Entrevista al nuevo director de La Civiltà Cattolica Nuno da Silva Gonçalves: "Estamos y queremos estar al servicio de una Iglesia que estimule y respete a quienes buscan sinceramente la verdad"
"Estamos en un mundo dividido, herido y necesitado de sanación, paz y reconciliación. En este mundo -y no en un mundo ideal- La Civiltà Cattolica se compromete a difundir un mensaje de esperanza, basado en una lectura profunda de la realidad que nos rodea y en el deseo de aportar una contribución a la solución de los problemas a los que se enfrenta la humanidad"
"Nuestro compromiso no está en función de la "supervivencia". Nuestra perspectiva es la de una revista viva que, utilizando diferentes canales de comunicación, incluidos los digitales, quiere hablar a todo el mundo. Por ello, estamos atentos al mundo y a sus complejas problemáticas y apostamos por el conocimiento y el diálogo con las culturas actuales"
"Antonio Spadaro, que dirigió la revista durante unos buenos doce años, es el principal responsable del impulso innovador del que hemos sido testigos, y aprovecho la ocasión para expresarle mi gratitud por haberse atrevido a abrir nuevas vías a nuevos lectores"
"Antonio Spadaro, que dirigió la revista durante unos buenos doce años, es el principal responsable del impulso innovador del que hemos sido testigos, y aprovecho la ocasión para expresarle mi gratitud por haberse atrevido a abrir nuevas vías a nuevos lectores"
"Estamos y queremos estar al servicio de una Iglesia que estimule y respete a quienes buscan sinceramente la verdad, que para nosotros es Cristo mismo, vivo y presente entre nosotros. Creo que estos son los valores y criterios que nos indica el Papa Francisco". El padre Nuno da Silva Gonçalves asumió, hace unas semanas, el cargo de director de La Civiltà Cattolica, la histórica revista de la Compañía de Jesús, con más de 170 años de historia.
Gonçalves sustituye a Antonio Spdaro, que dirigió la revista durante doce años, y que "es el principal responsable del impulso innovador del que hemos sido testigos" y, en esta conversación con RD, nos habla de los retos de la publicación, de la Compañía de Jesús y de la Iglesia. Hablamos con él.
¿Cómo asume la dirección de una revista como La Civiltà, con más de 170 años de historia?
Asumo la dirección de La Civiltà Cattolica consciente de la responsabilidad que me confía el Superior General de la Compañía de Jesús, de quien depende directamente la revista. Al iniciar esta tarea, mi pensamiento se dirige en primer lugar a nuestros suscriptores y lectores, a quienes agradezco su confianza y apoyo. El "Colegio de Escritores", con su insustituible papel en la orientación de la revista, los autores, el personal administrativo y el director están a su servicio.
¿Cómo supo de su elección? ¿Cómo definiría la revista?
La posibilidad de mi nombramiento me fue comunicada por el Delegado del Superior General de la Compañía de Jesús para las casas y obras interprovinciales en Roma. Era el comienzo del verano de 2022, cuando mi mandato como Rector de la Pontificia Universidad Gregoriana tocaba a su fin. Era muy consciente de que se trataba de una misión difícil; la acepté con la misma confianza con la que he aceptado otras misiones que me han pedido los superiores de la Compañía de Jesús. Como jesuita, pienso que las misiones no nos pertenecen; nos son confiadas y todos estamos al servicio de la misión de Cristo.
Como escribí en el editorial del primer número que salió bajo mi responsabilidad, estamos en un mundo dividido, herido y necesitado de sanación, paz y reconciliación. En este mundo -y no en un mundo ideal- La Civiltà Cattolica se compromete a difundir un mensaje de esperanza, basado en una lectura profunda de la realidad que nos rodea y en el deseo de aportar una contribución a la solución de los problemas a los que se enfrenta la humanidad. En el mismo editorial, escribí que "forma parte de nuestra misión mirar lejos y tener el coraje de los horizontes amplios, sin dejarnos perder por las incertidumbres del mundo en que vivimos. Nuestra mirada es la de la catolicidad y, por tanto, la de la universalidad". Si es cierto que nuestra mirada es, en cierto sentido, "romana", no es menos cierto que esta característica nos ofrece un amplio punto de vista y la oportunidad de un fructífero encuentro entre "centro" y "periferias". Signo de este fructífero encuentro es la internacionalidad, la diversidad lingüística y la presencia en el mundo digital con que La Civiltà Cattolica se ha enriquecido en los últimos años.
¿Cuáles son sus objetivos?
