Ante la invasión de Ucrania ¡Dios siempre puede más!
La paz de todos esta amenazada por los intereses de unos pocos y el Papa hace un llamamientoa quienes tienen responsabilidades políticas, para que hagan un examen de conciencia ante Dios, que es el Dios de la paz y no de la guerra porque Dios nos quiere hermanos, no enemigos y no sepuede alterar la convivencia y desacreditar el derecho internacional.
| Rosa María Quero Pérez
El Papa Francisco y la Iglesia Católica oran porque se resuelva rápidamente la invasión rusa de Ucrania.
La paz de todos esta amenazada por los intereses de unos pocos y el Papa hace un llamamiento a quienes tienen responsabilidades políticas, para que hagan un examen de conciencia ante Dios, que es el Dios de la paz y no de la guerra porque Dios nos quiere hermanos, no enemigos y no se puede alterar la convivencia y desacreditar el derecho internacional.
El Movimiento Laudato si ́ hace un llamamiento a los lideres mundiales, creyentes y no creyentes para encontrar soluciones sin que aumente la violencia.
En la encíclica Laudato Si’, el Papa Francisco nos revela las consecuencias de la guerra y lamenta el grave impacto sobre todos los miembros de la creación de Dios. “La guerra siempre produce daños graves al medio ambiente y a la riqueza cultural de las poblaciones, y los riesgos se agigantan cuando se piensa en las armas nucleares y en las armas biológicas” (LS 57).
Como es sabido, a la organización de las Naciones Unidas (ONU), les han sido confiadas las misiones más importantes en cuanto a la vida económica, social, cultural, educativa y sanitaria, sin embargo, el objetivo fundamental es asegurar y consolidar la paz internacional, favorecer y desarrollar las relaciones de amistad entre los pueblos, basadas en los principios de igualdad, mutuo respeto y múltiple colaboración en todos los sectores de la actividad humana.
El argumento esencial de la misión de la ONU es la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que afirma que todo hombre tiende a buscar libremente la verdad, respetar las normas morales, cumplir los deberes de la justicia y otros derechos íntimamente vinculados con éstos.
¡Ojalá esta organización pueda garantizar con eficacia los derechos del hombre!, que brotan de la persona humana y por ello son universales, inviolables e inmutables. Tanto más, hoy en día, en que los hombres cada vez participan más, de los asuntos públicos de sus respectivas naciones, y siguen con interés la vida de los demás pueblos, con lo que desarrollan una conciencia más profunda de pertenencia, como miembros vivos, de una comunidad mundial.
La consolidación de la paz en el mundo es un anhelo profundo del que participan ardientemente todos los hombres de buena voluntad (Pacem in terris, 166) sin embargo, la humanidad avanza en las ciencias, en las artes y en muchas cosas bellas, pero retrocede en conseguir la paz.
Es nuestro deber, dedicar todos nuestros pensamientos, preocupaciones y energías a procurar este bien común universal. Pero la paz será palabra vacía mientras no se construya sobre un orden superior, movido por la esperanza, pero basado en la verdad, establecido de acuerdo con las normas de la justicia, sustentado por la caridad y amparado por la libertad.
Jesús invita a los cristianos a combatir la violencia con las armas de Dios que son la oración y el ayuno y para ello el Papa Francisco, nos convoca el próximo día 2 de marzo, miércoles de ceniza, a una jornada de ayuno por la paz, recordando el mandamiento de Jesús a los discípulos, de amar a nuestros enemigos y rezar por los que nos persiguen.
Que sea "un período de intensa oración" por las víctimas, los desaparecidos, los desplazados y los que lo han perdido todo, pero también por los que matan, incluidos los militares y los que tienen el mando de las naciones. Las armas nunca resolverán los problemas, sólo el cambio de los corazones podrá curar.
¡El amor vence siempre. Dios siempre puede más!
Rosa María Quero Pérez
Animadora Laudato si ́ del Movimiento Laudato Si ́