Desde la humildad siempre es posible el retorno. 30 de Marzo, IV Domingo de Cuaresma

El hijo pródigo
30 de Marzo: IV Domingo de Cuaresma
Domingo de la alegría: El hijo pródigo
Evangelio del día
“Jesús les dijo esta parábola: «Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: “Padre, dame la parte que me toca de la fortuna”. El padre les repartió los bienes. No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, se marchó a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Recapacitando entonces, se dijo: “Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me levantaré, me pondré en camino adonde está mi padre. Se levantó y vino adonde estaba su padre. “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo”. Pero el padre dijo a sus criados: “Sacad enseguida la mejor túnica y vestídsela; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y sacrificadlo; comamos y celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado” (Lc 15, 1.11-32).
Reflexión
El término “pródigo” se aplica en una primera acepción a quien “desperdicia y consume su hacienda en gastos inútiles”. Pero también se dice de quien es “dadivoso, desprendido, espléndido, desinteresado. La parábola se titula del “hijo pródigo”, pero también se podría decir del “padre pródigo”.
El hijo pródigo cambia de vida impulsado por su memoria. El recuerdo de la casa de su padre, el trato que reciben los trabajadores. Esta referencia a la buena memoria es una constante en los procesos de conversión de quienes, habiendo sido creyentes, se han apartado de la Iglesia, han vivido un proceso de alejamiento, y un tanto hastiados de lo que da este mundo, retornan a la vida de la gracia y de los sacramentos.
Es domingo de alegría, por haber superado la mitad de la Cuaresma. “El Señor tu Dios se alegra y goza contigo, te renueva con su amor; exulta y se alegra contigo como en día de fiesta” (Sof 3, 17). “Jesús conocía muy bien esta cita y sabía que nuestro Dios grita y baila de gozo. Por eso nos cuenta que el Padre misericordioso hace fiesta cuando recupera a su hijo perdido” (“Victor Manuel Fernández, “Río de alabanza”, 70).
Propuesta
Desde la humildad siempre es posible el retorno.