Acoge la Luz, acoge la Vida. II Domingo de Navidad

II Domingo de Navidad
II Domingo de Navidad

El asombro de la Encarnación

5 de enero, II Domingo de Navidad 

Texto evangélico 

“En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio junto a Dios. Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió. El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo. En el mundo estaba; | el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció. Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron. Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre. Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios. Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad” (Jn 1, 1-5. 10-14). 

Comentario 

Sobrecoge el contraste que revela el Evangelio: quien estaba junto a Dios, por quien se hizo el universo, se hace criatura. El Eterno se convierte en temporalidad; Dios se hace hombre. Quien es la Vida asume la naturaleza humana para hacerse mortal. 

Quien es la Luz nace en la noche para que la tiniebla pierda su dominio y para transformar a todos los que crean en Él en hijos de la Luz, hijos del día, no de las tinieblas. 

En vísperas de la Epifanía, la Palabra nos invita a contemplar, adorar y acoger a quien, por nosotros, se hace pequeño: el hijo de la Nazarena. Así, no temeremos acercarnos para besar, obsequiar y cantar ante el Niño Jesús. 

Propuesta 

Acoge la Luz, acoge la Vida.

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