"Su barco-hospital, su Movearte, su parque bíblico y su cruzada ecológica son espejos de una Iglesia que huele a oveja" Manuel Ruiz: El sacerdote dominicano polifacético que lleva la Iglesia a las periferias del Ozama

Manuel Ruiz
Manuel Ruiz

"Con las manos en la tierra y los ojos en el cielo, Manuel ha transformado vidas, barrios y hasta el mismísimo río que cruza la capital dominicana. Su vida es un Evangelio vivo, y su historia, un canto a la esperanza"

"En el barco-hospital, consulta médica, medicinas, atención primaria… todo a bordo, todo gratis, todo con el sello de una Iglesia que no solo predica caridad, sino que la encarna"

"En un arrabal olvidado de Santo Domingo, El Dique, levantó el colegio Movearte, un oasis de aprendizaje hecho con materiales reciclados que grita al mundo que la educación es un derecho, no un privilegio"

"En el parque bíblico invita a ricos y pobres a caminar entre las historias de la Biblia, a sentir que la fe no es un lujo de catedrales, sino un regalo para todos"

"Plan para recolectar residuos a cambio de comida. Plástico por arroz, botellas por frijoles, basura por pan"

En el corazón de Santo Domingo, donde el río Ozama serpentea entre la historia y la miseria, brilla la figura del Padre Manuel Ruiz, un sacerdote polifacético que no solo sirve a la Iglesia Primada de América, sino que la hace latir con un corazón inmenso y generoso. Hijo de las periferias, pastor de los pobres, amigo de los poderosos, este cura dominicano es un torbellino de fe, caridad y visión de futuro. Con las manos en la tierra y los ojos en el cielo, Manuel ha transformado vidas, barrios y hasta el mismísimo río que cruza la capital dominicana. Su vida es un Evangelio vivo, y su historia, un canto a la esperanza.

De una choza a la Iglesia: Una infancia entre 16 hermanos

Manuel Ruiz nació en Los Haitises de Bayaguana, en la región de Monte Plata, en el seno de una familia numerosa, pobre, trabajadora y piadosa. Creció entre estrecheces, compartiendo el pan y los sueños con sus 16 hermanos, aprendiendo desde pequeño que la vida es lucha y que el amor se multiplica al darlo. Esa cuna humilde forjó su alma: un hombre que no olvida de dónde viene y que lleva en su ADN el clamor de los descartados. "Soy uno de ellos", parece decir cada vez que abraza a un pobre del río Ozama.

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Padre Manuel Ruiz
Padre Manuel Ruiz

Un sacerdote de cualidades excepcionales

Dotado de un carisma que desarma, Manuel es un hombre de cualidades humanas sobresalientes. Habla español con la calidez de su tierra, asi como el creole de sus vecinos haitianos. Los que lo conocen bien aseguran que se trata de un hombre “de temperamento sereno, carácter jovial, juicioso y equilibrado, con una fortaleza y una templanza, que se reflejan en su moderación”. Además de ser un sacerdote valiente, que no teme a la crítica negativa, y que destaca por su compasión con los más débiles y descartados.

Su experiencia pastoral es un tesoro: ha pisado parroquias, ha guiado comunidades, ha predicado retiros con una unción que llega al alma. Como gobernante, tiene mano firme y visión clara, capaz de liderar proyectos complejos sin perder la ternura. Y como comunicador, es un maestro: sus palabras sencillas calan hondo, ya sea en un sermón, en una entrevista o en una conversación al pie del río.

Conoce de primera mano el mundo de la política, dado que, durante un tiempo, ejerció como oficial de enlace entre la Conferencia episcopal dominicana y el Gobierno del país.

Barco hospital de Manuel Ruiz
Barco hospital de Manuel Ruiz

Un barco hospital: La salud como misión

Si algo define al P. Ruiz es su capacidad para soñar en grande y hacer realidad lo imposible. Imagínense un barco hospital navegando por las aguas turbulentas del Ozama, para llevar atención médica gratuita a quienes nunca la tuvieron. Este "arca de la misericordia" no es un lujo ni una utopía: es una respuesta concreta a las necesidades de miles de familias ribereñas que viven olvidadas por el sistema. Consulta médica, medicinas, atención primaria… todo a bordo, todo gratis, todo con el sello de una Iglesia que no solo predica caridad, sino que la encarna. Manuel lo tuvo claro: si los pobres no pueden ir al médico, el médico irá a ellos. Y así lo hizo.

Movearte: Un colegio donde la creatividad redime

Pero el P. Ruiz no se detiene en curar cuerpos; también quiere sanar almas y abrir horizontes. En un arrabal olvidado de Santo Domingo, El Dique, levantó el colegio Movearte, un oasis de aprendizaje hecho con materiales reciclados que grita al mundo que la educación es un derecho, no un privilegio.

