"Papa y Jefe de Estado, a la vez, son ideas difíciles de digerir" Aradillas: "Al nuevo Nuncio le será de provecho tener clara conciencia de que la Iglesia en España ya no es lo que había sido"
"¡Bienvenido el nuevo Nuncio, pero siempre y cuando, su figura, sus consejeros y consejos, disten mucho de los que encarnara su antecesor…!"
"Los últimos diez años de obispos “fratinianos”, es decir, 'rouconianos' seleccionados en España con la falaz, o más que dudosa, intervención del Espíritu Santo, han anclado a la Iglesia"
Por fin tenemos ya Nuncio de SS. en España –que no “Nuncia”, por ahora, aunque todo se andará con el tiempo-, y ante noticia de tal relevancia en la Iglesia, a cualquier cristiano le es permitido, redactar las reflexiones correspondientes. Estas y otras más mejorarán el contenido de la valija diplomática, a punto de preparación, con la que efectuará su venida y presentación ante las autoridades políticas y eclesiásticas, nada menos que desde su privilegiada condición, y en calidad de Decano del colectivo de embajadores.
De entre las recomendaciones que comparten una gran mayoría de católicos españoles, destaca la de que, -¡por todos los santos y santas del cielo!-, prescinda de cuanto hicieron y hacen presente a su antecesor en el cargo, el frustrado cardenal Fratini. Tales recuerdos se instalan todavía en ámbitos civiles y eclesiásticos, con pruebas tan claras, como las protestas políticas, a la vez que su defenestración pontificia, cumplidos los diez años de estancia en el palacio de la Nunciatura en España.
Recomendación singularmente operativa es la de que eche en olvido y destruya cualquier proyecto o ante-proyecto de “terna” para presentarla a la Curia Romana, relacionada con los “episcopables” para las diócesis o archidiócesis que necesitan renovación de sus titulares, por fallecimiento o por haber cumplido con creces los 75 años de edad para su jubilación canónica.
Los últimos diez años de obispos “fratinianos”, es decir, “rouconianos” seleccionados en España con la falaz, o más que dudosa, intervención del Espíritu Santo, han anclado a la Iglesia, reenviándola inmisericordemente a tiempos “pre” o “anti” conciliares y, en ocasiones, hasta medievales o renacentistas.
Como, además de falta de curas, la Iglesia española padece la necesidad de “episcopables”, es de urgencia completar la valija diplomática del nuevo Nuncio con programas de incorporación de nombres procedentes del clero, sobre todo, hispanoamericano, para que ocupen las “sedes vacantes” o en vías de serlo. Son muchas las ventajas religiosas que les proporcionarían a los españoles los obispos nacidos, “vividos” y pastoreados en tierras y en circunstancias de “más allá de los mares”, cuyos antecesores fueran bautizados y evangelizados por misioneros españoles.
Recomendación oportuna “franciscana” será la de que el Nuncio incluya también en su anteproyecto de renovación diocesana a “episcopables” de procedencia alemana o suiza, cuyos miembros, junto con movimientos de seglares –ellos y ellas- se hacen noticias en los medios de comunicación social. Aunque se dé la impresión, interesada a veces, de que estén al borde de la ruptura con la Iglesia, es precisamente el amor y el respeto a la misma, junto con su integración y compromiso con el mundo actual, lo que les insta a adoptar decisiones que a ciertos timoratos y perezosos les puedan parecer inconvenientes, chocantes y hasta heréticas. Al Nuncio, y a la sociedad en general, les será de provecho tener clara conciencia de que la Iglesia en España ya no es lo que había sido antes, imperante el Nacional Catolicismo, y años más tarde, aún vigente ya el Concilio Vaticano II. A este, por sinrazones puramente “fratinianas”, se les cerraron no pocas puertas y ventanas de la reforma eclesial.
Como penúltima recomendación con destino a la valija diplomática del nuevo Nuncio, acentúo la necesidad que él tendrá que asumir –y explicar- la falta de comprensión de parte del pueblo y del Estado españoles, y ya hasta de su clerecía, de no comprender la situación real de los Estados Pontificios, como régimen estatal. Papa y Jefe de Estado, a la vez, son ideas difíciles de digerir en la historia actual de los pueblos y naciones. También lo es el hecho “sacrosanto” de la descalificación y anatema del término y del ejercicio democrático dentro de la Iglesia… Al pueblo de Dios se le adoctrinará, enseñándole a votar, como parte integrante de fe cristiana y de convivencia cívica.
¡Bienvenido el nuevo Nuncio, pero siempre y cuando, su figura, sus consejeros y consejos, disten mucho de los que encarnara su antecesor…! Posiblemente que uno de los primeros gestos más significativos que ayudarían a a pensar que su pedigrí es ya, o aspira a ser, sinodal, sería la aceptación “ipso facto” de la renuncia, - destitución- del actual abad de Monserrat, y no precisamente por comportamientos y motivos políticos…