Dos años después de haber sido nombrados por Francisco, y antes del proceso sinodal La Comisión vaticana sobre las diaconisas arranca (por fin) sus trabajos en septiembre
De los 10 miembros, cinco son mujeres. Y divididos, prácticamente a la mitad, entre los que se muestran a favor del diaconado femenino, y los que están en contra. Sólo hay un español, Santiago del Cura
El mayor problema no reside en el reconocimiento del diaconado femenino en la historia de la Iglesia, sino en si se puede reinstaurar hoy. Los más críticos niegan un valor sacramental, pues aseguran que no estaban ordenadas y que sólo realizaban tareas de ayuda. Otros, en cambio, creen que su papel en las primeras comunidades era similar al de los diáconos
Dos años después, parece que, por fin, la comisión para el estudio del diaconado femenino comenzará a reunirse a mediados de septiembre. Tal y como apunta The Tablet, el encuentro se produce justo antes del lanzamiento de un proceso sinodal, con tres fases (local, nacional y mundial), que pretende abordar todos los retos de la Iglesia para el futuro. La cuestión de la mujer, sin duda, está en el orden del día.
Los trabajos de la comisión se pospusieron a causa de la pandemia y, a diferencia de otras instancias, el grupo no se reunió on line. Será presencial, y será el 13 de septiembre, bajo la presidencia del cardenal Petrocchi, arzobispo de L’Aquila y muy cercano a la renovación postulada por Francisco. El secretario será Denis Dupont-Fauville, oficial de Doctrina de la Fe.
Entre los miembros, el sacerdote y teólogo español Santiago del Cura Elena, que estará acompañado por Catherine Brown Tkacz (Ucrania); Dominic Cerrato (EE. UU.), Caroline Farey (Gran Bretaña), Barbara Hallensleben (Suiza), Manfred Hauke (Suiza), James Keating (EE. UU.), Angelo Lameri (Italia), Rosalba Manes (Italia) y Anne-Marie Pelletier (Francia). De los 10 miembros, cinco son mujeres. Y divididos, prácticamente a la mitad, entre los que se muestran a favor del diaconado femenino, y los que están en contra.
El mayor problema no reside en el reconocimiento del diaconado femenino en la historia de la Iglesia, sino en si se puede reinstaurar hoy. Los más críticos niegan un valor sacramental, pues aseguran que no estaban ordenadas y que sólo realizaban tareas de ayuda. Otros, en cambio, creen que su papel en las primeras comunidades era similar al de los diáconos.
¿Puerta abierta al sacerdocio femenino?
Otro de los puntos polémicos es si la ordenación de diaconisas supondría una puerta abierta para el sacerdocio femenino, algo que nadie plantea por el momento, pero que sin lugar a dudas sería una cuestión a abordar si se quiere hablar, realmente, de igualdad en la Iglesia.
Tras la petición formal, formulada en el Sínodo de la Amazonía, para avanzar en el ministerio de la mujer, Francisco introdujo cambios en la legislación eclesiástica para permitir que las mujeres sean instituidas formalmente en las funciones de lector (lector) y acólito (servidor), al tiempo que estableció el ministerio de catequista, que estará abierto a hombres y mujeres. Pequeños cambios, pero que auguran un camino que no debería tener marcha atrás.
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