Gobernantes deben actuar buscando siempre el bien común, señalaron La arquidiócesis Primada de México pide al nuevo gobierno un tiempo de diálogo y no de imposición

Pide Arquidiócesis Primada de México tiempo de diálogo y no de imposición
Pide Arquidiócesis Primada de México tiempo de diálogo y no de imposición

A unos días de que culmine el gobierno de Andrés Manuel López Obrador e inicie el de la Dr. Claudia Sheinbaum Pardo, mediante su editorial en el órgano informativo Desde la Fe, la Arquidiócesis Primada de México invitó a los gobernantes a actuar con responsabilidad, sabiduría y justicia, buscando siempre el bien común.

Pues aseguraron que si se imponen cambios a las leyes por consigna se puede debilitar la calidad de la democracia, además de deteriorar la confianza de los ciudadanos en sus instituciones.

Esto debido a la aprobación 'fast track' de diversas reformas por el partido en el poder al tener mayoría absoluta en el Congreso de la Unión, como la reforma al Poder Judicial que abre la puerta a que jueces y magistrados sean impuestos por el crimen organizado y la reforma de la Guardia Nacional que desaparece a las policías locales y militariza el país.

La Arquidiócesis Primada de México, enfatizó en su editorial que las millones de personas que decidieron un nuevo gobierno en las urnas el pasado mes de junio, no significa una carta abierta para que los ganadores impongan decisiones sin abrir un espacio para el diálogo con quienes piensan diferente, con la oposición política, con los ciudadanos y los expertos en diversas áreas

“En la democracia es fundamental el principio de la escucha, de atender las propuestas de los demás y alcanzar los consensos necesarios”, destacaron.

Afirmaron que este ejercicio democrático que arrojó como resultado el apoyo mayoritario a la continuidad de una fuerza política que hoy concentra el gran porcentaje de los escaños y curules en los congresos del país, y también la histórica elección de la primera presidenta de México; “no debe utilizarse como una herramienta para imponer una visión o descartar la participación del que piensa diferente”

Los obispos capitalinos aseguraron que desde la Iglesia creen que este cambio de época que vive México es un tiempo de diálogo y no de imposiciones.

“Imponer cambios a las leyes por consigna puede debilitar la calidad de la democracia, además de deteriorar la confianza de los ciudadanos en sus instituciones. Legislar sin consultar y sin escuchar a los demás puede llevar a crear leyes mal diseñadas, que no toman en cuenta las realidades sociales, económicas o culturales del país”

Y recalcaron que el diálogo es el camino que lleva hacia la paz y la justicia, por ello es fundamental no cerrarle la puerta, sino mantenerla abierta para alcanzar el entendimiento, y ejercer un gobierno con sabiduría.

 “La “mejor política” está puesta al servicio del bien común, y promueve la paz, la reconciliación y el desarrollo mutuo, entendiendo esto no como una ausencia de guerra, sino como una práctica cotidiana que nos requiere a todos”.

Citando lo señalado por la Secretaría de Gobernación, refirieron que la democracia es “un método o un conjunto de reglas de procedimiento para la constitución del gobierno y para la formación de las decisiones políticas, más que de una determinada ideología”, además, de señalar que un régimen democrático da paso a “que prepondere el principio de mayoría sin afectar los derechos de las minorías”.

Señalaron que ser demócrata, por lo tanto, no significa gobernar siguiendo la voluntad de un sector del país; por el contrario, el demócrata busca impulsar continuamente el diálogo.

  “El demócrata es una persona que incluye, que escucha a quien piensa diferente, que consulta a los ciudadanos, que dialoga con académicos, especialistas, empresarios y líderes de opinión, porque cada uno de estos actores aportan una visión valiosa para construir un mejor futuro para la sociedad”

Finalmente recordaron a los gobernantes en el poder que el Papa Francisco en su encíclica Fratelli tutti, asevera que la política no puede estar desligada de la ética y el bien común debe ser el fin último de cualquier acción gubernamental.

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