Siempre tengo en mente a los lectores de la revista, que forman una comunidad con la que deseamos estrechar lazos, profundizando en el conocimiento mutuo. Por ello, próximamente enviaremos a los suscriptores un cuestionario para recabar sus opiniones. A continuación, retomo lo que escribí en el editorial ya mencionado: queremos ser "una revista fiel a su historia, atenta a los problemas de nuestro tiempo y abierta al futuro". Esto significa que seguiremos haciendo una lectura cristiana de la sociedad contemporánea, en sintonía fiel y creativa con las posiciones del Romano Pontífice y de la Santa Sede". Al mismo tiempo, es importante que la revista siga sirviendo de puente entre las culturas contemporáneas y el pensamiento cristiano.
¿Cómo sobrevive una revista seria y profunda en época del tuit, las fake news y lo instantáneo?
Nuestro compromiso no está en función de la "supervivencia". Nuestra perspectiva es la de una revista viva que, utilizando diferentes canales de comunicación, incluidos los digitales, quiere hablar a todo el mundo. Por ello, estamos atentos al mundo y a sus complejas problemáticas y apostamos por el conocimiento y el diálogo con las culturas actuales. Además, haciendo nuestras las preferencias apostólicas de la Compañía de Jesús, estamos al servicio de una Iglesia que muestra el camino a Dios y anuncia el Evangelio; una Iglesia que camina con los pobres y marginados y acompaña a los jóvenes en la creación de un futuro de esperanza; y por último, pero no menos importante, estamos al servicio de una Iglesia deseosa de colaborar con todos en el cuidado de la casa común.
¿Cómo se compagina la independencia de la revista con la supervisión de Secretaría de Estado?
La "supervisión" a la que se refiere es más bien una relación de colaboración. Esta colaboración está en función de la calidad de los textos y de la exactitud de la información y los contenidos que ofrecemos a nuestros lectores. Por otro lado, esta colaboración no anula en absoluto nuestra responsabilidad editorial sobre los textos que publicamos. La colaboración con la Secretaría de Estado sirve para garantizar que lo que publicamos no contradice el magisterio pontificio y las posiciones de la Santa Sede.
El padre Spadaro proyectó a la Civiltá en estos últimos años. ¿Cómo suplir su ausencia?
P. Antonio Spadaro, que dirigió la revista durante unos buenos doce años, es el principal responsable del impulso innovador del que hemos sido testigos, y aprovecho la ocasión para expresarle mi gratitud por haberse atrevido a abrir nuevas vías a nuevos lectores. Ahora, como es habitual en la Compañía de Jesús -donde sólo el Superior General es elegido de por vida-, la responsabilidad se confía a otro. Soy consciente de la necesidad de esta responsabilidad. Sin embargo, es compartida con el Colegio de Redactores, que es el principal órgano de decisión de la revista. A pesar del encargo que tendrá en la Curia romana, espero que el P. Spadaro pueda seguir escribiendo y colaborando con la revista.
¿La defensa de las reformas de Francisco seguirá siendo una de las claves de la revista?
Civiltà Cattolica tiene una historia de cercanía a los papas; en el pasado, esta cercanía se ha manifestado también en tonos muy apologéticos. Ahora, colaboramos sinceramente con el Papa Francisco, ayudándole a poner en práctica lo que él indica a la Iglesia de nuestros días como valores y criterios para vivir. No se trata de "defender", sino de estar en comunión con el sucesor de Pedro; una comunión que se hace visible en nuestro trabajo diario. Como escribí en el editorial, que vuelvo a citar, "estamos al servicio de una Iglesia capaz de acompañar a los decepcionados, a los incomprendidos, a los que se sienten excluidos, a los más pobres, a los que necesitan ser escuchados y consolados. Estamos al servicio de una Iglesia valiente, fuerte en sus convicciones y alegre al presentarlas; al mismo tiempo, una Iglesia humilde, consciente de sus propias limitaciones, capaz de reconocer las riquezas de los demás y disponible para escuchar y establecer canales de encuentro y comunicación. Estamos y queremos estar al servicio de una Iglesia que estimule y respete a quienes buscan sinceramente la verdad, que para nosotros es Cristo mismo, vivo y presente entre nosotros. Creo que estos son los valores y criterios que nos indica el Papa Francisco.
¿Le ha dicho algo el Papa sobre este nuevo cometido?
Tuve la alegría de ser recibido por el Papa Francisco el 12 de octubre y le agradezco que nos haya alentado a mí y al Colegio de Escritores en el trabajo que realizamos. Y también me siento animado, viendo que el Sínodo de los Obispos nos invita a caminar juntos, encontrándonos en lo mucho que tenemos en común y que nos une, sabiendo que escucharnos y compartir la esperanza nos enriquece y nos lleva a vivir y testimoniar con alegría el Evangelio que hemos recibido.