Aboga por el "consenso" y "recurrir a la votación como último e indeseado recurso" Grech frena el clamor 'democrático' del sínodo: "Corremos el riesgo de transformar la Asamblea en un parlamento, introduciendo en la Iglesia la lógica de la mayoría y la minoría"
¿No bastaría con prever objeciones razonadas al texto, quizá firmadas por un número adecuado de miembros de la Asamblea, resueltas con un debate adicional, y recurrir a la votación como último e indeseado recurso?"
"En ningún caso el Documento Preparatorio y el Vademécum quieren preestablecer las condiciones del camino o dictar la ruta, obligando a la Iglesia a seguir un camino establecido de antemano. Por eso he hablado de señales, no de carreteras"
"¿Qué pasaría si, en lugar de terminar la asamblea entregando el documento final al Santo Padre, diéramos otro paso, el de devolver las conclusiones de la asamblea sinodal a las Iglesias particulares de las que partió todo el proceso sinodal?"
"¿Qué pasaría si, en lugar de terminar la asamblea entregando el documento final al Santo Padre, diéramos otro paso, el de devolver las conclusiones de la asamblea sinodal a las Iglesias particulares de las que partió todo el proceso sinodal?"
Tras los sueños, el 'baño' con la realidad. El cardenal Grech, secretario general del Sínodo, puso el foco en el significado del "proceso sinodal", que son "señales, no carreteras". "En esta dinámica eclesial se injerta fácilmente la tentación de resolver la escucha a través de dinámicas democráticas; sobre todo para dar al voto un valor que corre el riesgo de transformar la Asamblea sinodal en un parlamento, introduciendo en la Iglesia la lógica de la mayoría y la minoría".
"Aunque soy consciente de que incluso en el Consejo el consenso de la asamblea se mide por el voto, me pregunto y os pregunto si no deberíamos reflexionar sobre este punto, para encontrar otras soluciones para verificar el consenso", planteó el maltés, quien se mostró ciertamente molesto por la insistencia del voto con la que se encuentra en los encuentros presinodales. "¿Es tan imposible imaginar, por ejemplo, el recurso a la votación del Documento Final y de sus números individuales sólo cuando el consenso no es seguro? ¿No bastaría con prever objeciones razonadas al texto, quizá firmadas por un número adecuado de miembros de la Asamblea, resueltas con un debate adicional, y recurrir a la votación como último e indeseado recurso?".
Eso sí, aclaró que estas son "preguntas, no para dar una solución, sino para señalar un problema sobre el que debemos reflexionar cuidadosamente".
Una Iglesia de la escucha
Durante su intervención, Grech ofreció una "primera evaluación" de la sesión inaugural, así como "ampliar la mirada a lo que queda por hacer, para que el itinerario sinodal sea hasta el final una experiencia de ese "caminar juntos" del santo Pueblo de Dios, que constituye el más bello ejercicio de una Iglesia sinodal".
"Si la Iglesia sinodal "es una Iglesia de la escucha", ¿cómo podría haber un ejercicio pleno de la sinodalidad sin escuchar al Santo Pueblo de Dios?", indicó, apuntando el itinerario del proceso, que no es "decorativa e innecesaria". Las tres fases son fundamentales para entender el camino sinodal, insistió.
Tras agradecer a todos los que han creado "las condiciones necesarias para hacer posible el inicio de la primera fase del camino", Grech mostró su "alegría de ver a la Iglesia que no sólo reconoce la doctrina del Concilio sobre la Iglesia como Pueblo de Dios, sino que está dispuesta a vivir el dinamismo que la califica desde dentro -ser el Pueblo de Dios caminando hacia la realización del Reino-".
Señales, y no carreteras
"En ningún caso el Documento Preparatorio y el Vademécum quieren preestablecer las condiciones del camino o dictar la ruta, obligando a la Iglesia a seguir un camino establecido de antemano. Por eso he hablado de señales, no de carreteras", aclaró el cardenal. "Una vez construida, la carretera obliga a seguir el camino de quienes la recorren. Si esa hubiera sido nuestra intención, habríamos pretendido obligar al Espíritu, que en cambio guía a la Iglesia como él quiere. Somos nosotros los que debemos obedecer al Espíritu, y no a la inversa"
Siguiendo la imagen, "más que construir una carretera, hemos redescubierto caminos, itinerarios, o para mí, como hombre de mar, las rutas que la Iglesia ya ha recorrido a lo largo de los siglos, como atestigua la Tradición". Porque "la sinodalidad no es algo que inventemos: es un don y una dimensión de la Iglesia-Pueblo de Dios que el Espíritu nos hace redescubrir y experimentar".
Un documento 'final' que vuelva a las diócesis antes de la aprobación papal
"Para que el proceso sinodal sea verdadero; para que, en otras palabras, no haya -o sean mínimos- los riesgos de preestablecer un resultado, debemos garantizar la libertad no sólo en el Espíritu, sino del Espíritu", pidió el prelado, quien indicó que "la Iglesia es sinodal porque el Espíritu de Cristo guía a la Iglesia en su camino hacia la patria. La Iglesia es sinodal porque los que caminan -el pueblo santo de Dios- obedecen al Espíritu que los guía".
Sobre la recepción del Sínodo, Grech se preguntó: "¿Qué pasaría si, en lugar de terminar la asamblea entregando el documento final al Santo Padre, diéramos otro paso, el de devolver las conclusiones de la asamblea sinodal a las Iglesias particulares de las que partió todo el proceso sinodal?". En este caso, subrayó, "el documento final llegaría al Obispo de Roma, que siempre ha sido reconocido por todos como el que emite los decretos establecidos por los Concilios y sínodos, ya acompañados por el consenso de todas las Iglesias. Además, el consenso sobre el documento no podría limitarse sólo al placet del obispo, sino que podría extenderse al pueblo de Dios convocado por él de nuevo para cerrar el proceso sinodal abierto el 17 de octubre de 2021".
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