Misionera en Riobamba denuncia la "pagana" situación eclesiástica de la diocesis ecuatoriana "Monseñor Parrilla es gobernador de la diócesis, no pastor; su soberbia no le deja ser coherente"
"En la actualidad, gran parte del clero de Riobamba desconoce esta historia o trata de ignorarla, porque no le conviene entrar en sintonía ni con Proaño ni con Francisco"
"Respecto a la ministerialidad de los laicos todo ha quedado en nada debido a que no se le propone al laico ningún puesto de responsabilidad ni de decisión"
"Riobamba se ha convertido en una diócesis pagana inundada de bendiciones y entregada a la compra venta de servicios pastorales"
"Con dolor y tristeza debo decir que el Espíritu del Señor hace tiempo que ha volado de Riobamba"
"Poco o nada del mensaje de Francisco ha calado en esta iglesia"
"Riobamba se ha convertido en una diócesis pagana inundada de bendiciones y entregada a la compra venta de servicios pastorales"
"Con dolor y tristeza debo decir que el Espíritu del Señor hace tiempo que ha volado de Riobamba"
"Poco o nada del mensaje de Francisco ha calado en esta iglesia"
"Poco o nada del mensaje de Francisco ha calado en esta iglesia"
| Julia Serrano Fernández, misionera
La iglesia de Riobamba tiene una historia de la que no podemos prescindir, pero, me atrevo a hacer una primera constatación: en la actualidad gran parte del clero diocesano desconoce esta historia o trata de ignorarla, porque no le conviene entrar en sintonía ni con Proaño ni con Francisco.
Mons. Leonidas E. Proaño Villalva, Patriarca de la iglesia latinoamericana, obispo de los indios (como le nombró Juan Pablo II), profeta de los pueblos, terminó su andadura episcopal en la iglesia de Riobamba en 1985, dejándonos un gran legado pastoral, teológico y testimonial, entre otros, el Marco Teórico de la Diócesis de Riobamba, que posteriormente fue asumido por el VI Sínodo Diocesano de la iglesia de Riobamba convocado por su sucesor Mons. Víctor Corral Mantilla.
El mismo prólogo del Sínodo nos lo recuerda: “Mons. Proaño ha marcado la historia de su iglesia, de la cual fue obispo durante treinta y un años, y con ella la historia de la provincia de Chimborazo y la historia de los indígenas, no solo de la región, sino del Ecuador entero.
Fue un hombre sencillo, sincero, firme y constante en sus principios: un cristiano seguidor de Jesucristo, apegado tenazmente al evangelio, un obispo profeta. Rompió esquemas y suscitó el cambio conciliar no solo en las prácticas pastorales, sino en la mente y el corazón de los pobres e indígenas; el cambio que inició y propulsó no quedó sólo en los individuos: llegó hasta un cambio de mentalidad e incluso de estructuras en la iglesia y en el pueblo
Imposible comprender a Proaño y su obra sin la acción del Espíritu, sin la iglesia de los pobres y sin los indígenas”
(VI Sínodo diocesano. Iglesia de Riobamba)
Para la realización del trabajo pastoral, en la diócesis de Riobamba, partimos del conocimiento de la realidad (VI S. R. pág. 84 # 4) como punto de partida y como punto de llegada el Reino de Dios (VI S. R. pág. 85 # 5).
Para ello es necesario sumergirnos en la realidad al estilo de Jesús: “…. Ahí está el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Jn 1,29). ¿Cómo quita Jesús el pecado de la humanidad? Asumiendo la condición humana y ofreciéndose de forma voluntaria para un servicio de amor, luego su donación es un servicio.
El reino de este mundo es contrario al Reino de Dios. Es un reino de guerras, corrupción, ambiciones de poder y de dinero, en definitiva, un reino de muerte. Pero no habrá reinado de Dios sin colaboración humana.
Otra de las premisas que tuvo la iglesia de Riobamba es que la evangelización tiene que inspirarse en la Palabra de Dios, que, por cierto, no se agota en la biblia, porque Dios nos sigue hablando en cada acto, en los acontecimientos históricos, en la recreación de la memoria. Para que seamos creíbles, es imprescindible la fidelidad y el testimonio de vida. El misionero, no debe, sólo, llevar la buena noticia, debe ser buena noticia para la gente.
Otro eje esencial que suele darse en los documentos de la iglesia es la formación de los laicos. Pero, ¿Quién debe formarlos? Sinceramente la propia formación de los presbíteros deja mucho que desear. No puede guiar un ciego a otro ciego (Mt 15,14). Dice un refrán popular que la ignorancia es la más atrevida de las ciencias. Y de eso, aquí, abunda.
Otra cuestión en la que hace hincapié el VI Sínodo de Riobamba es la descentralización de las parroquias. Pues bien, desde hace más o menos ocho años, se viene haciendo todo lo contrario. ¿Saben por qué? Porque el actual obispo Parrilla es gobernador de la diócesis, no pastor. Todo gira en torno a la cabecera parroquial convirtiendo así a la parroquia en un supermercado de bendiciones y sacramentos, lo cual produce buenos réditos al párroco.
