Se muestra a favor de que tengan el poder "de celebrar matrimonios y de bautizar" El arzobispo de Gatineau apuesta por las diaconisas como "primer paso" hacia la igualdad en la Iglesia
Monseñor Paul-André Durocher reconoce que para su ordenación como sacerdotes se necesitaría un Concilio, pero no tira la toalla: "Debemos trabajar ahora en lo que somos capaces de hacer" para promover su inclusión
Fuerte alegato del arzobispo de Gatineau, Paul-André Durocher, a favor de un poder mayor para las mujeres en la Iglesia. "Si las mujeres fueran diaconisas... tendrían el poder de celebrar matrimonios y de bautizar. Formarían parte de los equipos de gestión. Creo que sería un primero paso", ha afirmado el prelado canadiense.
El religioso de la región de Québec en el país norteamericano se manifestó así en el programa radiofónico Tout le monde en parle ("Todo el mundo habla de ello"), en el que también afirmó que ha llegado el momento para estudiar "seriamente" la presencia femenina en las comunidades católicas.
El arzobispo de Gatineau se mostró optimista respeto a la reintroducción de diaconisas en la Iglesia -cuestión sobre la que el Papa Francisco encargó una Comisión de Estudio en agosto de 2016- pero reveló que, a su juicio, el asunto de las mujeres sacerdotes es algo más complicado.
"El problema aquí es que el Papa ha dicho que esto no se puede cambiar, que las mujeres no pueden ser sacerdotes", reconoció Durocher. "La única manera que se produce este cambio sería que hubiera un Concilio Plenario sobre esa cuestión, y eso no se producirá dentro de mucho tiempo", admitió.
Pero no es que todo está perdido, según el arzobispo quebequés. "Debemos trabajar ahora en lo que somos capaces de hacer", en particular en las iglesias locales, para que la institución religiosa sea más igualitaria, alentó el prelado.
"¿No deberíamos abrir nuevas oportunidades para el ministerio de las mujeres en la Iglesia?"
Esta intervención en la radio pública canadiense no es la primera vez en la que Durocher ha promovido la idea de una mayor inclusión de las mujeres en la Iglesia. En el Sínodo sobre la Familia en 2015, por ejemplo, el prelado -otrora presidente de los obispos canadienses- hizo una distinción entre el "ministerio" y el "sacerdocio" para luego afirmar que la igualdad de sexos en la Iglesia es una "pregunta justa" para hacerse. "¿No deberíamos abrir nuevas oportunidades para el ministerio de las mujeres en la Iglesia?", animó a los padres sinodales.
En esta misma ocasión, el arzobispo Durocher también se reveló partidario de dejar que los matrimonios prediquen en las misas dominicales, "para que testifiquen, testimonien a la relación entre la Palabra de Dios y su vida matrimonial y su propia vida en familia".
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