Sus payasadas dejaron en ridículo a Madrid, y por un voto se empató con Turquía y en primera vuelta nos dejaron en la cuneta. A saber si en algo pudo influir una alcaldesa cabezota, imprudente, y que trató de dárselas de hablar una lengua que no domina para expresarse de forma gilipollesca, con numerosos signos de provocada afectación.
Ayer trató de vender humo, en un día que el ayuntamiento de Madrid pide un rescate financiero por unas empresas municipales en quiebra anuncia bajar impuestos. La alcaldesa lo que debería eliminar de una puñetera vez es la tasa que se paga para otorgar licencias de actividad (mínimo 500 €) y la tasa para colgar un rótulo (mínimo 200 €) en la fachada de un local. Es vergonzoso que el ayuntamiento de Madrid sea el primer chupóptero que se lanza a cobrar a quien va a poner un negocio y va a comenzar a pagar impuestos y hasta a sacar a alguien del paro. Pero, ¿cómo va a saber eso Ana Botella? Gobernados como estamos por inútiles, así nos va.