Mauro Gambetti: "Entender con el corazón" Jubileo de los presos en San Pedro: Los capellanes reciben las "Lámparas de la esperanza"

Cardenal Mauro Gambetti
Cardenal Mauro Gambetti

El cardenal Mauro Gambetti, arcipreste de la Basílica de San Pedro bendijo los frascos realizados por los internos de la cárcel de Salerno, Italia

En su homilía, el Purpurado invitó a "comprender con el corazón" a los detenidos que afrontan "las noches de la existencia"

(Vatican News).- “Entender con el corazón” para acompañar a quienes enfrentan las tormentas y las “noches de la existencia”. Una oscuridad metafórica que a menudo se materializa en los silencios profundos de las celdas de quienes viven encerrados en una cárcel, para ser iluminados con la “luz” del Año Santo.

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Con estos auspicios se ha inaugurado el "Jubileo de la esperanza en las cárceles italianas", con la celebración presidida la mañana de este jueves, 9 de enero, en la Basílica de San Pedro por el cardenal arcipreste Mauro Gambetti, en presencia del Inspector General de los capellanes de las Instituciones Penitenciarias de Italia, Don Raffaele Grimaldi, junto a otros quince delegados regionales y algunos miembros de la comisión para el Jubileo de los presos.

Los capellanes y las Lámparas de la Esperanza

Las lámparas fabricadas por los detenidos de Salerno

Durante el rito, el cardenal Gambetti bendijo las "Lámparas de la esperanza", recipientes de cerámica que llevan el símbolo del Jubileo 2025, realizados por los internos de la cárcel de Salerno, Italia. Símbolos de luz y renacimiento, el cardenal Gambetti los entregó a los delegados regionales, quienes los llevarán a todas las instituciones penales durante este mes de enero. La celebración fue precedida este miércoles por la presentación de las actividades del “Jubileo de la esperanza en las cárceles” en el centro penitenciario Regina Coeli de Roma, con la participación de numerosas autoridades civiles.

Afrontar situaciones que “no queríamos”

En su homilía, el cardenal Arcipreste ofreció una reflexión inspirada en el pasaje del Evangelio de Marcos en el que Jesús alcanza a sus discípulos caminando sobre las aguas. En particular, se centró en el verbo utilizado al inicio del Evangelio: Jesús «ordenó a sus discípulos que subieran a la barca», mientras él subía al monte a orar. Una “fuerza”, para aquellos que, probablemente, habrían querido detenerse y “disfrutar del éxito” de la anterior multiplicación de los panes y los peces. “A todos nos pasa esto”, explicó el Purpurado, “cuando nos vemos obligados a afrontar situaciones de la vida que no queríamos”. Las figuras de los discípulos se comparan luego, volviendo a nuestros días, con las de las personas recluidas en las cárceles de todo el mundo. Experimentan «un sentimiento de coacción, de opresión», que los capellanes de las diversas instituciones penitenciarias tienen la tarea de aliviar, asumiendo – cerrando el círculo de la metáfora – el papel de Jesús.

"Hay que explorar toda la gama de sentimientos"

Luego, el cardenal Gambetti reflexionó sobre la situación de los discípulos, obligados a subir a una barca en medio del mar, agitado también por el viento. "No pueden hacer nada más que intentar avanzar hacia un refugio seguro que todavía parece lejano". Una condición, la de navegar contra el viento, que se refleja en las limitaciones a las que se ven sometidos muchos presos. Una concentración de “fragilidad y cansancio” que te pone “contra la pared”, obligándote a “asumir lo que eres y lo que llevas en el corazón”.

Entre los sentimientos predominantes en el corazón de los presos se encuentra el "miedo" al futuro. Sin embargo, reiteró el Purpurado, "hay que explorar toda la gama de los sentimientos" y esto mientras el mismo Jesús aparece lejos, "en el monte orando". El cardenal franciscano presente constató al respecto el corazón "endurecido" de los seguidores de Jesús de aquella época, que todavía "no habían comprendido el milagro de los panes". Un episodio que representa un “punto de inflexión” crucial en el Evangelio de Marcos. “A partir de este punto, insistirá en la comprensión, y en la comprensión con el corazón”. Un “horizonte” en el que todo aquel que presta un servicio – no sólo a personas en prisión sino “a cualquiera” – debe fijar su mirada.

El Arcipreste de la Básilica de san Pedro y los capellanes

"Tiempo" y "estímulos" culturales y psicológicos

Un “camino” que “la Providencia nos invita a recorrer”, especialmente “en este momento desconcertante y difícil”. Recordando la reciente encíclica del Papa Francisco, Dilexit nos, el cardenal Arcipreste ha invitado por tanto a "volver al corazón" y a "comprender de nuevo con el corazón", como "sede de la inteligencia, de la voluntad y de los afectos", representando así la totalidad de la persona. Una exhortación que se hace aún más necesaria para cuantos están llamados a tratar con los detenidos, «que sólo pueden encontrar la libertad si llegan a lo más profundo de sí mismos». Así, decía el cardenal Gambetti, atravesaremos “las noches de la existencia”. Para ello se necesita “tiempo”, pero también una variedad de “estímulos” que van desde los culturales hasta los psicológicos. El resultado final y deseado es que el "corazón" de los reclusos se revele a la persona".

Derretir los corazones, dominando “los poderes que los mueven”

Finalmente, el cardenal Gambetti invitó a los capellanes a "imitar a Jesús en la oración", a "ponerse en su lugar" y dejar actuar "el Espíritu del Padre". Para derretir los corazones, añadió, "hasta el punto de dominar los poderes" que los agitan. “Sólo si Jesús descansa en nuestros corazones seremos portadores de paz y de luz”. Éste, concluyó el cardenal, es "el secreto contenido" en el milagro de los panes y los peces "que los discípulos no habían comprendido".

La Lámpara de la Esperanza

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