El 31 de agosto se cumple el décimo aniversario del añorado cardenal de Milán Maris Martini: "Mi hermano, el cardenal Martini, nunca quiso ser Papa"
"¿Lo recuerda en el funeral de Wojtyla, en vísperas del cónclave de 2005? Venía cojeando, apoyado en un palo nudoso. Nunca había visto un bastón así en su vida. Se sentó en San Pedro y lo apoyó frente a él, alardeando ante el mundo tanto como fuera posible. Era su forma de decir: 'No me votéis'"
Ratzinger y Martini "tenían ideas diferentes; pero mi hermano lo consideraba el hombre adecuado para la Iglesia en ese momento"
"A Carluccio no le gustaba el Vaticano, se sentía asfixiado. Las ceremonias le aburrían, las formalidades le molestaban. Llevaba los calcetines rojos del cardenal resoplando"
"A Carluccio no le gustaba el Vaticano, se sentía asfixiado. Las ceremonias le aburrían, las formalidades le molestaban. Llevaba los calcetines rojos del cardenal resoplando"
"En absoluto quería ser Papa". Y estuvo muy cerca de serlo. Lo recuerda, en una entrañable entrevista en el Corriere de la Sera con motivo del próximo décimo aniversario de la muerte del cardenal Carlo Maria Martini, su hermana Maris:
"¿Lo recuerda en el funeral de Wojtyla, en vísperas del cónclave de 2005? Venía cojeando, apoyado en un palo nudoso. Nunca había visto un bastón así en su vida. Se sentó en San Pedro y lo apoyó frente a él, alardeando ante el mundo tanto como fuera posible. Era su forma de decir: 'No me votéis'".
Martini y Ratzinger
Sin embargo, en ese cónclave tuvo al menos 35 votos, "que, dicen, convergieron en Ratzinger. Tenían ideas diferentes; pero mi hermano lo consideraba el hombre adecuado para la Iglesia en ese momento", asegura la hermana del añorado cardenal arzobispo de Milán.
A la pregunta de cómo era la relación entre ellos, Maris Martini, responde: "Cuando le pregunté, después de que Ratzinger se convirtiera en Papa, señaló con el mencionado palo un cajón. Dentro estaba su correspondencia. Solían comparar notas sobre la Biblia, tuteándose estrictamente".
Con los zapatos agujereados ante Juan Pablo II
En cuanto a su relación con Juan Pablo II, "ciertamente, no sentía la misma sintonía que unía a mi hermano con Pablo VI. Sin embargo, fue Wojtyla quien le envió a Milán, a pesar de ser tan diferentes".
Precisamente de aquella ceremonia en que le crearon cardenal, a Maris se le quedó grabada una imagen: "Cuando mi hermano se postró ante el Papa, vi que tenía agujeros en los zapatos. El obispo africano que estaba a su lado los había hecho brillar. A Carluccio no le gustaba el Vaticano, se sentía asfixiado. Las ceremonias le aburrían, las formalidades le molestaban. Llevaba los calcetines rojos del cardenal resoplando".
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