La Cátedra de Ciencia, Tecnología y Religión analiza la relación entre ciencia y ateísmo

Los miembros de la Cátedra de Ciencia Tecnología y Religión han detectado que, en la sociedad contemporánea, la actividad científica tiene tal influencia sobre la comprensión del mundo que en algunos ámbitos se considera la ciencia como explicación última y suficiente de la realidad. Por eso, han organizado el ciclo de conferencias "Ciencia y ateísmo", con el convencimiento de que el cientifismo se encuentra en la raíz de algunas de las posturas actuales y prestando especial atención al rechazo de las creencias religiosas que el nuevo ateísmo produce desde una apuesta incondicional por la ciencia.

Camino Cañón, Directora de la cátedra, explicó en la presentación del ciclo que el objetivo es transformar los ecos que producen los avances de la ciencia y la tecnología en temas abiertos a la iluminación y el diálogo, para aquellas personas que conviven, cordialmente o en tensión, con su fe en Dios. "Buscamos transformar estas cuestiones que preocupan a los hombres y mujeres de nuestra sociedad, a todos nosotros, en oportunidades para la reflexión y el diálogo interdisciplinar". La apuesta realizada por los responsables de la cátedra al convocar y plantear las distintas conferencias se ha visto fuertemente respaldada por el público asistente que ha cubierto el aforo de la sala en las sesiones celebradas. El ciclo ha tenido una gran acogida no sólo entre los habituales de la cátedra, sino entre decenas de estudiantes de bachillerato.


En la primera sesión, que sirvió de ponencia marco, Fernando Sols, profesor de Ciencias Físicas de la Universidad Complutense, se preguntó si la ciencia ofrece una explicación última de la realidad. El ponente comenzó negando esta premisa y dibujó los límites de la ciencia. Para él, los externos están claros: "La ciencia sólo puede hablar de lo que está dentro de su ámbito, en sus redes", y los internos se refieren a aquellas realidades que quedan dentro de su ámbito pero son inalcanzables por la propia ciencia, próximas a los conceptos de incompletitud e indeterminación. Sols habló de la historia de la Física, de su evolución a través de los científicos y sus descubrimientos y aportaciones, citando a Henri Poincaré, Isaac Newton, Werner Heisenberg o Kurt Gödel.


La segunda sesión se centró en los ateísmos, desde el ateísmo clásico, abordado por Diego Sánchez Meca, profesor de la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, al nuevo ateísmo, que expuso la profesora Camino Cañón. Sánchez Meca presentó la postura ante la religión de los "tres grandes pensadores ateos de la filosofía europea": Karl Marx, Friedrich Nietzsche y Sigmund Freud. Tres autores que tienen en común su caracterización de la religión como una ilusión, que debe quedar desplazada por la ciencia, la civilización y el progreso del hombre.

Cañón presentó a la audiencia a "los cuatro jinetes de un cierto apocalipsis". Estos representantes del ateísmo contemporáneo son Richard Dawkins, Christopher Hitchens, Daniel Dennet y Sam Harris, que apelan a la razón científica para desprestigiar e incluso despreciar la fe y la religión. La concepción de la ciencia que emerge de sus escritos es una visión positivista que teóricamente está desfasada, dijo, y, sin embargo, sigue presente en ellos y en otros científicos. Además, continuó, su concepción antropológica es extraordinariamente simple y prescinde de la dimensión simbólica, al tiempo que tienen una visión excesivamente optimista de la ciencia, que no reconoce sus límites internos, ampliamente aceptados por otros autores.

Al terminar su exposición, la Directora de la cátedra se permitió realizar una conclusión crítica en la que se preguntó: "¿Ateos de qué Dios?". Cañón planteó la posibilidad, más bien certeza, de que ni los teólogos ni los creyentes se reconozcan en el Dios que dibuja el nuevo ateísmo. Además, hizo un llamamiento a los creyentes, y en especial a los científicos, para que den razón de su fe con argumentos plausibles, demostrando en su vida que "ciencia y fe hermanan bien".
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