"Hace 40 años que fue asesinado en Bolivia" Josep Miquel Bausset: "El jesuita Lluís Espinal denunció proféticamente la opresión"
"Cuando el P. Lluís Espinal salía del cine, fue obligado a entrar en un jeep y trasladado al matadero del barrio de Achachicala"
"En su viaje a Bolivia, en julio de 2015, el papa Francisco quiso rezar en el lugar donde fue encontrado el cuerpo torturado de Espinal"
"La Iglesia no puede vivir con miedo, ni tampoco puede adular a los opresores"
"La Iglesia no puede vivir con miedo, ni tampoco puede adular a los opresores"
| Josep Miquel Bausset
Gastar la vida. Esta fue la actitud que guió la vida del jesuita Lluís Espinal, nacido en la población catalana de Sant Fruitós de Bages el 2 de febrero de 1932 y asesinado en Bolivia, hoy hace 40 años, debido a su fidelidad al Evangelio y a su compromiso con la justicia y con los marginados.
Espinal siempre actuó de una manera apartidista, pero no neutral, ya que estuvo al lado de los pobres y de los desvalidos y por eso, proféticamente, supo denunciar la injusticia y la opresión que los poderosos ejercían sobre el pueblo sencillo boliviano, unos poderosos que pisoteaban (como hacen siempre los sátrapas de turno) a los más débiles de la sociedad boliviana. Y es que los cristianos no nos podemos mantener neutrales, como decía, con valentía, el papa Francisco el 5 de julio de 2014: “Dios no es neutral. Está de parte de las personas más frágiles, discriminadas y oprimidas”. Y el Premio Nobel de la Paz, Elie Wiesel decía también: “Hace falta protestar, porque la neutralidad solo ayuda a los opresores, no a las víctimas”. Y aun, el cardenal Tarancón afirmaba: “Una Iglesia aliada con los poderosos, con los ricos, con los opresores, no mantendría una actitud radicalmente evangélica, no seguiría el camino de Jesús”.
Por eso el jesuita Lluís Espinal no se mantuvo nunca neutral y con valentía denunció en Bolivia los despropósitos, las injusticias y las violaciones de los Derechos Humanos perpetrados por los dirigentes políticos de aquel país. Denunciando la injusticia, Lluís Espinal se comportó como el arzobispo de Buenos Aires, el cardenal Jorge Mario Bergoglio (el actual papa Francisco), jesuita como Espinal, que también denunció la opresión ejercida contra los más débiles, cuando a propósito de la nueva pobreza invitaba a indignarse, por el hecho de ”que el pan y el trabajo no llega a todos”. Bergoglio, políticamente incorrecto, pero con la valentía de los profetas, decía también: “Desde hace unos cuantos años, Argentina vive una situación de pecado, porque no se hace cargo de la gente que no tiene pan ni trabajo”.
"Espinal decía: “Morir por un pueblo puede dar más carta de ciudadanía que nacer en él”"
Lluís Espinal, en su oración “Gastar la vida”, decía: “Nos da miedo gastar la vida, entregarla sin reservas. Pero Tú nos la das para que la gastemos y no nos la podemos reservar en un egoísmo estéril. Somos antorchas que únicamente tenemos sentido cuando nos quemamos; únicamente entonces somos luz”. Espinal oraba a Dios así: “Libéranos de la prudencia cobarde, que nos hace ahorrar el sacrificio y que busca la seguridad”. Nacionalizado boliviano, Espinal decía: “Morir por un pueblo puede dar más carta de ciudadanía que nacer en él”.
Por su compromiso con la justicia, Lluís Espinal fue secuestrado, torturado y asesinado por los paramilitares, la noche del 21 de marzo de 1980. Cuando el P. Lluís Espinal salía del cine, fue obligado a entrar en un jeep y trasladado al matadero del barrio de Achachicala, fue torturado y asesinado. Al día siguiente su cuerpo fue encontrado en un vertedero, camino de Chacaltava. Pero como el grano de trigo, que solo cuando muere da fruto, el testimonio evangélico de Lluís Espinal no ha sido infecundo. Por eso en su viaje a Bolivia, en julio de 2015, el papa Francisco quiso rezar en el lugar donde fue encontrado el cuerpo torturado de Espinal, diciendo de “Lucho”: “Espinal predicó el Evangelio y este Evangelio molestó, por eso lo eliminaron”.
Cuando el pasado 13 de diciembre, en Sant Fruitós de Bages, la villa natal de Espinal, se inauguró el año dedicado a este mártir jesuita, la cónsul de Bolivia, Miriam Evelin, dijo: “Espinal continua siendo fuente de inspiración para muchos bolivianos” y también, “un referente para los bolivianos y para América Latina”. Y Montse Espinal, familiar del P. Lluís, definió a este jesuita como un “hombre inteligente, cercano, sencillo, muy humano, afectuoso y muy coherente con sus ideas”.
Como el P. Lluís Espinal, la Iglesia ha de estar siempre al lado de los indefensos y de los más débiles de nuestra sociedad, para defender sus derechos y su dignidad (a menudo pisoteada por el poder) ya que los cristianos hemos de ser solícitos con “los pobres que reclaman” y con “los desvalidos que no tienen defensor” (Ps 71). La Iglesia no puede vivir con miedo, ni tampoco puede adular a los opresores. Al contrario, la Iglesia (y así lo hizo siempre el P. Espinal) ha de denunciar el abuso de poder de aquellos que pisotean a los pobres. Por eso el cardenal Tarancón decía también: “La Iglesia ha de cultivar las exigencias del amor y de la justicia, aunque eso sea incómodo”.
El recuerdo del P. Lluís Espinal nos invita al compromiso con los pobres y a defender siempre la justicia y los derechos humanos. El P. Espinal fue un hombre lleno de Evangelio y de esta manera encarnó en su vida el mensaje del Reino. Y por eso, como dijo el papa Francisco, “lo eliminaron” por su compromiso con la justicia, de aquí que la frase que hay en su tumba, sea un resumen de la existencia del P. Lluís Espinal: “La vida es para gastarla por los demás”.