Una magna sinfonía

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¡Feliz miércoles! Vamos a terminar el mes de enero con una magna sinfonía, grande entre las grandes, inmortal. Estoy seguro de que ha aparecido por aquí, posiblemente varias veces, pero creo que ya tocaba que estuviese con nosotros.

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La compuso Ludwig van Beethoven (1770-1827), compositor alemán nacido en Bonn. Se formó desde pequeño con su padre y algunos músicos locales. Fue asistente de su maestro Christian Gottlob Neefe y tocó la viola en varias orquestas haciéndose amigo de Reicha, Simrock y Ries entre otros. Trabajó en la orquesta de la capilla de la corte y entró así en contacto con miembros de la nobleza que terminarían siendo patronos suyos. En 1792 se trasladó a Viena para estudiar con Haydn; luego lo haría con Albrechtsberger y Salieri. En 1794 empezó su carrera como pianista y compositor, gracias a ese patronazgo. En 1800 empezó a notar su sordera que fue intensificándose y ese tiempo coincidió con uno de sus periodos más creativos, que casi se extendió hasta casi el final de sus días.

Vamos a disfrutar, una vez más, su Sinfonía n.º 9 en re menor, op. 125. Fue estrenada en 1824 y fue un rotundo éxito, con un rendido teatro aplaudiendo y Beethoven no siendo capaz de escucharlo por su sordera. Empezó como dos obras separadas (una sinfonía con coro y otra puramente instrumental) que terminó fundiéndolas en una sola, con texto de Friedrich von Schiller (la «Oda a la Alegría») para el final. La composición representa la obra más técnicamente difícil de su tiempo, con algunos pasajes casi imposibles de tocar para los instrumentos de la época. Da voz también a una dualidad presente en su época: el conflicto entre lo clásico y lo romántico, lo viejo y lo nuevo. Hay un avance en cuando al lenguaje armónico de la época clásica y también aparece en la obra lo imperfecto, lo personal y lo extremo del romanticismo.

La partitura de la composición puede descargarse aquí.

La interpretación es de Camilla Nylund (soprano), Ekaterina Gubanova (mezzosoprano), Matthew Polenzani (tenor), Eric Owens (bajo-barítono), el Coro Sinfónico de Chicago y la Orquesta Sinfónica de Chicago dirigida por Riccardo Muti.

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