La CEC publica un mensaje de cercanía a las comunidades afectadas por las secuelas del conflicto armado Las campanas de Colombia repicarán hoy en memoria de las víctimas de la violencia

Campanas de la catedral de Bogotá
Campanas de la catedral de Bogotá

Con motivo del Día de las Víctimas del Conflicto Armado, los obispos invitaron a este "gesto simbólico", como signo de fe y cercanía hacia todos los que han sufrido en este contexto

Piden "escucha, diálogo, justicia social y compromiso en la defensa de los derechos" para una paz posible

Lamentablemente, la violencia crece y prolifera en las regiones del Cauca, Chocó, Catatumbo y Nariño

(AICA).- Colombia conmemora este 9 de abril el Día nacional de la Memoria y la Solidaridad con las Víctimas del Conflicto Armado, una fecha para homenajear a los millones de colombianos que han sufrido las secuelas del conflicto armado.

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La Conferencia Episcopal Colombiana (CEC), a través de un mensaje, expresa cercanía a las comunidades afectadas por la violencia y renueva "el compromiso con la reconciliación y la paz".

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Como signo de fe y cercanía a quienes han sufrido en este contexto, los obispos piden a todas las parroquias del país unirse a esta Jornada con un repique simbólico de campanas, al mediodía.

"Nos unimos, además, en oración por las víctimas mortales, cuya memoria revive en este día, convirtiéndose en un motivo para continuar trabajando con renovado empeño por el perdón, la reconciliación y la paz", indican.

Los prelados agradecen a todos aquellos que desde las regiones de Colombia promueven iniciativas de paz "en medio de tantas adversidades" y les recuerdan que su liderazgo en favor de la justicia, la verdad y la reparación integral de las víctimas "aporta esperanza a las comunidades que más la necesitan".

Justamente en este Año Santo, el Papa Francisco "nos invita" a que el primer signo de esperanza se traduzca en paz para el mundo "sin prescindir de la memoria que acerca el pasado doloroso y lo transforma en oportunidad de reconciliación".

Aseguraron que la convivencia pacífica se podrá lograr mediante "la escucha, el diálogo, la justicia social y el compromiso en la defensa de los derechos", de tal modo, nunca más la violencia silencie la vida.

La propia Iglesia colombiana está impulsando prácticas de desarme y paz, como ocurrió hace unos días en Pasto, en el sur del país, donde, también gracias a la facilitación del episcopado, el frente Comuneros del Sur, que en los últimos meses se había separado del Ejército de Liberación Nacional (ELN), entregó al presidente, Gustavo Petro, una tonelada de armas (inmediatamente destruidas), para firmar históricos acuerdos de paz. 

Lamentablemente, la violencia crece y prolifera en las regiones del Cauca, Chocó, Catatumbo y Nariño. 

La destrucción de armas, ocurrida en Pasto, se ve contrarrestada por la circulación indiscriminada de armamento en muchas zonas del país. Miles de armas fabricadas en Europa, Italia, Estados Unidos e Israel llegaron sin problemas a la guerrilla de las FARC y otros grupos armados ilegales, aprovechando la falta de monitoreo, según denunció el referente de los Derechos Humanos, Alirio Uribe.

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