A través de los años, uno se va dando cuenta de quiénes son los que influyen en la educación. Por eso os digo a las familias que no podéis renunciar a la misión educativa: la tenéis que sostener, la tenéis que acompañar, la tenéis que guiar. Es verdad que habrá que inventar o reinventar métodos y buscar nuevos recursos. Es bueno que os preguntéis sin miedos, ¿quiénes se ocupan hoy de dar diversión y entretenimiento a vuestros hijos?, ¿quiénes entran en las habitaciones de vuestros hijos? Ciertamente a sus habitaciones entran extraños, pues a través de las pantallas se les proponen guías para sus tiempos libres, fórmulas para ser felices, mundos que en muchas ocasiones nada tienen que ver con lo que deseamos para ellos.
Educar es una cuestión de amor y, para ello, en la educación hay que generar procesos. Como tantas veces nos ha repetido el Papa Francisco, hablando también de otras cuestiones importantes para la vida humana, «lo importante es generar procesos, más que dominar espacios». Hay que educar generando vida, pero con mucho amor; hay que hacer vivir procesos de libertad, procesos para cultivar la autonomía; hay que generar procesos de maduración en la libertad y capacitar a niños y jóvenes para que, en toda clase de situaciones en las que puedan encontrarse en la vida, miren también a los demás. Os dais cuenta de cómo nuestras preocupaciones muy a menudo están en «¿dónde está mi hijo físicamente en estos momentos?», y no en la más importante pregunta de «¿dónde está su alma?». ¿Qué convicciones y proyectos tiene?
Para esta educación no basta con llenar la cabeza sin más de conceptos. Claro que hay que cuidar los conocimientos, pero, como recuerda Scholas Occurrentes, las personas solo maduran si se usan con ellas a la vez tres lenguajes: ideas, corazón y manos. Que exista armonía entre estos tres lenguajes, que sientan lo que piensan y hagan lo que piensan.

Asimismo, la educación debe convertirse en portadora de fraternidad y creadora de paz entre todos los pueblos. Como subraya el Papa al promover el Pacto Educativo Global, la educación es un arma potente para eliminar todas las formas de discriminación y de violencia. ¡Qué fuerza tiene hablar y llegar a un consenso mundial para que la educación restablezca lazos en toda la familia humana! Este pacto requiere el esfuerzo de todos: familia, escuela, Administración, el mundo de la cultura… Necesitamos una educación que pone en el centro a la persona, en su realidad integral; que la lleva al conocimiento de sí misma y de la casa común en la que vive; que hace que se preocupe por los demás.
Esta obra de amor que es la educación es exigente y pide educadores fraguados en una rica humanidad que se despliega en tres dimensiones: educadores que despiertan pasión, educadores que se ponen junto a los jóvenes en su camino y educadores que promuevan el crecimiento en todas las dimensiones de la persona. No solo hacen falta sabios, que también, y no solo hay que enunciar valores, que también, sino que sobre todo hacen falta testigos. Nadie puede dar crecimiento a otro sin coherencia y testimonio.
Con gran afecto, os bendice,
+Carlos, Cardenal Osoro Sierra
Arzobispo de Madrid
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