Ayer, a las 18:00 horas de Brasil, salió de Sao Felix Pedro Casaldáliga en un avión medicalizado con destino a Batatais, una población cercana a Sao Paulo, donde los claretianos, la congregación a la que pertenece el obispo, tienen una clínica con los últimos adelantos técnicos. Allí permanecerá hasta que se recupere, porque la intención del profeta del Araguaia es morir en la ciudad sede de su prelatura, de su vida y de sus causas.
"Su situación es frágil, porque está muy debilitado por el Parkinson, que viene sufriendo desde hace 30 años", nos confiesa Paulo Gabriel, provincial de los agustinos del Vicariato de Nuestra Señora de la Consolación, amigo personal del prelado y colega en loa afanes poéticos. Por eso, la comunidad de los agustinos, que lo cuidan y conviven con él desde hace tantos años, solicitan oraciones.
"Nos está llegando noticias de una auténtica oleada de oraciones que se ha levantado en todo el mundo, para pedir a Dios por la recuperación de uno de los santos padres de la Iglesia Latinoaméricana y un referente mundial de la lucha por la Justicia y la Liberación".