Amistad ¿Es importante la amistad ante el individualismo de la vida moderna?

La amistad surge cuando nos descubrimos portadores de un valor que, hasta que la mirada del amigo no la ha hecho surgir, estaba latente en nosotros

Merece el nombre de amigo aquel que ha encontrado en nosotros un valor que lo mantiene a nuestro lado

No siempre tenemos la inteligencia necesaria para captar las intenciones utilitarias de aquel que se hace pasar por nuestro amigo

El amigo honesto se siente obligado a ser fiel al valor que ha descubierto en nosotros y se replanteará su fidelidad si nos empeñamos en degradarlo

La amistad no se refugia en el humanismo abstracto, sino en el calor de una presencia concreta

Quedarte sin algún amigo es quedarte sin una parte de tu mundo

amistad
amistad JL Vázquez Borau


   Según el filósofo y pedagogo Gregorio Luri en su libro La mermelada sentimental, Encuentro 2021, «la amistad surge cuando nos descubrimos portadores de un valor que, hasta que la mirada del amigo no la ha hecho surgir, estaba latente en nosotros». La amistad es pues, una forma rigurosa de autoconocimiento. Que importante es que alguien crea y confíe en nosotros. Por esto es alarmante que cada vez vaya creciendo el número de personas que no tienen ningún amigo.

Merece el nombre de amigo aquel que ha encontrado en nosotros un valor que lo mantiene a nuestro lado. Hay que ser amigo de alguien para descubrir lo mejor que hay en él. Sin la experiencia de sentirse valioso delante del otro no hay amistad. El amigo reconoce en nosotros un valor que afirma nuestra esencia, no un valor utilitario, es decir, un instrumento para una finalidad. La amistad es generosa y noble y no simplemente un entretenimiento o una mera sensación de bienestar.

No siempre tenemos la inteligencia necesaria para captar las intenciones utilitarias de aquel que se hace pasar por nuestro amigo. Sin darnos cuenta caemos en las trampas de dependencia que nos presentan los empáticos maquiavélicos.

La amistad que merece este nombre es leal y honesta. La lealtad comporta reprender al amigo cuando convenga, pero sin acritud, y recibir la reprensión con paciencia y sin resentimiento. La verdad no es siempre consoladora. Pero el amigo honesto se siente obligado a ser fiel al valor que ha descubierto en nosotros y se replanteará su fidelidad si nos empeñamos en degradarlo.

El deber moral nos lleva a convivir civilizadamente con los seres humanos. Pero la amistad es como una fuerza de gravedad que nos mantiene en la órbita de ciertos humanos en los que valoramos aquello que tienen de diferente, singular y exclusivo. La amistad no es ni imparcial ni universal. Es preferencial y concreta. Una lealtad muy selectiva que se construye en el tiempo. La amistad no se refugia en el humanismo abstracto, sino en el calor de una presencia concreta. Un amigo es aquel a quien telefoneas para sentir el calor de la capa que mutuamente nos alberga.

Lo que el amigo ve en mi es posible gracias a la confidencialidad de la amistad. Con el amigo nos mostramos sin máscaras. Hay alguna cosa del amigo que es una revelación de él mismo que nada más se descubre delante del amigo. Quedarte sin algún amigo es quedarte sin una parte de tu mundo. Con él desaparece un ámbito irreemplazable de experiencia.


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