Aquí, los niños de los barrios marginados no solo aprenden letras y números; descubren la belleza, la creatividad, el valor de sus propias manos. Es un lugar donde el descarte se convierte en arte, donde la pobreza no es destino, sino punto de partida. "Si no les damos alas, ¿quién lo hará?", dice el padre Manuel con esa humildad que lo caracteriza.

Movearte de Manuel Ruiz
Movearte de Manuel Ruiz

Un parque bíblico: La fe que se toca

Y como si no bastara con sanar y educar, el P. Ruiz soñó y construyó un parque bíblico, un espacio extraordinario donde la Palabra de Dios se hace paisaje, se vuelve experiencia viva. En medio de la ciudad, este rincón sagrado invita a ricos y pobres a caminar entre las historias de la Biblia, a sentir que la fe no es un lujo de catedrales, sino un regalo para todos. Es su manera de gritar que Dios está cerca, que acompaña a su pueblo incluso en las orillas del Ozama, donde la vida a veces parece un milagro.

Salvando el Ozama: Plástico por comida, dignidad por esperanza

El amor de Manuel por la "casa común" lo llevó a mirar el río Ozama no como un basurero, sino como una oportunidad. Consciente de que sus aguas, antaño caudalosas y puras, hoy ahogan en plástico la vida de Santo Domingo, ideó una campaña genial: recolectar residuos a cambio de comida. Plástico por arroz, botellas por frijoles, basura por pan. Así, no solo limpia el río, sino que motiva a los más pobres a ser protagonistas de su redención. "Cada pedazo de plástico recogido es un pedazo de dignidad recuperada", dice, y su sonrisa lo confirma. Es la ecología de Francisco con rostro humano, es Evangelio en acción.

Ambulancia de Manuel Ruiz
Ambulancia de Manuel Ruiz

Defensor de la vida y la dignidad

En el ADN del P. Ruiz late un compromiso total con la vida desde su concepción hasta su ocaso, y con la dignidad de cada persona, especialmente las que el mundo descarta. En un país donde la pobreza aplasta y la marginación duele, él se planta firme: los barrios olvidados, desde El Dique hasta Guachupita, son su parroquia; los sintecho, sus hermanos; los enfermos del río, su rebaño. "La Iglesia no puede ser indiferente", repite, y lo demuestra con cada proyecto, con cada abrazo, con cada lucha.

Un puente entre pobres y poderosos

Manuel Ruiz es una especie de fenómeno en la isla: lo quieren los más pobres de los pobres, que ven en él a un padre, un amigo, un salvador; y lo respetan los políticos y los poderosos, que admiran su liderazgo, su elocuencia y su capacidad para tender puentes. Su popularidad no es fruto de estrategias ni de vanidades; es el eco de una vida entregada, de una coherencia que desarma. Habla con un senador con la misma naturalidad que con un vendedor de yuca, y todos lo escuchan, porque su autoridad no viene de títulos, sino del corazón de una persona auténtica.

Un sacerdote al servicio de los pobres

Manuel Ruiz no es un cura de sacristía ni de discursos vacíos. Es un sacerdote polifacético que encarna lo mejor de una Iglesia dominicana viva, creativa y comprometida. En un país donde la pastoral brilla en salud (con hospitales y clínicas); en educación (con colegios y universidades católicas); y en la vida pública (con una fe que no se esconde), él es un faro. Su barco-hospital, su Movearte, su parque bíblico y su cruzada ecológica son espejos de una Iglesia que huele a oveja, que se ensucia las manos, que sale al encuentro de los últimos.

Comida por plásticos

El legado de un profeta

Dicen que los profetas incomodan, y Manuel, a su manera, también lo hace. Incomoda a los indiferentes con su empuje, a los poderosos con su opción por los pobres, a los tibios con su fe ardiente. Pero también inspira. En cada niño que estudia en Movearte, en cada enfermo atendido en su barco, en cada plástico rescatado del Ozama, hay un pedacito de su sueño: un mundo más justo, más humano, más de Dios. Si lo conociese, Francisco estaría orgulloso de este hijo suyo, porque Manuel Ruiz no solo sigue su estela, sino que la hace realidad a su manera.

El P. Manuel Ruiz es la prueba viva de que el sacerdocio no es rutina, sino aventura; no es poder, sino servicio. Mientras él siga en la lucha, el Ozama no será solo un río contaminado, sino un caudal de esperanza. Y la Iglesia, con él, seguirá siendo lo que debe ser: madre y maestra de los pobres.

Parque Bíblico de Manuel Ruiz
Parque Bíblico de Manuel Ruiz

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