Marko Rupnik (ya sin la sj.), vuelve a Eslovenia. El país natal del artista, y el lugar en el que fundó la Comunidad Loyola, donde supuestamente abusó moral, mental y sexualmente de más de una veintena de mujeres, según las denuncias de varias religiosas y ex religiosas. Y lo hace como sacerdote, incardinándose como diocesano de la diócesis de Koper.
Tal y como ha confirmado Katholisch.de, Rupnik ha sido aceptado en la diócesis eslovena, después de haber sido expulsado de la Compañía de Jesús, encontrándose en una situación no prevista en el Derecho Canónico, sin pertenencia a instituto religioso o diócesis alguna. Algo que se ha reparado con la incardinación en Koper, a unos cien kilómetros de Ljubiana, donde se radica la Comunidad Loyola, centro de los supuestos abusos de los que se acusa al artista.
A partir de ahora, Rupnik es un sacerdote diocesano, adscrito a la sede de Koper, dirigida por Jurij Bizjak,y si nadie dice lo contrario podrá seguir ejerciendo, con total libertad, todos los sacramentos, pues por el momento (y tras la fallida excomunión que apenas estuvo vigente un mes) el artista esloveno no tiene restricciones eclesiásticas, como sí sucedía mientras formaba parte de la Compañía de Jesús. De hecho, una de las razones de su expulsión de los jesuitas fue el incumplimiento de las sanciones, entre las que se encontraba la de ejercer públicamente el sacerdocio.
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