Ante la Semana Santa que se aproxima... Juzgar creyente ante la piedad, la religiosidad popular y tradiciones religiosas:

Notas previas para un juzgar evangélico
Un grupo de sacerdotes, consiliarios de los distintos movimientos de acción católica en la provincia eclesiástica de Mérida-Badajoz (Extremadura) venimos reflexionando hace ya mas de tres décadas en nuestro ministerio y misión pastoral en mediio de nuestros pueblos. Ahora estamos en un proceso de revisión de vida en torno a nuestra visión y participación ante la religiosidad popular, la piedad, tradiciones y sus manifestaciones actuales. Nuestro próximo encuentro nos invita a profundizar evangélicamente en este tema, tras analizar hechos de vida reales en los que estamos insertos.
Ofrezco algunas notas para acompañar nuestra reflexión y compartir de cara al próximo encuentro de consiliarios de acción católica en Extremadura. Nos servirá de marco, tras celebrar el Domingo de Ramos, para toda la semana grande y el triduo pascual. Vamos a situarnos desde el Espíritu de Jesús ante todas las manifestaciones religiosas de estos días. Nos vemos como actores con todos y no desde fuera.
Ofrezco algunas notas para acompañar nuestra reflexión y compartir de cara al próximo encuentro de consiliarios de acción católica en Extremadura. Nos servirá de marco, tras celebrar el Domingo de Ramos, para toda la semana grande y el triduo pascual. Vamos a situarnos desde el Espíritu de Jesús ante todas las manifestaciones religiosas de estos días. Nos vemos como actores con todos y no desde fuera.
| José Moreno Losada
Juzgar creyente ante la piedad, la religiosidad popular y tradiciones religiosas:

En el contexto actual es bueno tener en cuenta a la hora de analizar cuestiones de orden religioso las dimensiones de las que hablamos y distinguirlas convenientemente:
Interioridad: Dimensión interna, autoconocimiento, introspección, unidad, identidad… En este sentido la interioridad es los previo. “Anterioridad” es otro nombre de “interioridad (…) un lugar integrador del ser humano (X. Melloni).
- Jesús era una persona de interioridad consolidada, de reflexión seria, conocedor de su propia persona, unificado, que fue descubriendo y viviendo su identidad con la honestidad de lo humano y la profundidad de lo almado. En sus relaciones con los discípulos, con sus paisanos, con la gente de la calle, las autoridades, los romanos mostraba tanto su coherencia, a la vez que la descubría y animaba en ellos. En este sentido sabia distinguir lo interior de lo exterior, lo analizaba con cuidado, lo dialogaba, y lo proclamaba. Pensemos: en lo que decía de si, lo que hablaba con Pedro, la samaritana, Zaqueo, Centurión, paralítico… Era fuerte y profético cuando notaba religiosidades sin interioridad, costumbres y ritos sin fundamento, imposiciones sin reflexión, manipulaciones interesadas y justificadas en nombre de lo religioso.
Espiritualidad: Dimensión trascendente, sentido vital, conexión con el Misterio…
Desde la perspectiva cristiana, en FT (223) nos da la clave de lo propio de la espiritualidad según el Espíritu de Cristo:
“San Pablo mencionaba un fruto del Espíritu Santo con la palabra griega jrestótes (Ga 5,22), que expresa un estado de ánimo que no es áspero, rudo, duro, sino afable, suave, que sostiene y conforta. La persona que tiene esta cualidad ayuda a los demás a que su existencia sea más soportable, sobre todo cuando cargan con el peso de sus problemas, urgencias y angustias. Es una manera de tratar a otros que se manifiesta de diversas formas: como amabilidad en el trato, como un cuidado para no herir con las palabras o gestos, como un intento de aliviar el peso de los demás. Implica «decir palabras de aliento, que reconfortan, que fortalecen, que consuelan, que estimulan», en lugar de «palabras que humillan, que entristecen, que irritan, que desprecian».”
- Jesús muestra ser del Espíritu precisamente en las claves de la vivencia de su humanidad, tanto por su sentido trascendente de la vida, como por la orientación de su existencia con proyecto de donación y de amor, amén de esa de esa fundamentación radical en la raíz del que le ama y le envía en su ser personal, desde donde se abre a la creación como proyecto en una historia que entiende como de fraternidad y de salvación. Dicha espiritualidad le hace capaz de sintonizar con todo lo que es del espíritu tanto en la naturaleza como en la humanidad que le rodea, independientemente de la situación y caracterización de cada ser personal. Haber descubierto el horizonte vital de conexión con la realidad y con la humanidad es clave transversal de la visión del Reino esperado y a construir en el que valen todas las manos y todas las voluntades que están amparadas por un verdadero espíritu. Cuando percibe o se encuentra con elementos religiosos faltas de verdadera espiritualidad se revuelve sea en el templo, en la sinagoga, en las calles, en el trabajo. Grita que una religión sin espiritualidad, sin espíritu destruye y condena, se hace ley que agobia y oprime, que excluye y mata, que llega a justificar hasta el odio y la división. Y lo que le duele más es que se hace en nombre de Dios, habéis oído que se dijo… pero yo os digo.
