Más de 250.000 personas acudieron a dar el último adiós a Francisco La basílica de San Pedro, de nuevo capital del mundo, cierra sus puertas tras una multitudinaria capilla ardiente de 72 horas

La plaza vacía
La plaza vacía Flama

Mientras tanto, colas en la basílica, colas en la Sala Stampa para acreditar a los periodistas que llegan, colas en las paradas de los autocares que llevan al Vaticano y colas para pisar una plaza de San Pedro que este sábado se custodiará para garantizar la seguridad de líderes mundiales como el presidente americano Donald Trump, el rey Felipe VI o la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen

Entre lágrimas, la Ciudad Eterna cierra sus ojos esta noche antes de despedir al Papa Francisco, una vez se ha cerrado una multitudinaria capilla ardiente, por la que han desfilado más de 250.000 personas, además de los muchos que se quedaron fuera cuando, a partir de las seis de la tarde, se cerraron las colas de entrada a la basílica de San Pedro. Con el rito del cierre del féretro, privada, concluye la víspera del multitudinario funeral que convertirá a Roma, una vez más, en capital del mundo.

Especial Papa Francisco y Cónclave

Una de las imágenes más representativas en las horas previas al funeral del papa Francisco, convertido en el epicentro del mundo este fin de semana, es la combinación por las calles del Vaticano de hábitos religiosos con uniformes de decenas de chicos y chicas que se congregan para vivir un Jubileo de los Adolescentes mantenido en el calendario a pesar de respirar a medio gas. Con los billetes comprados hace semanas para presenciar, por ejemplo, la esperada canonización del joven Carlo Acutis, aplazada hasta la sucesión papal, ellos y ellas también se han sumado a las despedidas recibidas por los restos del Papa en la basílica de San Pedro.

“Quizás será mejor que se eleve a los altares en julio, cuando sea el Jubileo de los Jóvenes”, como dice, sobre uno de los actos que el Papa esperaba vivir con más emoción este Año Santo, el obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull. Como otros representantes diocesanos procedentes de todo el mundo, el de Ciutadella de Menorca tenía este pasado jueves por la tarde vía libre para ver el cuerpo de Francisco sin tener que hacer cola. “Mostraba la cara de bondad con la que felicitó la Pascua a todos los católicos, hace solo cinco días”, describe.

Marea de fieles en San Pedro
Marea de fieles en San Pedro Efe

Francisco, quien “en 1983 estuvo en Mallorca y siempre lo recordaba cuando hablábamos”, añade el obispo, había preparado al milímetro un acontecimiento que durante este 2025 está llevando a miles de peregrinos a atravesar la Puerta Santa de San Pedro; la misma que es atravesada estos días para despedirlo antes de que se retome, con la inminente llegada de un nuevo Papa, el espíritu jubilar que predomina cada 25 años.

Las últimas colas para despedir a Francisco
Las últimas colas para despedir a Francisco Xavier Pete, Agencia Flama

Alegría y tristeza

Un espíritu que este viernes al atardecer continuaba teniendo forma de alegría y, a la vez, de tristeza. “Roma es así”, constataba Florencia [quien recibe este nombre inventado para preservar su intimidad], una mujer en situación de calle, instalada a pocos metros de la columnata de Bernini desde hace un tiempo y que estos días muestra, con orgullo, su teléfono móvil cada vez que alguien se acerca a ella. En él, la fotografía de una de las comidas que cada mes de noviembre el papa Francisco disfrutaba junto a los más desvalidos muestra la cara de satisfacción que tienen tanto ella como el obispo de Roma, que permanece a su lado.

Mientras tanto, colas en la basílica, colas en la Sala Stampa para acreditar a los periodistas que llegan, colas en las paradas de los autocares que llevan al Vaticano y colas para pisar una plaza de San Pedro que este sábado se custodiará para garantizar la seguridad de líderes mundiales como el presidente americano Donald Trump, el rey Felipe VI o la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. "El Papa ha muerto haciendo lío, como quería de nosotros", concluye Florencia, mientras su hábitat ha quedado transformado temporalmente.

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