La UISG promueve un texto que llama a "actuar rápidamente para detener el colapso de la biodiversidad" 'Hermanas por el medio ambiente': Religiosas de todo el mundo exigen a la COP27 "integrar las voces de los márgenes"
"Los más vulnerables deben ser integrados como actores principales dentro de los marcos institucionales, asegurando que sus voces sean centrales en el diálogo global para el cambio y no sean relegadas a la defensa periférica y aislada"
"En particular, hay que tener en cuenta las sugerencias de las comunidades indígenas para detener o modificar los proyectos que afectan a sus tierras, y garantizar que la opinión experta de las comunidades forme parte de los esfuerzos para mitigar el cambio climático y el colapso de la biodiversidad"
| Vatican News
La Unión Internacional de Superioras Generales (UISG), que representa a más de 600.000 religiosas que trabajan en el ámbito de la salud, el hambre y el cuidado de los niños, reclama la "integración de las voces de las comunidades marginadas en el debate mundial sobre cuestiones medioambientales". Lo hace a través de la declaración "Hermanas por el medio ambiente: integrar las voces de los márgenes", lanzada oficialmente el jueves desde la sede de la UISG en Lungotevere Tor di Nona 7, Roma, con el apoyo del Fondo de Solidaridad Global (GSF). La presentación de la declaración se retransmitió en directo en el canal oficial de YouTube en cuatro idiomas.
La declaración
"Es necesario escuchar atentamente las voces de los afectados por las catástrofes medioambientales -se afirma en el texto-, tanto para el reconocimiento de su dignidad como seres humanos como, con un enfoque pragmático, para aprender de su resiliencia". Los más vulnerables deben ser integrados como actores principales dentro de los marcos institucionales, asegurando que sus voces sean centrales en el diálogo global para el cambio y no sean relegadas a la defensa periférica y aislada. En particular, hay que tener en cuenta las sugerencias de las comunidades indígenas para detener o modificar los proyectos que afectan a sus tierras, y garantizar que la opinión experta de las comunidades forme parte de los esfuerzos para mitigar el cambio climático y el colapso de la biodiversidad".
Integrar las respuestas al cambio climático
Otros dos puntos clave del documento se refieren a la necesidad de integrar las respuestas al cambio climático y a la pérdida de biodiversidad, reconociendo la naturaleza interconectada de los desafíos ecológicos, y de combinar el cuidado del medio ambiente con el cuidado de las personas más vulnerables, rechazando la visión antropocéntrica "que sustenta los hábitos de consumo más destructivos".
Detener el colapso de la biodiversidad
Dentro de la declaración se hace un llamamiento a "actuar rápidamente para detener el colapso de la biodiversidad, asegurando que, para 2030, al menos la mitad de la Tierra y los océanos se conviertan en áreas protegidas, se restauren los ecosistemas devastados y se reduzcan la dependencia global de los combustibles fósiles". Pero también el llamamiento a "alcanzar un consenso global sobre el Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles, y firmar el acuerdo de un nuevo marco global para la biodiversidad".
Por un lado, la declaración aborda la emergencia actual al identificar la Cop27 sobre el cambio climático y la Cop15 sobre la biodiversidad como oportunidades esenciales para invertir la tendencia que está destruyendo la Tierra. Por otro lado, expresa la visión profundamente arraigada e impulsada por la fe de la conversión ecológica que ha inspirado la misión de las hermanas durante décadas, y que aún continúa en todo el mundo.
Cinco historias
Se han elegido cinco historias para contar el compromiso de las monjas en primera línea para salvaguardar el planeta: la Hna. Anne Carbon, en Filipinas; la Hna. Jyotisha Kannamkal, en la India; la Hna. Nathalie Kangaji, en la República Democrática del Congo; las Hermanas de la Misericordia de las Américas y la Hna. Nathalie Kangaji. Desde trabajar junto a los indígenas Subaanen, amenazados por los proyectos mineros, hasta trabajar para garantizar la educación y el apoyo a las comunidades más vulnerables. Desde la asistencia jurídica para garantizar que las empresas multinacionales del cobalto respeten el medio ambiente y las poblaciones locales, hasta la presión para obtener fondos de apoyo a los países de bajos ingresos para la mitigación y adaptación al cambio climático.
Una experiencia global de activismo
"La esencia de esta declaración se basa en la experiencia global de activismo e incidencia política llevada a cabo con la campaña Sembrando esperanza para el planeta", dijo la hermana Patricia Murray, secretaria ejecutiva de la UISG. "Nacida en 2018, esta campaña se ha convertido en una fuerza motriz dentro del Movimiento Laudato si', promoviendo una multitud de iniciativas y buenas prácticas implementadas por las hermanas y sus partners en respuesta a la carta encíclica del Papa.
Colaboración conjunta
Durante su intervención, la coordinadora de Sembrando Esperanza para el Planeta, la Hna. Sheila Kinsey, ilustró algunos de los resultados conseguidos gracias al trabajo en red: "Hemos colaborado con grupos de conservación de la tierra para preservar las semillas autóctonas, mitigar los daños de la minería, plantar árboles para la reforestación, cultivar huertos comunitarios y proteger la tierra y los derechos de los pueblos indígenas. Centrándose en los problemas del agua, las redes de Sembrando Esperanza para el Planeta han promovido el acceso al agua potable, han sensibilizado al público sobre los problemas de contaminación y escasez de agua, han defendido la legislación para proteger las fuentes de agua dulce, han conseguido pozos y tuberías para las comunidades con acceso limitado al agua potable y han trabajado en proyectos para limpiar los océanos del mundo.
"Como el futuro de nuestro Planeta pende de un hilo, sabemos que para alcanzar el punto de inflexión del cambio es necesario que todas las personas de buena voluntad trabajen juntas por encima de las fronteras y las identidades, dejando de lado las diferencias para defender nuestra casa común". Este es el llamamiento final de la Hermana Patricia Murray, que destaca cómo la declaración encarna este espíritu de cooperación que las hermanas tratan de fomentar, basándose en la colaboración entre las oficinas de la UISG, los socios y los financiadores.