El Rector de Comillas inauguró las IX Jornadas de Teología "Matrimonio y familia: atención y cuidado"
Como experto en moral, el Rector aprovechó la ocasión para realizar un acercamiento desde esta materia. "En síntesis, lo que la Teología Moral y la Doctrina Social de la Iglesia dicen es que el matrimonio, libremente contraído, único e indisoluble, es la base de la familia -dijo-. No por ello hay que obviar que las dificultades de la realidad familiar son múltiples, fruto no sólo del pecado de los dos cónyuges, sino de la finitud de la persona". Recordó también las palabras de Benedicto XVI, en el encuentro mundial de la familia celebrado en Valencia, en las que afirmaba que la familia es una institución intermedia entre el individuo y la sociedad, y nada la puede suplir.
La familia es el lugar natural y el instrumento más eficaz de humanización y personificación de la sociedad, de ella brotan los valores que debemos aprender, continuó diciendo. Recordó que esta institución no es sólo sujeto de derechos, sino también de deberes, de los hijos hacia los padres y de los padres hacia los hijos. Algo a lo que la doctrina presta especial atención y que "necesita nuestra sociedad, que a menudo se olvida de la importancia de los deberes".
El Decano de Teología, Gabino Uríbarri, explicó que la facultad se ha centrado en esta ocasión "en un tema de enorme relevancia eclesial y social", que ha sido objeto de un reciente documento de la Conferencia Episcopal Española, y que también es un asunto de gran importancia para el magisterio pontificio y la actividad pastoral del Papa. Además, la familia es una de las prioridades de la Compañía de Jesús en España, dijo, lo que en Comillas se plasma, entre otros aspectos, a través del Instituto Universitario de la Familia, que interviene y colabora activamente en las jornadas.
"Asumiendo todas estas preocupaciones, las jornadas pretenden acercarse a la multifacética realidad de la familia de un modo interdisciplinar, con una fuerte presencia de la teología y de los aspectos pastorales que pueden ayudar a las familias, aportando herramientas para su consolidación en unos momentos donde ya es un tópico hablar de la crisis de la familia", concluyó. El objetivo es "iluminar teológicamente de un modo general a la familia, para incidir en la práctica".
Elisa Esteve, profesora de la Facultad de Teología, fue la encargada de impartir la conferencia inaugural, "La familia en el cristianismo primitivo. Lecciones e impulsos para hoy". Con su ponencia se propuso ahondar en la experiencia creyente que nace y crece en el interior de los grupos familiares, "un modo peculiar, sorprendente y contracultural de vida, la familia como ámbito específico de crecimiento y transmisión en la fe". Basándose en textos de los cuatro primeros siglos, en general prescriptivos y que reflejan el ideal, expuso cómo padres y madres fueron para sus hijos los primeros predicadores de la fe, con la palabra y el ejemplo.
Para los primeros cristianos las vinculaciones entre familia y religión eran especialmente fuertes y el papel de la religión doméstica fue fundamental para reglar el comportamiento de cada persona. La familia era el ámbito de educación y transmisión de la fe y de la lectura de los documentos se desprende el amplio consenso existente sobre la importancia de la educación desde la edad más temprana, cuando es posible moldear la conducta. También existen testimonios de la obligación de educar cristianamente a los hijos, una educación en la fe, en contenidos, pero también para la adquisición de una conducta apropiada al Evangelio y en la obediencia.
San Juan Crisóstomo aseguraba que la tarea educativa de padres y madres consiste en moldear a sus hijos para que cada vez sean más imagen de Dios. De hecho, se critica fuertemente a los padres por la negligencia en asumir la educación de sus hijos. "Los padres no se salvan porque sean justos a nivel individual, sino por la virtud de aquellos de quienes son responsables", añadió Esteve.
Concluyó su exposición la ponente planteando las lecciones e impulsos para la actualidad, que se pueden extraer de la experiencia de entonces. Hoy estamos ante enormes desafíos, dijo, pero "una mirada a los primeros cristianos es sugerente e iluminadora". A su juicio, se necesitan hombres y mujeres, familias, que con sus palabras y obras sean brújulas que indiquen el camino hacia la verdad de la vida. Insistió en el deber de los padres en educar a sus hijos y la importancia de fortalecer la familia como un ámbito en el que transmitir y cultivar la fe. "No se trata de repetir de manera arqueológica, sino de repensar de manera creativa", advirtió.