"Cantar ante el altar de Bernini ha sido una auténtica maravilla", celebra el director El coro del pequeño pueblo de Fuentearmegil resonó en la basílica vaticana
Los 20 integrantes de la coral de Fuertearmegil, un pequeño pueblo de la España rural, a buen seguro no olvidarán el domingo 11 de febrero, cuando lograron poner su voz en una misa de la imponente basílica de San Pedro del Vaticano
"Ha sido grandioso y sorprendente. Siempre te dicen que es la iglesia más grande del mundo pero te das cuenta de todo su arte... Cantar ante el altar de Bernini ha sido una auténtica maravilla", celebra el director, mientras busca un sitio para tomar algo con sus emocionados compañeros musicales
| RD/EFE
Los 20 integrantes de la coral de Fuertearmegil, un pequeño pueblo de la España rural, a buen seguro no olvidarán el domingo 11 de febrero, cuando lograron poner su voz en una misa de la imponente basílica de San Pedro del Vaticano.
"Ha sido fantástico, hemos sentido muchísima emoción. No hay palabras, solo lágrimas y abrazos", resumió el director de este coro de vecinos e impulsor de la iniciativa, Héctor Díez.
Este profesor ha conseguido llevar el coro de este pequeño municipio de la provincia de Soria al centro de la cristiandad y poner música a la misa dominical en la basílica vaticana ante un centenar de personas que participaron en la liturgia. El 'recital' tuvo lugar en la 'cabeza' del templo, en su ábside, donde se encuentra la conocida como Cátedra de San Pedro, un trono de madera que la tradición atribuye al Apóstol pescador y custodiado desde el siglo XVII por un gran monumento de bronce de Bernini.
Veinte voces de entre 60 y 81 años
En total son veinte voces, de ocho hombres y doce mujeres de entre 60 y 81 años, todos vestidos de negro, ellos con corbata azul, ellas con una flor del mismo color en la solapa, que se colocaron sobre el gran órgano de la capilla para entonar su repertorio.
Antes de que Díez tomara el control, los integrantes de este coro miraban a su alrededor o levantaban la mirada, constatando con asombro la grandiosidad de la basílica. Después, empezaron el repertorio que tanto han ensayado en su pueblo: primero entonaron el 'Christus Vincit" para después pasar al "Señor, ten piedad" de Luis Alberto Campos.
La coral de Fuentearmegil interpretó para acompañar las Lecturas el "Aleluya" del organista británico William Boyce, en español, y en el ofertorio tocó el "Ay Santa María" del Cancionero de Palacio, una antología de la corte renacentista española. Después, pasaron al "Santo, santo, santo" de John Bacchus Dykes, también traducido al español, y en el momento de la comunión cantaron el "Cerca de ti, Señor" de Juan Antonio Espinosa y Masson. La actuación terminó con la armonización a cuatro voces del "Himno a Nuestra Señora de Lourdes", cuya festividad precisamente tenía lugar ese domingo.
"Grandioso y sorprendente"
"Ha sido grandioso y sorprendente. Siempre te dicen que es la iglesia más grande del mundo pero te das cuenta de todo su arte... Cantar ante el altar de Bernini ha sido una auténtica maravilla", celebra el director, mientras busca un sitio para tomar algo con sus emocionados compañeros musicales.
La idea de cantar en la Santa Sede surgió en la cabeza de Díez en uno de los viajes a Roma que realiza con sus alumnos, por lo que se puso manos a la obra y, moviendo hilos, logró el 'plácet' de la burocracia vaticana y la proeza de llevar a su coro a Roma.
De este modo los veinte vecinos de Fuentearmgil han tenido la posibilidad de conocer la Ciudad Eterna, pues algunos de ellos nunca subieron a un avión ni habían salido de España, pero también han pasado unos días "calentando la voz" en sus templos más históricos.
Díez explica que en las vísperas de esta cita inolvidable, cuando pasaban por una iglesia especial pedían al párroco poder hacer una oración y cantar delante de sus monumentos.
Así, han ensayado frente al "Éxtasis de Santa Teresa", obra cumbre del barroco esculpida por Bernini y custodiada en el templo de Santa María de la Victoria, en la Plaza España o ante el monumental "Moisés" de Miguel Ángel de San Pietro in Vincoli.
Incluso poco antes de entrar a la basílica de San Pedro, para templar la voz y de paso los nervios, los vecinos de Fuentearmegil se detuvieron a los pies del obelisco de la plaza para dar un último repaso, atrayendo la atención de los fieles y turistas que pasaban por el lugar, aprovechando que había dejado de llover.
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