Esta Jornada Mundial del Enfermo, centrémonos en nuestro mayores Cautivados por sus rostros
"Este año la Jornada Mundial del Enfermo ha estado marcada por la invitación del papa Francisco a acercarnos a nuestros hermanos enfermos y a tratarlos con ternura"
"La Iglesia católica que peregrina en España, para la Campaña del Enfermo 2023, nos propone un sugerente lema: 'Déjate cautivar por su rostro desgastado'. Quiere que nos centremos especialmente en las personas mayores"
"Os invito a acompañar a nuestros hermanos ancianos hasta el último momento de su vida. Hagamos lo posible para que se sientan queridos, acogidos y valorados. Las personas mayores son una bendición para nuestra vida"
"La vejez es un buen momento para dedicar más tiempo a la oración. Un tiempo propicio para acercarse con confianza a los sacramentos, especialmente la eucaristía, el perdón y la unción de los enfermos"
"Os invito a acompañar a nuestros hermanos ancianos hasta el último momento de su vida. Hagamos lo posible para que se sientan queridos, acogidos y valorados. Las personas mayores son una bendición para nuestra vida"
"La vejez es un buen momento para dedicar más tiempo a la oración. Un tiempo propicio para acercarse con confianza a los sacramentos, especialmente la eucaristía, el perdón y la unción de los enfermos"
Cada año la Conferencia Episcopal Española promueve la Campaña del enfermo que se inicia el once de febrero, fiesta de la Virgen de Lourdes, en la que se celebra la Jornada Mundial del Enfermo y culmina hoy, con la celebración de la Pascua del Enfermo. Este año la Jornada Mundial del Enfermo ha estado marcada por la invitación del papa Francisco a acercarnos a nuestros hermanos enfermos y a tratarlos con ternura.
La Iglesia católica que peregrina en España, para la Campaña del Enfermo 2023, nos propone un sugerente lema: «Déjate cautivar por su rostro desgastado». Quiere que nos centremos especialmente en las personas mayores. A propósito del lema de este año, quisiera proponeros algunas reflexiones que nos pueden ayudar a acercarnos a las personas mayores, sobre todo, a aquellas que están solas y enfermas.
En primer lugar, os invito a acompañar a nuestros hermanos ancianos hasta el último momento de su vida. Hagamos lo posible para que se sientan queridos, acogidos y valorados. No dejemos de visitarlos cuando los ingresen en algún hospital o vivan en una residencia. Ellos nos esperan. Dejémonos interpelar por estas palabras del Salmo 71: «No me rechaces ahora en la vejez; me van faltando las fuerzas, no me abandones» (Sal 71,9).
Las personas mayores son una bendición para nuestra vida. Valoremos todo aquello que nos aportan. Su experiencia ayuda a los más jóvenes a afrontar el futuro con esperanza. Pueden ser semilla de reconciliación entre los miembros de nuestras familias. Nos enseñan a dar importancia a los pequeños detalles de la vida: una caricia, un gesto amable o una visita inesperada. Transmiten la alegría de la fe a las generaciones más jóvenes.
"Las personas mayores son una bendición para nuestra vida"
Es importante atender pastoralmente a nuestros mayores. Ello les ayudará a vivir con paz esta última etapa de la existencia. La vejez es un buen momento para dedicar más tiempo a la oración y para dar gracias a Cristo por haber sido un buen compañero de camino a lo largo de la vida. También es un tiempo propicio para acercarse con confianza a los sacramentos, especialmente la eucaristía, el perdón y la unción de los enfermos.
La eucaristía alimentará al anciano en su camino hacia la casa del Padre. El sacramento del perdón le ayudará a integrar el pasado y a reconciliarse con Dios y con sus hermanos. El sacramento de la unción de los enfermos le dará fuerzas para sobrellevar la enfermedad y para aceptar la muerte con confianza.
Queridos hermanos y hermanas, oremos por nuestros hermanos mayores. Sepamos acogerlos y acompañarlos con ternura y darles una palabra de ánimo y esperanza. Que María, nuestra madre, nos acompañe en esta misión.
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