Porque fui forastero... Hoy en tu tierra y tu pueblo Leyes, Migración e Iglesia : EE.UU y Europa, acá y allá..

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titular Jose Moreno Losada

Ahora toca leer en creyente y optar con firmeza por los que más necesitan de nosotros. Toca obedecer a Dios ante que a los hombres. Ser legales de verdad, apostando por la vida de los débiles y los vulnerables. Todos necesitamos de todos, nuestro horizonte no puede ser otro: "hacia un nosotros cada vez más grande"

Leyes, migrantes e Iglesia: En EE.UU y Europa

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La prensa hoy nos da una noticia en recuadro: la Iglesia deja de ser refugio para inmigrantes. Organizaciones sociales de EE. UU informan a los indocumentados sobre sus derechos ante los allanamientos de los agentes en templos, hospitales y colegios. Y yo recuerdo el texto evangélico que dice “Dichosos vosotros cuando os insulten, os persigan, os calumnien por mi causa…”

¿Amenaza?

Hace unos días me acerqué al hotel de la carretera de Sevilla (Badajoz) en la que están instalados una cincuentena de migrantes que habían llegado a las costas canarias en pateras. La situación era de ambigüedad y dificultad. La asociación que los acompaña no tiene fácil encontrar pisos de alquiler en la ciudad para ellos. Si los encuentran, estarán seis y meses… ¿y después qué?  Nos decían que ellos querían aprender y trabajar, no estar ahí sin hacer nada todo el día en las afueras de la ciudad. Personas que han arriesgado sus vidas buscando dignidad y esperanza.

En nuestro país nos encontramos con siete millones y medio de ciudadanos de origen migrante. A ellos se suman los más de dos millones de jóvenes y niños de la segunda generación de migrantes que, si bien han nacido en nuestro país y son plenamente nacionales, sociológicamente están a caballo entre la población migrada de sus padres y sus contemporáneos nacionales. Se hace necesario analizar los procesos socioeconómicos que subyacen en este fenómeno y como esto está suponiendo toda una transformación en nuestra sociedad a todos los niveles. La mayoría de los migrantes son de origen latinoamericano (3,2 millones), le siguen los africanos (1,4 millones) y los de países del Este de Europa (800.000) junto a los asiáticos (500.000). Distintos son los que migran de las principales economías europeas su situación socioeconómica es otra (1,5 millones). En nuestra comunidad extremeña nos encontramos con una mayoría de migrantes latinos y también con algunas comunidades de África. Todos somos conscientes de que el aumento de personas en situación administrativa irregular es hecho en nuestro país y en nuestra región, se trata de un tema de relevancia general que revela un problema estructural no resuelto.

Ante esta realidad de migración y otras de exclusión y pobreza, en lo que a nosotros respecta, lo que se juega la iglesia en medio del mundo, allí donde hay dolor, sufrimiento, esclavitud, violencia, muerte, desigualdad, desprecio, condena, prejuicio, opresión, es la identidad de su propia ley. Ella existe para amar y sólo le está permitido aquello que realmente cuida, sana, cura, liberta y salva. La ley y las normas en su interior siempre han de estar revisadas y transformadas para que realmente respondan a su horizonte y su objetivo último de amor verdadero y de salvación universal. Y movida por ese interés del evangelio no le puede ser indiferente lo que legisla y normativiza la relación entre los humanos y de estos con la naturaleza.

 La Iglesia está llamada en medio del mundo a comprometerse con la gestión de este y mancharse las manos en el compromiso social y político desde el ejercicio de una verdadera ciudadanía para ejercer la caridad política. Para Pablo VI era un modo excelso de vivir el amor cristiano. Todos, sin exclusión, estamos llamados a preguntarnos continuamente sobre nuestra verdadera ciudadanía y cómo participar e implicarse para que la ley única de Dios que es el amor penetre los entresijos y huecos y pueda liberar y salvar a los que están oprimidos y excluidos en nuestro mundo. 

En mi grupo de revisión de vida de profesionales cristianos nos llegó el caso de una pareja de Marroquíes muy jovenes con un niño recién nacido. Habían pasado los meses de rigor en la asociación y se veían en la calle, sin casa y sin trabajo. Situación irregular, llamada ilegal. Sólo podían sobrevivir aquí si encontraban algún trabajo y casa. En el grupo había quien tiene una empresa agroganadera y por ahí pudimos avanzar en la vivencia de nuestro empeño en ser profesionales de "cuidados", es un riesgo pero ha sido respueta de Iglesia, a pie de obra, para este caso. ¿Cuando te vimos forastero, con miedo a ser expulsado, con un hijo pequeño... y te acogimos? Cuando lo hicistéis en ese momento con esa pareja y su hijo. La vida¡

José Moreno Losada. Delegado diocesano migraciones

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