Organista de la basílica de San Pedro y de las celebraciones litúrgicas del papa Francisco Josep Solé: "Desde el órgano, trato de acompañar a los fieles, tal y como hace la madre Iglesia con sus hijos"

Josep Solé, organista del Vaticano
Josep Solé, organista del Vaticano Flama

"Francisco es melómano, pero no tiene el conocimiento musical que tenía Benedicto XVI"

“Lo más importante es saber encontrar empatía, desde la música, con las voces que intervienen en cada momento, yendo de la mano y caminando juntos, tal y como quiere hacer la madre Iglesia con todos sus hijos“

El organista Josep Solé (Sabadell, 1974) añadirá este mes de septiembre dos nuevas experiencias vitales a la larga lista de momentos trascendentes que ha vivido: por un lado, el segundo concierto de órgano que dará en la parroquia de la Santísima Trinidad del pueblo en el que nació —con motivo del noventa aniversario del templo— desde que vive en Roma, en el 2004, y, por otro, la celebración de sus cincuenta años.

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Serán dos hitos que este exprofesor de música en la Escuela Sant Nicolau de Sabadell vivirá con la misma ilusión con la que, en diciembre del 2003, entraba en la basílica de San Pedro del Vaticano por primera vez y recibía un impulso que le pedía cambiar de aires: "Aquello me encendió la luz", sostiene. Era la luz que, en el 2009, le permitía ser organista de esa basílica después de un anecdótico y providencial pasaje (“entré como feligrés y, el mismo día, salí habiendo tocado el órgano”, apunta).

El organista del Vaticano, con el papa
El organista del Vaticano, con el papa Flama

Antes de eso, el puente para llegar fue el que le puso el entonces director (de 1995 a 2012) del Pontificio Instituto de Música Sacra de Roma, el también catalán Valentí Miserachs, y, “a pesar de que en la escuela donde trabajaba tenía un buen trabajo”, como reconoce, estudiar en Roma fue su trampolín. Allí es donde fue organista de las basílicas de Santa María Mayor y San Lorenzo Extramuros, y, en la actualidad, es padre de dos niños que cantan y tocan el piano en el coro de la Capilla Sixtina, que Solé acompaña con órgano en sus ensayos, y marido de una mujer mexicana, Maria Eugenia Guerrero, corista en San Pedro.

El organista de la basílica vaticana y de las celebraciones litúrgicas del papa Francisco (y de Benedicto XVI al empezar a relevar intermitentemente a James Goettsche, hasta que le sucedió en el 2018) ha saboreado los anhelos que tenía desde adolescente, cuando sus padres (“José y María, como no podía ser de otra forma”, ironiza) le acompañaban a la Pasión de Esparreguera, donde conoció el primer órgano de su vida. Después de ese, es incontable la cifra de órganos que ha tocado; sólo en México, este verano, ha realizado un total de seis conciertos. "Los he hecho mientras visitaba, como hago cada dos años, mi familia política", explica.

Solé, que escucha música clásica, incluso, mientras conduce, encontró en Benedicto XVI un “guía” que marcó sus primeros años. “Era un punto de referencia, litúrgica y musicalmente, y esto se observaba en cómo seleccionaba la música que debía sonar, cómo vestía o cómo quería que fueran las celebraciones y los rituales”, apunta el músico de Sabadell. "Era uno de los nuestros", indica, refiriéndose a las virtudes musicales del pontífice. Por eso, el organista nunca olvidará su funeral, en enero del 2023. “Tuve el honor de poder tocar la música de uno de los compositores que el alemán más admiraba, Johann Sebastian Bach“, mantiene.

En cambio, Francisco, "que es un gran amante de la música", es para Solé un Papa que acepta cualquier sugerencia musical, sin poner cucharada. “Cada uno es cómo es y tiene el conocimiento que tiene”, remacha. Pero sea cual sea el Papa que tenga delante, Solé tiene clara su misión cuando está delante del órgano: “Lo más importante es saber encontrar empatía, desde la música, con las voces que intervienen en cada momento, yendo de la mano y caminando juntos, tal y como quiere hacer la madre Iglesia con todos sus hijos“, termina.

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