Hermano de Foucauld en América Latina "ENTRE EL CIELO Y LA TIERRA"
Diarios de Mario Sabato (1974-2022)
El testimonio de un hermano de Foucauld (Hto. del Evangelio) que narra, a traves de sus diarios, sus experiencias en el circo, en la cárcel y en distintos paises donde ha vivido durante más de cuarenta años.
Se trata de la espiritualidad de Carlos de Foucauld encarnada
Se trata de la espiritualidad de Carlos de Foucauld encarnada
| José Luis Vazquez Borau
"ENTRE EL CIELO Y LA TIERRA" Diarios de Mario Sabato, hermano de Foucauld (1974-2022) Novedad editorial
“Cada momento y cada acontecimiento de la vida de todas y cada una de las personas sobre la tierra siembran algo en su alma. Pues del mismo modo que el viento arrastra miles de semillas aladas, así también cada momento lleva consigo semillas de vitalidad espiritual que se posan imperceptiblemente en las mentes y voluntades de los seres humanos. La mayoría de estas innumerables semillas perecen y se pierden, porque los hombres no están preparados para recibirlas, pues tales semillas sólo pueden brotar en la tierra buena de la libertad, la espontaneidad y el amor”. (Thomas Merton. Del libro: “Nuevas semillas de contemplación).
Decía Hermann Hesse que cada dos o tres días deberíamos cambiarnos el nombre porque ya no somos los mismos. Podría ser así, tal vez, cuando las derivas de la vida te llevan y traen de manera incesante al ritmo de los días, de los instantes… Otra cosa es cuando el Creador de esos días, de esos instantes, te lanza, como un venablo de siete puntas, a recorrer las periferias de la vida. Es, entonces, cuando desaparece tu nombre del diario. Quien te vive, quien te ama, quien no te quiere, quien te busca, quien te siente, quien te encuentra… trasciende del nombre. Es legítimo que no se conozca tu nombre cuando, desde semejante silencio verbal, se te reconoce por tu mirada, por tus gestos, por tu testimonio, por tu ausencia…
Por eso el “nómada” -le pondremos un nombre versátil y mágico-, muy lejos de ocultarse, se desparrama, se vierte entre sus destinos como un espíritu migrante al encuentro de horizontes para seguir diseñando un destino que, no sólo dé sentido a su vida sino, en muchos casos, a la de quienes se han acercado a él. Un destino que sólo tiene sentido en el abandono al Padre, como un pájaro multicolor, con el pico rojo y esférico, con Jesús, como ala derecha y el hermano Carlos como ala izquierda, sobrevolando días e instantes y posándose en el hombro de los niños, de los miserables en los basureros, de las putas, de los presos, del accidentado en la calle y a quien traslada al hospital sin saber su nombre, del taxista que se hace su amigo sin conocerlo…
Siempre abrazado a la dignidad de cada cual.
Siempre cruzando océanos con sus alas amorosas batiendo al unísono.
Siempre dando sentido a sus destinos con formas de corazones anhelantes de amor.
El libro que tenemos en nuestras manos está cargado de una belleza noble e inusual. La miscelánea de contrastes y sensaciones, muy lejos de cualquier abstracción, nos descubre el nombre de sus latidos fluyendo y chocando a quemarropa contra las injusticias que va encontrando, como pretendiendo que su destino no sea sólo suyo sino de los demás en él para así envolverlo del amor foucauldiano, que es su opción, porque sabe que las palabras SENTIDO y DESTINO tienen las mismas letras, como si el lenguaje se hubiera alineado de su parte.
Dos, finalmente, son los soportes de este viaje maravilloso. No de este libro, sino del hombre alado que lo ha vivido: la ermita de su interior espiritual, donde siempre se retirará como el alma inseparable del Creador de sus días -siempre termina retirándose en esta o aquella ermita-, y SU COMUNIDAD, SUS HERMANOS… Ella, ellos, son el sentido de su vida, su destino y, serenamente, su reposo… Que Jesús y el hermano Carlos, alas de su vida, cuiden este diario maravilloso.
Juan Álvaro Ricas Peces
Asistente General
Comunidad Ecuménica Horeb Carlos de Foucauld