Dios da, nunca vende, dice un refrán popular. Pero aquí tenemos un tarifario para misas y sacramentos. Por ejemplo, el año pasado se cobraba en el cementerio a $ 5 (cinco dólares) por responso. Aparte lo que cueste la misa.
A lo que invita el VI Sínodo es a que la parroquia sea comunidad de comunidades, donde cada sujeto asuma su responsabilidad y donde puedan asomar las cuentas claras para el compartir; si no, la parroquia se convierte en hacienda y el párroco en patrón al que todo el mundo le debe pleitesía.
Respecto a la ministerialidad de los laicos todo ha quedado en nada debido a que no se le propone al laico ningún puesto de responsabilidad ni de decisión. No sabemos nada de lo que pasa al interior de esta iglesia (todo es confidencial; sólo para curas).
Riobamba se ha convertido en una diócesis pagana inundada de bendiciones y entregada a la compra venta de servicios pastorales. Le ha vendido su alma al proselitismo de la religiosidad popular en lugar de evangelizarla.
Ha vuelto a retomar las penas del infierno y las procesiones se han convertido en un circo. En varias partes del país han sacado a pasear las imágenes de la virgen en helicópteros para que nos libre del covid 19. En Yaruquíes, mi parroquia, sacaron a pasear el santísimo, por las calles del pueblo, sobre un carrito de helados para que diosito no nos castigue y nos libre del covid 19. Este año, el día de reyes, se sacó al niñito rey de reyes, de la diócesis de Riobamba a pasear en helicóptero, dando vueltas alrededor de la ciudad. Qué lejos estamos del pesebre de Belén.
La piedad farisea centrada en la observancia de la ley no es cosa de Dios.
Cuando llegó D. Julio Parrilla a la diócesis de Riobamba, le conocí a través de los artículos que escribía en la prensa (yo en ese entonces estaba saliendo de 22 infartos, 82 % de la masa cardiaca necrosada y ocho minutos muerta: tuve un gran encuentro con Dios). Yo pensé: coño, no vamos mal. Si actúa como escribe parece que esto se pone bien. En mi primer encuentro con él me desencantó, cuando me explicó que él venía a gobernar una diócesis muy complicada, con divisiones, sin plata, etc. a lo que yo le respondí que a mi entender ellos eran pastores, no gobernadores.
Mas tarde fui comprobando que su vida no tenía nada que ver con sus escritos. Su soberbia no le deja ser coherente.
Con dolor y tristeza debo decir que el Espíritu del Señor hace tiempo que ha volado de Riobamba.
No sabemos, por falta de transparencia, que ha pasado con el Hospital Andino, que pertenecía a la diócesis de Riobamba. Al parecer se le ofreció a la Universidad Nacional de Chimborazo (UNACH), pero según la prensa local hay problemas de dinero y el hospital ha dejado de prestar sus servicios. Después, parece que lo han alquilado.
Lo mismo ocurre con los terrenos propiedad de la diócesis, situados en Tepeyac, parroquia Juan de Velasco, que se vendieron, pero no hay un informe donde se expliquen las razones ni por cuánto se vendió. Asimismo, por información desde fuera, parece que el negocio no se pudo concretar y toda esta falta de transparencia nos preocupa y mucho.
Vistas, así las cosas, su segundo de abordo, Gerardo Nieves, el nuevo obispo, es cómplice de todos estos desatinos que suceden en nuestra diócesis porque ha sido el Vicario General y como tal toma las decisiones junto al obispo Parrilla y, en su ausencia, las toma el Vicario General.
Leyendo la breve biografía que presenta la conferencia episcopal ecuatoriana me sorprendió la manera que tienen los señores obispos de darle la vuelta a las cosas, pretendiendo hacernos creer que lo negro es blanco y viceversa.
Es así como lo presentan: “…. enviado a hacer estudios superiores en Francia…”
Eso es una vil mentira. Gerardo Nieves salió huyendo del Ecuador al haber provocado un accidente de tránsito en el cual murió decapitada su hermana, por lo que abandonó el lugar de los hechos para librarse de ir a la cárcel y así evadir a la justicia ecuatoriana. Una vez que prescribió el delito, regresó a la diócesis.
Yo me pregunto, ¿qué relación tuvo esta actitud con LC.10,2537?, donde el buen samaritano muestra compasión con el herido y encarga a que cuiden de él hasta que se recupere. Es la sensibilidad, la compasión lo que acerca al samaritano al herido desconocido y le presta ayuda, mucho más si se trata de un servidor de la iglesia, pero esto no ocurrió con Gerardo Nieves.
Por todo lo expuesto, tengo derecho a creer que el nuevo obispo no tiene transparencia y calidad moral ni es apto para orientar conciencias, ni para prestar sus servicios como obispo de Riobamba.
