Al teólogo Joseph Comblin le dolía su Iglesia

Al teólogo Joseph Comblin (1923- + 27.03.2011) le dolía su Iglesia, porque constataba su desmembramiento como cuerpo social y místico, por culpa del clericalismo, incapaz de reconocer la necesidad de la corresponsabilidad de los laicos tanto en los deberes como en los poderes del conjunto del cuerpo eclesial.

Entonces, ¿quién va a evangelizar el mundo de hoy, cuando faltan y fallan los clérigos, tanto en cantidad, por su envejecimiento y por la falta de vocaciones, como por la inaceptable calidad de su concepción de la Iglesia?

Desde el punto de vista de Joseph Comblin, son los laicos. “Ya han surgido muchos grupos pequeños de jóvenes que practican justamente un modo de vida mucho más pobre {que los clérigos}, independientes de cualquier organización externa, en contacto permanente con el mundo de los pobres. Ya existen, y habría más si fueran más conocidos.

Esta podría ser una tarea auxiliar de la teología: hacer saber lo que sucede en la realidad, descubrir dónde se encuentra en este momento el evangelio vivido, para que se sepa, para que estos grupos se conozcan mutuamente, porque de otra manera pueden desalentarse o carecer de perspectivas. Una vez reunidos, que formen asociaciones, en el respeto de las tendencias, de los modelos espirituales.

No espero mucho de los clérigos. Estamos, por consecuencia, en una nueva situación histórica.”

Nacido en Bruselas en 1923, ordenado sacerdote en 1947 y doctorado en Teología por la Universidad Católica de Lovaina poco tiempo después, Comblin se formó en el clima de abertura teológica pre-conciliar, la teología renovada del norte europeo de Yves Congar, Karl Rahner y Henri de Lubac, profesor este último de toda una generación, entre ellos, Michel De Certeau.

Emigró a Brasil en 1958, trabajando en Campinas (SP) como profesor de escuela. Se convirtió en asesor de la juventud obrera católica (JOC), movimiento con fuertes repercusiones en la cultura obrera y en la movilización sindical. Más tarde fue profesor de la escuela de teología de los dominicos en San Pablo, donde fue profesor de Fray Betto hasta 1961. Fue también profesor del Instituto de Teología de Recife (Pernambuco) por invitación del Obispo de esa ciudad, D. Helder Câmara. Participó en la creación de seminarios rurales en el nordeste brasilero con un modelo pedagógico de avanzada.

Fue expulsado de Brasil en 1971 por la dictadura militar y residió en Chile, donde dirigió el seminario de Talca y escribió contra la ideología de seguridad nacional. La dictadura de Pinochet lo expulsó en 1980 y retornó al Brasil.

De vuelta en el nordeste brasilero fundó un seminario rural de formación de animadores de comunidades eclesiales de base, y varios movimientos asociados a la herencia de la Teología de la liberación.

Biografía e ideas no siempre van de la mano. Y no está mal que así sea, a fin de cuentas lenguaje y mundo, tal vez por suerte, tal vez por maldición, siguen manteniendo una relación compleja. La biografía de Joseph Comblin responde a un mundo que ajustó la brecha entre el cielo y tierra, y tal vez por ello dibuje un recorrido tan íntimo entre obra y vida


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"Hay una Iglesia paralela, sin poder, y que no busca el poder. ¿Qué va a pasar? ¿Un día tendrá la palabra? Eso es difícil preverlo, porque si no hay cambio en el Vaticano es muy difícil.

El sistema católico está de tal modo centralizado que todo depende de una sola persona. Y es claro que en Roma van a hacer todo lo posible para que no aparezca un nuevo Juan XXIII. Han tenido una lección ya... Han visto en Rusia qué pasó con Gorbachov, un hombre cambió y todo cayó.

