Conclusiones de la reunión del Movimiento de profesionales cristianos el pasado fin de semana Profesionales cristianos: Más humanos para una mayor humanidad
Quienes pasamos por la comisión del movimiento de profesionales cristianos el pasado 24-26 de mayo salimos renovados. Éramos cerca de cuarenta personas de los diversos rincones de nuestra geografía
Recibimos múltiples llamadas: a estar y hacer con los demás desde el cuidado, a fortalecer nuestras comunidades eclesiales, a acompañar procesos de personas que sean líderes positivos, que sean testigos…
Dialogamos con otros movimientos hermanos que también están incorporando el cuidado a sus procesos de evangelización: HOAC, ACG, JEC, y nos ayudó a perfilar el trabajo de nuestro próximo curso
Dialogamos con otros movimientos hermanos que también están incorporando el cuidado a sus procesos de evangelización: HOAC, ACG, JEC, y nos ayudó a perfilar el trabajo de nuestro próximo curso
| Profesionales cristianos
Quizá, en un futuro lejano cuando encuentren nuestros restos nos clasifiquen como una nueva especie de Homo. Puede que lleguemos a compartir vitrina en Burgos con Miguelón, la famosa Pelvis o algún SP aún por determinar.
Éramos cerca de cuarenta personas de los diversos rincones de nuestra geografía: Canarias, Bilbao, Badajoz, Valencia, etc y salimos evolucionados, pero al estilo de los primeros homínidos. Ni nos aumentó ni disminuyó el cráneo, pero algo cambió en nuestra esencia. Conectamos con el cuidado.
Quienes pasamos por la comisión del movimiento de profesionales cristianos el pasado 24-26 de mayo salimos renovados. No sabemos si más o menos Sapiens, pero sí más humanos. Nuestro termómetro particular detectó que nos duele el sinsentido de lo que ocurre en Palestina, los altos índices de suicidio entre la población más joven, las listas de espera en la sanidad pública, nuestras ciudades muchas veces tan poco habitables. No obstante, también registramos que nos alienta la Universidad que no permanece indiferente ante las muertes que asolan nuestro planeta, la directiva de un centro de ocio de mayores que deja la puerta abierta y cede su tiempo a la escucha de sus usuarios, el arquitecto que pone su saber a disposición del disfrute y aprovechamiento de las personas.
El pulgar oponible lo entrenamos en abundancia para degustar la siempre rica comida que nos ofrecieron en la Casa de la Asunción, allá en el barrio de Moncloa. Sin embargo, la bipedestación la ejercitamos más bien poco. Ya el sábado echamos horas en la silla enriqueciéndonos con las interesantes aportaciones de Rafael Narbona, con las experiencias de Belén y Nacho de las diócesis de Zaragoza y Palencia respectivamente, así como con el testimonio de la diócesis de Madrid, que a través de Miguel nos contó cómo se estaban formando en escucha.
Recibimos múltiples llamadas: a estar y hacer con los demás desde el cuidado, a fortalecer nuestras comunidades eclesiales, a acompañar procesos de personas que sean líderes positivos, que sean testigos…Llamadas recibidas no por mero convencimiento ético sino porque como creyentes el horizonte de la resurrección nos trae esperanza y hace que no permitamos que la injusticia tenga la última palabra. No utilizamos “excalibur” ni ningún otro bifaz hecho con cuarcita u otro material.
Dialogamos con otros movimientos hermanos que también están incorporando el cuidado a sus procesos de evangelización. Nos acompañó Maru -presidenta de la HOAC-, Angelines -responsable del sector adulto de la ACG- y Raquel -ecónoma de la JEC- El contraste con ellas nos ayudó a perfilar el trabajo de nuestro próximo curso:
Intuimos que podría resultar interesante al año que viene compartir experiencias de esperanza que superen la queja y hablen de propuesta y denuncia, impulsar espacios de cuidado que ya están funcionando como Justicia y Paz o colegios profesionales. Percibimos que podríamos apoyarnos en el arte para hablar con otros lenguajes de nuestra experiencia de Dios. Constatamos la necesidad de abordar el papel de la mujer en nuestra sociedad y en la Iglesia. Hablamos de salir a la calle, de juntarnos, de participar de las instituciones, de asumir responsabilidades.
La celebración de la Eucaristía así como el tiempo de oración y meditación que nos ofrecieron Julia y Javi nos permitió saborear aquello que nos decía el Evangelio del día: “Sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. Nada nos hace más humanos.
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