"La vida en comunión es una de las mayores profecías que la vida consagrada puede lanzar al mundo occidental" La vida consagrada y la espera-nza

Monjas y monjes
Monjas y monjes

"Creo que el tiempo actual es un tiempo hermoso para la vida consagrada. Vamos oteando el horizonte, intentando leer los signos de los tiempos en esta época tan nueva que vivimos, para discernir la voz de Dios en ellos"

"No se trata de poner al mal tiempo buena cara o encerrarnos en espiritualismos que huelen a escapismo"

"El Señor nos salió al encuentro un día, de mil maneras, y vimos que era la perla preciosa por la que se debía vender todo. Y le seguimos. O mejor, él nos empujó a seguirle"

Siempre me ha sorprendido aquello de que “la vida consagrada no pertenece a la estructura de la Iglesia sino a su santidad” (LG 44). La estructura es aquello por lo que algo se mantiene estable en el tiempo. Si pensamos así, creo que no se puede concebir la Iglesia sin la vida consagrada. Por lo tanto, algo de estructura sí que dará a la Iglesia misma. De hecho, el Papa Francisco ha dicho más de una vez que la Iglesia no se entiende sin la vida consagrada y no puede vivir sin ella.

En general, a los consagrados no nos importa mucho todo esto. Nuestra vida se rige por la vocación y la misión en la Iglesia, pero de una buena teoría suele surgir una buena práctica.

Creo que el tiempo actual es un tiempo hermoso para la vida consagrada. Vamos oteando el horizonte, intentando leer los signos de los tiempos en esta época tan nueva que vivimos, para discernir la voz de Dios en ellos.

‘Informe RD’ con análisis y el Documento Final del Sínodo

Vida consagrada

No se trata de poner al mal tiempo buena cara o encerrarnos en espiritualismos que huelen a escapismo. Creo que los consagrados somos los más conscientes de nuestras propias debilidades e incoherencias. ¡Cada día nos confrontamos con la palabra exigente del evangelio!

Pero aún así la pluriforme acción del Espíritu Santo en la vida consagrada se puede constatar de manera palpable, hoy y siempre. 

El Señor nos salió al encuentro un día, de mil maneras, y vimos que era la perla preciosa por la que se debía vender todo. Y le seguimos. O mejor, él nos empujó a seguirle. Y día tras día, durante todos nuestros días, volvimos a decir “sí”. Nuestro pequeño “sí”, vacilante e inconstante, clavado en el “Sí” de Cristo por la humanidad.  “Por medio de él decimos nuestro Amén a Dios, para gloria suya” (2Co 1,20). 

Y fuimos embarcados a vivir en misión, en tantas realidades como necesidades encontramos. 

Siendo nuestra primera misión, para muchos consagrados, la vida juntos, en comunidad. La vida en comunión, es uno de los mayores dones de la vida religiosa y también uno de los mayores desafíos. El hermano es espejo que te devuelve tu verdadera imagen, por eso nos cuestiona en muchas ocasiones. Y no nos gusta ser cuestionados continuamente. La vida en comunión es una de las mayores profecías que la vida consagrada puede lanzar al mundo occidental, transido de individualismo atroz. Por eso el Maligno pone tanto empeño en sembrar discordia, es su ADN, la desunión. 

Las comunidades de vida consagrada muchas veces reúnen a varias generaciones: desde consagrados muy jóvenes aún en formación a ancianos venerables. Cuando esto se da, se puede ver cómo se une la energía y los cuestionamientos propios de la juventud, con el trabajo y el compromiso de los de edad media, y la sabiduría y el dejarse hacer de los mayores. ¡Qué dichosos quienes podemos verlo! 

La vida consagrada no entiende género. En su esencia, mujeres y hombres consagrados somos iguales, vivimos los mismos valores, nos sentimos interpelados por los mismos retos. Esto también es profecía en un mundo que habla de igualdad pero mantiene diferencias flagrantes.

Monjes de Cardeña
Monjes de Cardeña

En este hoy de la vida consagrada en occidente, vivimos de la Esperanza que es el Espíritu del Resucitado, para ser, a nuestra vez, sembradores de esperanza. No somos para nosotros mismos, para  contar los que somos, para gloriarnos de nuestras fuerzas. Estamos en función de Otro y de todos.  

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