Miles de voluntarios acuden a llenarse la ropa de barro y los ojos de lágrimas para ayudar con valor a los que sufrieron el zarpazo del agua. Riadas de compasión y de misericordia ("sentir el sufrimiento, ser un corazón con los otros") que se movilizan para ayudar a desconocidos que se convierten en hermanos a quienes abastecer.

"La única religión, el único mandato, el único Camino, será el Amor", cantaba Jesús en mi musical 33. 

"Amados, amémonos unos a otros por que Dios es Amor. Todo el que ama, es nacido de Dios y conoce a Dios;  El que no ama no ha conocido a Dios porque Dios es Amor". Dice San Juan, que tan querido se sintió por aquel Nazareno de las montañas. Y es que Jesús es el Amor hecho persona humana, la condensación de todo el amor que ha existido y existirá en un sonriente y profundo muchacho de Galilea del siglo I. Un Amor que te salva, te cura, te perdona, te da fuerzas para vivir. Un amor que da todo, todo y todo por ti, para que te sepas único, maravilloso, y feliz. Para que tengas esperanza porque a pesar de las lágrimas y la muerte el Amor venció al mal y a las tinieblas y todo tiene remedio, pues somos eternos.

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Cientos de gestos solidarios en el seno de la iglesia valencianahttps://t.co/sBs96UceNqpic.twitter.com/ZdVcMc0ODp

— Archidiócesis de Valencia (@archivalencia) November 2, 2024

Porque el amor no es un simple sentimiento ni un motivo para las canciones de Kiss Fm. El amor es una decisión, una cualidad, una virtud que se trabaja en el gimnasio de la vida. Amar es no desentenderte de los males del otro, amar es remangarte y ayudar, amar es dar esperanza. Amar es luchar y clamar y denunciar las injusticias y gritarles las 4 verdades a los mediocres ya veces muy rastreros políticos que nos gobiernan. Amor es ser tierno y cariñoso, respetuoso y constructor de una nueva familia humana.

La religión sin amor es una máquina de controlar personas, de horadar culpas, de afilar fanatismos sin alma, ritos sin alma, organizaciones sin alma. Jesús nos enseñó que los verdaderos templos son las personas, especialmente aquellos que sufren, y que el culto verdadero es es dar de comer al hambriento, de beber al sediento, dar ropa al valenciano que todo lo perdió...

Personalmente abomino de los que hacen de la religión un pase de modelos litúrgicos, una defensa a ultranza de sus organizaciones humanas, un posicionamiento inquisitorial y severo hacia el mundo. Terribles e inmisericordes con los fallos y debilidades ajenas, subidos en un púlpito de supuesta superioridad moral atizan desde web más o menos anónimas, desde las redes, desde donde sea. Están lejíiiisimos de Dios, aunque se vistan de lo que sea, comulguen de rodillas todos los días de rodillas o a la vuelta pineta, o estén horas delante del Santísimo entre inciensos y cantos sensibleros, etc etc.

Nuestra religión no es eso. Y sino asomaos a Mateo 25 o a la parábola del buen samaritano, donde el sacerdote y el escriba, la religión oficial y la sabiduría, pierden por goleada ante el despreciable samaritano que con tanto cariño y esfuerzo ayudó a aquel desconocido. Nuestros ritos, organizaciones, ropajes en caso de tenerlos, etc, nos tienen que ayudar a centrarnos en la verdadera religión: Amar a Dios y al prójimo, las dos caras de una sola moneda.

Dios es Amor y habita en todos los corazones de sus hijos. Llora con ellos ante el desastre, y les mueve para que se ayuden, para que se restauren las catedrales humanas que transitan por el mundo con más o menos suerte.

Sientete amado, salvado, poderoso. Decide tener esperanza.

Decide luchar con valor.

Dios es Amor.