"Soñé con cuatro vía crucis fantasmagóricos que intentaban alcanzar el Gólgota" Juan Masiá, sj.: "Viví las tres crisis eclesiales, ahora voy de nazreno en el Vía Crucis de la Sinodalidad"
Tres crisis de fe: tradicional, personal, institucional
Via crucis del cristianismo progresista, dispuesto a ser cirineo de todo Cristo y a luchar por bajar de la cruz a todo crucificado, aunque haya que dar bofetadas a centuriones del orden o atosigar a la turba que se manifiesta indecisa
El vía crucis del cristianismo institucional, con tradición de prudencia conciliadora y diplomacia vaticana, deseoso de unir y sumar a tradicionalistas y progresistas con declaraciones ambiguas de la CDF, que dicen “sí, pero no”, y “no , pero sí”, que afirman no discriminar a quienes son la diferencia (irregular, minoritaria?) a la vez que los crucifican
El vía crucis del cristianismo institucional, con tradición de prudencia conciliadora y diplomacia vaticana, deseoso de unir y sumar a tradicionalistas y progresistas con declaraciones ambiguas de la CDF, que dicen “sí, pero no”, y “no , pero sí”, que afirman no discriminar a quienes son la diferencia (irregular, minoritaria?) a la vez que los crucifican
La gripe me retiene en cama, fiebre y antibióticos sugieren liturgia onírica. Soñé con cuatro vía crucis fantasmagóricos que intentaban alcanzar el Gólgota.
El primero, el vía crucis de Santiago, el hermano de Jesús, ortodoxo a machamartillo, pero con buenísima voluntad, aunque fanáticamente extraviado. Era el vía crucis que expiaba la crisis de fe del cristianismo tradicional: tras su apologética intolerante con muchas líneas rojas, se ocultaba la inseguridad de la crisis de fe en el seno de la comunidad heredera de su transmisión y predicación. Este via crucis se disolvía a mitad de camino sin llegar al Gólgota.
El segundo, el via crucis del cristianismo progresista, dispuesto a ser cirineo de todo Cristo y a luchar por bajar de la cruz a todo crucificado, aunque haya que dar bofetadas a centuriones del orden o atosigar a la turba que se manifiesta indecisa. Pero tras su apuesta decidida por los cambios y por otra fe posible, se ocultaba la inseguridad de la crisis de fe en el seno de quienes no acaban de casar las exigencias de la fe de hoy con la que recibieron de ayer. Este vía crucis se disolvía a mitad de camino sin llegar al Gólgota.
El tercero, el vía crucis del cristianismo institucional, con tradición de prudencia conciliadora y diplomacia vaticana, deseoso de unir y sumar a tradicionalistas y progresistas con declaraciones ambiguas de la CDF, que dicen “sí, pero no”, y “no , pero sí”, que afirman no discriminar a quienes son la diferencia (irregular, minoritaria?) a la vez que los crucifican. Tras su apuesta por la apertura moderada, integración y renovación, se ocultaba la profunda crisis de fe de la institución eclesiástica, capaz de disimular esta crisis de fe editando en una colección de lujo, y poniéndolos al mismo nivel, los Evangelios, el Derecho Canónico y el Catecismo. Tampoco este Vía crucis conseguía alcanzar la cima del Gólgota.
El cuarto, vía crucis de las periferias por caminos sinodales, un escaso grupo plural, variopinto, jóvenes y viejos, familias “irregulares”, obispos con báculo de madera y sin mitra, hasta un cardenal de curia capaz de tener en su oficina banderas del arco iris, servicio de bomberos de Ucrania, hospitales de urgencia en Bangladesh y Siria, ... todos ayudando a Francisco a cargar una pesada cruz que, en vez de INRI, ponía SINODALIDAD. Al llegar al Gólgota, el crucificado se transforma en Resucitado Radiante y todo se ilumina...
Pero, de pronto, en plena pesadilla, aparece el Maligno y me pregunta:
-¿Dónde estás tú? -Por supuesto, yo voy de nazareno en el cuarto vía crucis, ¿qué te has creído?
Pero el Maligno se sotorríe y me muestra en retrovisión la película de los tres primeros vía crucis. En los tres hay una figura que se me parece, claro, es el joven de la sábana, que cuenta Marcos (Mc 14, 51-52), ¡uno de mis muchos yos estaba en cada uno de los tres primeros vía crucis!, vivia las tres crisis eclesiales.
Me despierto, arritmia y sudor, amanece viernes santo... “Señor, mira que tu amigo está enfermo... Yo soy la Resurrección y la Vida “ (Jn 11, 3 y 25)” Que tu Espíritu de Vida mate todos nuestros yos y nos resucite, que el Espíritu de El que Vive nos haga ser-te!
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