Hondura del Corazón, holgura hacia la Trascendencia Zen laico ignaciano

Zen laico ignaciano
Zen laico ignaciano

Legado del Maestro Zen, P.Kadowaki

Tras compartir unos meses por zoom con Pedro Vidal la lectura del Yasenkanna, rondan en mi mente los temas clave: Silencio contemplativo, Mirada Interior, Gran Muerte y Despertar a la Vida

Pedro Vidal nos invita en esta obra a saborear pausadamente y asimilar contemplativamente los aforismos Kôan que iluminan el sentido hondo de vivir muriendo y morir viviendo

 A 27 de julio, séptimo aniversario de la entrada en la Vida de la vida del jesuita japonés Kakichi KADOWAKI (1926-2017), sigue vivo su legado en los grupos de Ejercicios espirituales ignacianos integrados con la práctica del Zen.

 En su tercer aniversario (año ignaciano, 2021) presentó este blog las Jornadas Zen y Ejercicios espirituales, sobre la obra póstuma de Kadowaki: Aliento de Vida y luz del Camino. El Espíritu, intérprete de la Palabra, Madrid, San Pablo, 2020; colaboración del Centro Sincronía  (Pedro Vidal, Molina de Segura, Murcia)  y el Seminario de Filosofía y espiritualidad K.Kadowaki (J. Masiá, Tokyo),

( https://www.religiondigital.org/convivencia_de_religiones/Zen-laico-ano-ignaciano_7_2386331345.html )

 Este año el coloquio cristiano-budista fue en la Asociación budista laica Koseikai (Parroquia de Nerima, Tokyo); se presentó el libro de Pedro Vidal, Yasenkanna. El arte Zen para recuperar tu mejor estado.

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Permítaseme reproducir aquí el prólogo para la edición en español de la obra de Pedro Vidal sobre Hakuin.

“Mira hacia la hondura del Corazón, sumérgete en su holgura” .

 Para prologar estas páginas, en las que Pedro Vidal encarna su asimilación del Yasenkanna, el más indicado sería el Maestro Shidô Bunan (1603-1721), “abuelo espiritual” de Hakuin en la línea genealógica del Zen de Rinzai.  A Hakuin Ekaku (1685-1768) le invitaban sus predecesores a cruzar el umbral de la muerte cuando uno todavía está vivo, para así despertar a la realidad de la vida.

 Deseando que el mismo Shidô asuma desde el más allá la autoría del prólogo al Yasenkanna, un servidor lo firma como amanuense con gratitud a Pedro Vidal y como discípulo del P. Kadowaki.

 Tras compartir unos meses por zoom con Pedro Vidal la lectura del Yasenkanna, rondan en mi mente los temas clave: Silencio contemplativo, Mirada Interior, Gran Muerte y Despertar a la Vida.

Visité en Tokyo la exposición de caligrafías del Zen, en la que tres caracteres kanji convocan a la Verdad del Dharma:: sentir (Kan, ), meditar (Mei, ), Practicar (Gyô,). Su trilogía configura la base de un cono invertido, en cuyo fondo el carácter del ocio y silencio ( Kanhima,), dibujo original del Maestro Shidô, sugiere la hondura contemplativa, clave del Naikan, 内観、Mirada Interior, de Hakuin.

Disfruté estas caligrafías originales de Shidö y Hakuin en la exposición Zen y Arte con cuadros de la colección de Shigyô Sosyu, polígrafo japonés, director de la Galería Toshima Yasumasa y el Institudo Biotec. Este pensador japonés aúna estética, biotecnología y biosapiencia, sintonizando con Velázquez y Toshima, Mishima y Unamuno, el Zen y la Biblia. Su obsequio a Pedro Vidal permite la reproducción de la  caligrafía de Shidô como portada del Yasenkanna.: Kan,  expresa la vivencia de interioridad, marco para la reflexión autobiográfica de Hakuin en su Yasenkanna. Conversaciones tranquilas en la barca al atardecer.

Con la guía de los maestros Arao Arai y Koyama Shikei, convirtió Pedro Vidal la lectura del Yasenkanna en un Kôan ecfrásticamente asimilado. Su lectura no surge de la práctica filológica, sino de la vivencia personal del Zen plasmada en su diario espiritual. Invita a sumergirnos en la hondura de la Mirada Interior para pasar por la Gran Muerte hacia el Despertar a la Vida.

Me guía amablemente en el recorrido por la exposición de Arte y Zen una experta hispanista japonesa, profesora Misaki Abe, curator artis en la Galería Toshima y traductora de Larra y Unamuno. Sus explicaciones me ayudan a saborear la caligrafñia que concentra la semántica del silencio: El citado pictograma Kan (reproducido aquí, en su forma caligráfica, del cuadro original de Shidö) es apropiado para designar la calma silente contemplativa. Se compone del radical Ma o Kado: umbral, a cuya sombra se cobija un arbolito. A la izquierda de la caligrafía, los versos siguientes:

Mire cada cuál hacia la hondura de su Corazón /  Sumergidos en ese océano, se disipan todas las preguntas humanas

Zen y arte

 En otro cuadro, el citado carácer Kan  se junta con el carácter Jaku, 寂 soledad y añoranza tranquila; resulta el vocablo Kanjaku, 閑寂、 silencio elocuente, soledad callada. Asociado a esta interpretación, surge otro sinónimo Seijaku, 静寂 soledad y añoranza tranquilas. Así relacionamos el silencio elocuente de Shidô con la soledad sonora. Por eso la experta hispanista escogió este término al traducir la cita del místico castellano en el poema de Unamuno ante el Cristo de Velázquez.

Pedro Vidal nos invita en esta obra a saborear pausadamente y asimilar contemplativamente los aforismos Kôan que iluminan el sentido hondo de vivir muriendo y morir viviendo:

Ahora que estoy vivo, vivo como un muerto, muero al pasado y vivo en este Lugar de Aquí y en este Momento de Ahora.

El que muere una vez ya no puede morir más y ya no teme más a la muerte, no es un suicidio, sino un morir mientras se vive y morir viviendo..

Quien así muere una vez ya no muere más.

El verdadero caminar en busca del Camino, con atención a lo Interior (Juan de la Cruz), hacia Adentro (Unamuno), debe ir acompañado de una Mirada Interior hacia la hondura de uno mismo, abandonándolo todo en manos del Camino, dice Pedro Vidal dejándose guiar por los Maestros Koyama Shikei y Kadowaki Kakichi.

¿En qué consiste este estar, vivir y morir en el Espíritu del Camino? Se lo preguntaría a Shidô a través de Hakuin; a Hakuin a través de Koyama y Kadowaki; a los tres, a través de Pedro Vidal.

Pedro Vidal
Pedro Vidal

Nos responderían: “Descender hacia la hondura en la que se descubre el triple misterio que desvela el enigma radical, las tres expresiones de la pregunta fundamental al comienzo del Yasenkanna: La palabra silenciosa, voz sin voz que me descubre a mí mismo, está en el fondo y centro de mí mismo (en las entrañas del Tanden), Allí, en la hondura del Corazón la holgura hacia la Trascendencia. Allí está, dice Hakuin, allí existe y es mi yo originario. Allí, mi Paraíso, Allí, el Buda Amida. Allí el Camino, Él en mí y en todo y yo en ÉL y en el Todo”.

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