"Sin pensamiento crítico somos marionetas" Reflexiones "sin pelos en la lengua" de José Ignacio González Faus
"El agudo jesuita José Ignacio González Faus hace sus análisis de lo humano y lo divino que llaman a la reflexión. Entresaco algunas de sus ideas para que las rumiemos y nos preguntemos si son pertinentes"
"Reflexiones de este viejo teólogo, sin pelos en la lengua, para convencernos que sin pensamiento crítico somos marionetas manejadas a su antojo por quienes nos ofrecen el oro y el moro pero todo es oropel"
El agudo jesuita José Ignacio González Faus hace sus análisis de lo humano y lo divino que llaman a la reflexión. Entresaco algunas de sus ideas para que las rumiemos y nos preguntemos si son pertinentes. En medio de la pandemia analizó el estado actual de la democracia desde la realidad europea que se extiende también a los otros continentes. Afirma “Además de una crisis sanitaria y otra económica, la pandemia ha acabado trayéndonos una crisis política y de convivencia: una seria crisis de la democracia”. “La democracia no es un mimo ni un mito: es una misión”.
“Nos habíamos acostumbrado a justificarla diciendo que, aunque el sistema democrático es malo, es el menos malo de todos. Así tranquilizábamos nuestra conciencia y nos quedábamos en paz, olvidando la gran capacidad de degeneración que tiene todo lo humano, y más cuando no es del todo bueno. De gentes conocidas he escuchado estos días dos reacciones opuestas que servirán de punto de partida para estas reflexiones, porque pese a su oposición, coinciden en ser, cada una por un lado, amenazas a la democracia”.
“Unos por irresponsables. Hay quienes, contaminados por el terrible individualismo de nuestra Modernidad, confunden los derechos humanos con deseos propios y protestan violentamente contra toda medida confinatoria, como ataque a sus derechos más elementales. Se sienten como niños mimados, con derecho a desobedecer. Y esto no solo en países “bárbaros” como España, sino en países “civilizados” como Holanda. No se han enterado aún de que los derechos humanos son, sobre todo, derechos de los otros que yo debo respetar y que el fundamento de los derechos humanos son precisamente nuestros deberes. Como ya recordó Simone Weil, sin deberes no hay derechos sino solo egoísmos”.
“Otros por insensatos. Estos echan de menos una autoridad firme y dura, invocando el ejemplo de Taiwán o China que están superando la pandemia mucho mejor que nosotros. He llegado a oír, de gentes que nunca hubiera esperado, que “con Franco ya no tendríamos pandemia”. Lo cual puede sugerir insensiblemente que “en el fondo Franco no era tan malo”.
“Ni mimo ni mito: misión. Quisiera añadir que, en el fondo y aunque no lo parezca, son dos actitudes que brotan del miedo: sea el miedo a contagios etc. o el miedo a perder unos modos de vida que me tienen drogado. Y lo claro es que el miedo es el peor enemigo del hombre”. “La democracia no es un mimo (contra los primeros) pero tampoco es un mito (contra los segundos). Es simplemente una misión. Confiar es un ejercicio que hay que practicar sin descanso. Deberíamos haber aprendido que democracia no es simplemente “Jauja” sino algo muy difícil: que se justifica por su mayor dignidad ética, no por mayor comodidad.“La democracia sin justicia carece de fundamento” ha escrito Reyes Mate. “No estamos preparados para la democracia” decía el viejo dictador y nosotros nos hemos encargado de darle la razón. Aunque su gran pecado fue utilizar esa frase no como un imperativo para intentar prepararnos, sino como una excusa para no marcharse él”.
“Qué difícil es que un rico sea demócrata” (Cf Mt 19,23). Pero la educación no es el único problema de nuestras democracias. Hay que terminar repitiendo una vez más que sin democracia económica no puede haber buena democracia política: porque las instancias políticas tienen solo “el gobierno”; pero “el poder” lo tienen las económicas. El principio aquel: “vicios privados virtudes públicas”, establecido por los teóricos de nuestra economía es un verdadero cáncer para toda democracia. Habrá que recordar una vez más la vieja advertencia de Bertrand Russell: “las democracias políticas que no democratizan su sistema económico son intrínsecamente inestables”. Esa advertencia tiene más de 70 años”.