O sea, cuando se produce una concentración de poder así, tan fuerte, tan radical, está todo el episcopado aniquilado, no tiene voz, no tiene iniciativa, no pueden decir nada, no pueden hacer nada, nada más reproducir lo que el Papa dice y manda hacer. Pero todo depende de un hombre.

¿Un día se puede imaginar que venga otro Juan XXIII? No hay ninguna previsión posible por el momento. El que está ahora dijo en Colonia a los seminaristas que tienen que entregar a la Iglesia su vida, su inteligencia y su libertad. ¡Entregar su libertad! Los soldados del papa. Pueden suceder situaciones catastróficas.

¿Qué pasa en la Iglesia? En ese momento, en diez años más, ya no habrá sacerdotes en Europa porque el promedio de edad actualmente es 65-70 años. Entonces, en diez años más habrá unos viejitos. Los institutos religiosos existirán en África, en Asia.

¿Estos grupos fundamentalistas no están aportando también seminaristas?

Ahí ni el poder de los fundamentalistas va a continuar. No. Van a aparecer escándalos. Porque hay cosas incomprensibles. Los Legionarios de Cristo, ¿cómo es que pueden mantener 4000 seminaristas de todas las diócesis del mundo? ¿De dónde viene la plata? ¿Contribuciones de quién? ¿Y cuánta plata viene de las drogas? Y las maniobras del Opus, todas maniobras financieras. Un día algo aparece y la verdad empieza a manifestarse."

¿Cuáles serían las orientaciones nuevas con relación al poder en la Iglesia hoy día?

1. En primer lugar se necesita reconocer el poder de los laicos, basado en los carismas y dones espirituales que recibieron, las responsabilidades evangelizadoras que asumen, etc.

2. En todas las instancias, desde el concilio ecuménico hasta los consejos parroquiales los laicos deben tener voz deliberativa y pueden decidir con el clero en todo lo que no se refiere a la doctrina definida definitivamente.

3. Los laicos deben tener voz activa en las elecciones en todos los niveles desde la elección del Papa hasta la elección de los párrocos.

4. Los laicos deben tener voz deliberativa en lo que se refiere a la liturgia, a la catequesis y la organización de la Iglesia.

5. El principio básico es que el poder no puede ser concentrado en una sola persona.

6. La base de toda la reforma del sistema de poder es la publicidad. La preparación de las decisiones debe ser abierta, publicada y los documentos necesarios deben estar a disposición de todos. No puede haber secreto de los nombramientos, ni de las decisiones prácticas tomadas por una sola autoridad.

7. Es necesario crear una instancia jurídica independiente en la que las personas que se sienten víctimas de injusticia puedan recurrir. En la actualidad, un laico no tiene defensa frente al clero o a los religiosos; las religiosas no tienen defensa frente al clero; los sacerdotes no tienen defensa frente al obispo; y los obispos no tienen defensa frente al Papa.

El principio básico es que el poder está en todos los cristianos aunque en grados distintos y que la estructura debe reconocer esta situación.

El segundo principio es que ninguna persona humana representa sencillamente el poder de Dios y por lo tanto puede ser corregido en todo lo que no es poder de Dios, sino afirmación de sí mismo. Para eso debe haber una corrección fraterna que debe ser pública.

El poder de Dios crea, construye, edifica, aumenta, confiere más libertad. Todos los poderes eclesiásticos que no actúan en ese sentido, no son poder de Dios y deben ser contenidos, limitados, corregidos estructuralmente. Las estructuras deben sacar las oportunidades de abusos de poder. Pues, en la Iglesia hay abusos de poder como en cualquier sociedad, y para disminuirlos es necesario que haya normas que equilibran los poderes de todos.



Fuentes:

1) LA CIUDAD DE JOSEPH COMBLIN: ENTRE EL CIELO Y LA TIERRA
Por Nicolás Viotti1

2) Joseph Comblin: "L’Église : crise et espérance"

3) Joseph Comblin, memoria viva (1923-2011). El poder en la Iglesia
Xavier Pikaza, teólogo
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