Religión: Una tradición espiritual concreta e institucionalizada: ritos y relación con un Ser divino. El discernimiento ha de ser radical en la visión de lo religioso: vida o muerte, Dios o el dinero, el amor o el odio, la unidad o la división, la salvación o la condena, el perdón o el rencor, la generosidad o el egoísmo, la comunión o la exclusión, todos o algunos. Desde las claves del reino anunciado y prometido, desde lo esperado, se muestran los signos de la verdadera religión, frente a las formas y figuras que no lo son. El templo que se destruye y el templo de la vida. “Pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el mal”
- Jesús es un hombre verdaderamente religioso, su interioridad y su espiritualidad la vive enraizada y arraigada en la relación con el Padre, el Dios de la historia, de Abrahán, Isaac, Jacob que no es de muertos sino de vivos. Es en esa religión, donde vive su interioridad y espiritualidad al modo del Padre, junto a la Ley y los profetas. En este sentido podemos decir que Jesús no quiere inventar una nueva religión, ni cree que sea falsa la que él practica, sino que desde ella se abre a la novedad que culmina y plenifica todo lo religioso en el horizonte de un amor sin límites que nos lleva a la revolución de la resurrección como creación nueva y definitiva. El proceso de vivencia de la religión en él es la determinación de vivir en la voluntad de un amor universal, total y absoluto, que se ha revelado en la historia de la salvación, de la que forma parte y en la que se entiende y la consuma. Este horizonte universal y verdadero le permite interpretar su propia vida, la historia y la revelación mostrándose como verdadera Palabra, Luz, Camino y Verdad. Es en él donde se purifica lo religioso, en su sacrificio obediente de entrega para la alianza eterna de toda la creación, de toda la humanidad y de encuentro con el Dios creador y salvador, en la unidad total. Esta es la vida de la que él hablaba y que nadie te podía quitar. La religión tiene sentido si es camino para esa vida. Todo lo demás es puro formalismo, aparataje y artificio, sin interioridad ni espiritualidad.
Cuando hablamos de “Religiosidad popular” es bueno tener en cuenta los niveles anteriores y situarnos bien a la hora de analizar los hechos que se presentan como religiosos sin más. En la combinación de las tres dimensiones se pueden dar situaciones muy distintas y dispares, también dispersas, indiferentes y, a veces, muy incoherentes. Ni que decir tiene que también pueden aparecer unidas, cuando así ocurre entendemos que es una religiosidad popular evangelizada y que puede ser evangelizadora. Lo que decimos de la religiosidad popular es aplicable al modo de celebrar el culto religioso, así como a interpretar la ley y la moral. No se trata por tante de juzgar aisladamente instituciones y costumbres de puras tradiciones, sin entrar en el meollo de la cuestión que puede estar afectando a lo que celebramos diariamente, a lo que anunciamos o catequizamos, organizamos y dirigimos.
En el espíritu de Jesús:
En orden a nuestra respuesta pastoral como sacerdotes y consiliarios nos interesaban algunas claves cristológicas en la relación de Jesús con la religión y sus costumbres. Nos adentramos en el evangelio de Marcos con esta curiosidad y buscamos algunos textos que puedan iluminarnos:
Mc 1, 4,5,9:
- - Jesús bautizado en el Jordán por Juan.
- - Jesús como persona de su tiempo, integrado en su realidad social, no desprecia manifestaciones religiosas, sino que se adentra en ellas como uno de tantos, no desde el juicio – Juan hablaba con dureza a los que se acercaban- sino desde la compasión y dando una nueva significatividad a esos ritos de conversión y penitencia. En ese contexto será donde se manifestará su misión de novedad y plenitud, con lo que llevará de ruptura. Un nuevo bautismo está por comenzar, un nuevo culto que es de libertad y confianza en Dios Padre.
- o ¿En qué bautismo nos movemos y cómo lo hacemos entre los nuestros?
Mc 1,35-39:
- - No se deja poseer por grupos y lugares, por el éxito y los muchos.