“La mayoría de las veces la vida no es más que trabajo, sacrificio, con algunas compensaciones familiares, y no tiene ese relumbre mítico de los relatos o las películas. Si un político hablara con esa sencillez no sería votado. Uno de los líderes de la Unión Europea dijo: “Nosotros sabemos qué habría que hacer para resolver problemas económicos o sociales. Lo que no sabemos es cómo lograr que nos voten después de haber propuesto las soluciones necesarias”.
“La visión un poco heroica de la colectividad del populismo siempre exige figuras. La gente no se apasiona con las ideas. Uno puede salir en un combate, en una trinchera, con la bayoneta en las manos, gritando: “¡Viva el emperador!” o “¡Viva el rey!” o incluso “¡Viva la nación!”, pero es raro que uno salga de la trinchera con una bayoneta gritando: “¡Viva la educación pública obligatoria!” o “¡Viva la sanidad universal!”. Las ideas no son tan estimulantes como las personas. Es con lo que podemos identificarnos en el fondo. Desgraciadamente, esas personas son fuertes, paternales, pero también severas, y parece que nos defienden de otros enemigos y arrastran al pueblo de una manera negativa. En América Latina y en Europa también existieron estos ejemplos de figuras muy carismáticas, también para el mal”.
“Usted propone una distinción conceptual entre grados de maldad. Primero, habla de los malos que se han creado a sí mismos, los que han tenido que elegir entre el bien y el mal, y que eligieron gustosos la forma de vida por el mal. Me remito a alguien que fue especialista en hablar de malos y malditos como fue Dante Alighieri. En la Divina comedia marca la diferencia entre esos malos y esos malditos. Los malos son los irrecuperables, es decir personas que no quieren arrepentirse. A pesar de encontrarse en los tormentos infernales, no se arrepienten de lo que hicieron, volverían a hacerlo. En cambio, los personajes del Purgatorio están arrepentidos. Se dan cuenta de que cometieron errores, de que se dejaron llevar por pasiones. Confían en la misericordia para salir de esa situación. En la vida no ocurre eso. Es tan difícil encontrar a alguien realmente malo como encontrar a alguien realmente bueno. Los que llamamos buenos tienen algunas razones no demasiado confesables para hacer el bien. Y los malos tienen alguna vertiente de amor por algún familiar, algún tipo de pasión generosa”.
“¿Cuáles son las causas de que Latinoamérica tenga un desarrollo siempre pospuesto? Las personas que viven en esos países lo sabrán mucho mejor que yo. Es verdad es que nunca miré a los países hispanoamericanos con distancia ni neutralidad. Los vi como una prolongación de nuestro propio problema de España, de lo que me afecta. No tengo una visión tan objetiva como la que tendría sobre Singapur. Creí que América Latina iba a dar el gran salto adelante hace ya treinta o cuarenta años. Pero se retrasó. Sigo pensando que América Latina es una reserva cultural y creativa, que debe terminar de salir a la luz. En el caso de África, a pesar de todo, lo veo con dificultades”.
“¿La herencia ibérica condiciona el desarrollo latinoamericano? Quedaron cosas. Para bien y para mal. No es lo mismo el peso de lo hispano que el anglosajón. La tradición católica de España vertida en toda América es distinta a la tradición protestante. Max Weber explicó que el espíritu del capitalismo está cerca del protestantismo. Los católicos nos llevamos mejor con el sexo y peor con el dinero y los protestantes se llevan peor con el sexo y mejor con el dinero. Las ideologías, la religión, las culturas tienen que ver. En toda América la presencia de algunas de nuestras virtudes y de muchos de nuestros vicios se nota. Pero no creo que debamos estar demasiado fascinados con nuestras características, con nuestra identidad, porque eso es una forma de acomodarse a lo que hay. Funcionan como excusas. Hay que evitar esas visiones reduccionistas y buscar un camino propio, que no es único nuestro, sino que es del desarrollo, de la industria, de la ciencia, de la democracia. Las soluciones están ahí”.
“No hay que inventar ninguna nueva. Los países prosperan cuando los gobernantes son honrados, cuando se aplican las pautas democráticas, cuando se apuesta por la investigación y por la ciencia, sobre todo por la educación. Los países educados salen adelante y los no educados no... Los caracteres son mucho menos importantes que esas variables”.
Ahí quedan estas reflexiones de este viejo teólogo, sin pelos en la lengua, para convencernos que sin pensamiento crítico somos marionetas manejadas a su antojo por quienes nos ofrecen el oro y el moro pero todo es oropel.
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