Me atrevo, y tengo derecho a pensar que la elección del nuevo obispo es cuestión de política y pésima política de los representantes del Vaticano en Ecuador, ya que la manera de encubrir la gobernación del obispo Parrilla, durante estos ocho años en la diócesis de Riobamba y las componendas del Nuncio Apostólico, Andrés Carrascosa Coso, de origen español al igual que Parrilla, darán paso a la continuidad que permitirá seguir mintiendo a la gente, y desde luego, serán aptos para obispos, pero no aptos para el Reino.
En la continuidad es necesario hacer memoria: el problema que se originó con el Padre Antonio Pichardo y la homosexualidad en la iglesia de Riobamba que fue denunciada por él. El obispo saliente lo supo. Pero aquí los obispos tienen una costumbre muy sana. Todo aquel que les estorba se va fuera, como si fuera un proscrito y Gerardo Nieves también lo sabía.
También se puede mencionar la cantidad de sacerdotes con hijos en la diócesis, unos reconocidos y otros sin reconocer. La iglesia jerárquica ha impuesto el celibato como tantos otros preceptos, pero la mayoría los incumple. Pero eso sí, eso no se toca. Es preferible que la mujer quede ninguneada en su preñez y luego lidie con el hijo del cura. Mucha tela que cortar hay en este asunto, y si ustedes, los de la curia vaticana hubieran investigado bien antes de hacer un nombramiento como el de Gerardo Nieves, seguro que hubieran buscado una persona más idónea; pero se ve que no se han leído el libro de González Faus: “Ningún obispo impuesto” (Editorial Sal Terrae – Santander).
En la contraportada podemos leer lo siguiente: “…. En los primeros siglos, una iglesia-“fermento” mantiene el principio electivo de sus obispos por el pueblo de Dios. Y lo mantiene, a pesar de las múltiples dificultades de todo tipo, por razones de fidelidad evangélica y por su concepción comunitaria de Dios, que le impiden manipular al Espíritu apropiándose privadamente de Él. Los papas resultan ser los grandes defensores de este principio electivo y de la urgencia de su puesta en práctica.
Posteriormente, una iglesia estratificada al modo de la sociedad circundante ya no consigue mantenerlo; el laicado deja de tener parte alguna en la elección de sus obispos, que queda en manos del “alto clero” y de las autoridades políticas”.
No está por demás señalar que de todos los escritos enviados a la Santa Sede no sabemos si alguno de ellos ha llegado a su destino dado que los intermediarios del Vaticano son hábiles para archivar papeles que no les convienen. Tal vez, sería mejor, sacar a la luz y señalar en la prensa y redes sociales toda la documentación que hemos enviado al Vaticano para que este sufrido pueblo de Dios sepa quiénes son los supuestos representantes oficiales de Dios en la diócesis de Riobamba.
Poco o nada del mensaje de Francisco ha calado en esta iglesia. Mientras Francisco proclama: “Las misas no se pagan” (7 marzo 2018.) en la iglesia de Riobamba el obispo Parrilla emitió un decreto en el cual se señalan los costos de sacramentos y fiestas el 30 de diciembre del 2013 donde se imponen aranceles bochornosos en los que las misas llegan a costar hasta cincuenta dólares ($50). Todo se debe pagar: sacramentos, firmas de actas matrimoniales, papeletas, en fin, eso de la gratuidad que dice Francisco, no tiene nada que ver con la iglesia de Riobamba.
Reflexionando en torno a Mt 10,7-13 Francisco proclama la gratuidad del servicio: La vida cristiana es “una vida de gratuidad…. Gratuitamente han recibido, den gratuitamente” porque Dios nos salva gratuitamente. No se puede hacer negocio con la gracia de Dios.
“La vida cristiana es andar. Predicar, servir, no “servirse de”. Sirvan y den gratis lo que gratis han recibido. Que nuestra vida de santidad sea este ensanchar el corazón, para que la gratuidad de Dios, las gracias de Dios que están allí, gratuitas, que Él quiere dar, lleguen a nuestro corazón”
(Misa matutina en la capilla de la Casa de Santa Marta (Vatican Media 18/12/20)
Desde el 18 octubre del 2016 Francisco viene exhortando a los fieles a denunciar esta práctica como un pecado ante las autoridades eclesiásticas cuando éstas les intenten cobrar por los servicios.
¿A qué autoridades denunciamos Francisco? Todo son componendas entre la jerarquía. Es como ponerle al ratón a cuidar el queso.
Para terminar, quisiera referirme a que esta iglesia de Riobamba ha perdido la perspectiva comunitaria que tenía partiendo desde las bienaventuranzas (Lc 6,20-26). Ya no se entienden a las bienaventuranzas como un programa de vida para la comunidad, para poder vivir en fidelidad el proyecto de vida que propone Jesús desde los valores del Reino: “Busquen primero el Reino de Dios y su justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura” (Mt 6,33). Es una tristeza enorme ver algunos amigos que ahora son obispos y han dejado de vivir la frescura del evangelio.
Julia Serrano Fernández
MISIONERA
Desencantada de la iglesia, pero enamorada del Reino.