- - Las claves de su relación con el pueblo: Predicar la buena nueva, expulsar los demonios, curar, sanar y liberar. El camino de la novedad en la religiosidad y el encuentro con el pueblo no va por ritos y costumbres alrededor de su liderazgo y organización. Ni posee ni se deja poseer, pertenece al evangelio y al Reino. Y todos tienen derecho a esa salvación. Ni la muchedumbre ni el éxito es el objetivo.
- o ¿Qué objetivos nos mueven y con quién los compartimos y motivamos?
Mc: 1,16—20:
- - Un modo nuevo de llamar y organizarse: personas del pueblo y la vida.
- - Contar y seducir, iniciar y compartir un camino, un modo de ser en misión que sirve y que se inicia con el fundamento de las promesas y la profecía, frente a lo ya establecido como de siempre. La tradición ante las tradiciones. Comenzar de nuevo.
- o ¿No dejamos hacer por un modo nuevo de vivir la ministerialidad en la sinodalidad ante todos?
Mc 2,15-17:
- - ¿Los de siempre…? Los que están mal.
- - Quiénes nos necesitan y a quién buscamos. Clave teológica de todo los institucional desde el vaticano a la cofradía.
- o ¿Tenemos en cuenta esta clave en el juicio de la religiosidad popular?
Mc 3, 7-12:
- - La masa y su misión: organización al servicio del evangelio.
- - - No vale cualquier proclamación del “Hijo de Dios”. La religiosidad puede estar afectada por el mal.
- - La denuncia del discurso sin vida, que acaba en amenaza y destrucción de lo verdadero. Estructuras y modos que obstaculizan el reino y la comunidad que lo anuncia y avanza.
- o ¿Qué espíritus hablan dentro de nosotros y nos dirigen en la valoración y en los que nos valoran?
Mc 3,22-23_
- - Siente el rechazo y la condena por no aceptar parámetros de costumbres y ritos establecidos desde fuera.
- - Cuando la autoridad de la sencillez y la fidelidad es rechazada.
- o ¿Dónde ponemos nuestra autoridad y fuerza en el acompañamiento?
Mc 3, 31-35:
- - El verdadero parentesco espiritual y religioso.
- - - Escucha de la palabra y cumplimiento.
- - Las relaciones y el criterio de verdad en ellas: cofradía, hermandad, caridad, humildad, pobreza, paciencia, paz…
- o ¿Quiénes son mi madre y mis hermanos de verdad?
Mc 4,1-33:
- - La evangelización de lo popular:
- - - a través de las parábolas, en proceso, análisis, desde la realidad, con sus vidas.
- - Evangelización a pie de orilla y de calle. De encuentro y de palabras apropiadas y situadas, en la vida y en los sentimientos profundos de los que aguardan salvación y están heridos en el camino.
- o ¿Mi pedagogía… mi paciencia… mi siembra…mi compasión… mi acompañamiento?
Mc 6,1-11:
- - Contradicción con su propio pueblo, enredado por sus costumbres y roles.
- - - Falta de fe que maravilla a Jesús.
- - Aceptar la dificultad de poder avanzar junto a los que has querido y son tuyos, los de dentro y los de siempre. Cuando se impone la norma.
- o ¿De donde vengo yo, de qué religiosidad, como la redimo?
Mc 6,14ss
- - El interés político por lo religioso y sus manifestaciones.
- - La utilización hasta el conflicto.
- - El poder de lo alto y los poderes de este mundo. La verdadera autoridad. El engaño y la perversión. Las teologías del imperio en muchas liturgias y cultos, de templos y procesionales.
- o ¿Qué callamos, qué proclamamos, a quién respetamos…?
Mc 8,31-33:
- - La tentación de doblegar los pensamientos
- - para la adaptación a lo que la gente quiere.
- - Cuando todo vale y se pierde en verdad y profecía. Sin Dios.
- o ¿Cuándo la predicación se hace vana – o blasfemia- por adaptarse y congraciar?
Mc 11, 1-19
- - Jerusalén, templo, tradiciones, Jesús y el evangelio.
- - Cuando lo religioso se pervierte y se enmascara. La piedra angular (12,9-12)
- - O Dios o el dinero. Qué defiende la institución y sus tradiciones, qué silenciamos y qué aceptamos.
- o ¿Templo, familia, hogar, comunidad, pueblo…?
Mc 12,38-44:
- - La religiosidad del fasto y la de la pobreza.
- - La generosidad de la fe sencilla.
- - Los signos y los símbolos verdaderos.
- o ¿Cofradía, hermandad, comunidad, parroquia, pastores?