternidad, incluso a la renuncia de los bienes.En la salvación y liberación cristiana no hay "derechos adquiridos", no hay privilegios ni tradiciones familiares. No hay 'profesionales'. Todos, también el Papa, los obispos, sacerdotes, religiosas, como cualquier laico, tienen que esforzarse y convertirse para "entrar por la puerta angosta". Aquellos que ponen su confianza en ciertos privilegios, sean éstos mundanos o eclesiales, "intentarán entrar y no podrán".Dirán:"Nosotros comimos y bebimos contigo, tú enseñaste en nuestras plazas..."."No sé de dónde son ustedes. Aléjense de mí todos los malhechores".

La salvación y liberación cristiana no se puede reemplazar por la amistad con algún jerarca o sacerdote, ni con el trato con las cosas eclesiásticas:
¡No hay privilegios!
No olvidar:... "hay gente que ahora son últimos y que serán los primeros, y en cambio los que ahora son primeros serán los últimos"".

Podrán ser fuertes las palabras de Jesús, pero plenas de interés y de amor por nosotros para que trabajemos en la tarea de nuestra salvación.
Queda, en nuestros oídos:"Señor, ¿es verdad que pocos hombres se salvarán?".
Son grandes las exigencias del Señor, para "entrar por la puerta angosta", siendo nosotros pequeños y frágiles. Pero "lo imposible para los hombres es posible para Dios", porque sus exigencias van abrazadas en amor y misericordia divina. Jesús, es el Buen Pastor, va delante de nosotros, abriéndonos el camino y llevándonos a "pastos seguros". Cristo es la "puerta angosta" y entraremos por ella no porque en la vida nos colocamos primero, sino porque aunque nos reconozcamos los últimos, confiamos que es el Señor el que nos introduce por la puerta,y lo seguimos en nuestra pequeñez o "pobreza de espíritu". Porque, después de todo, Jesús nos salvó y liberó con un amor hasta el extremo, entregando su vida: ¡Gratuitamente!

Termino repitiendo las palabras de Jesús:
"Yo soy la Puerta: el que entra por mí está a salvo". Amén.



Chile, 24 de agosto del 2013.



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