El amor compartido sabe a más y las penas compartidas saben a menos.
Dios todopoderoso y eterno, reconocemos con alegría el gran don que hiciste a la humanidad con la creación del hombre y de la mujer, con el sacramento del matrimonio y la belleza de la familia.
¡Qué obra maestra hiciste! : «A imagen de Dios los creo: varón y mujer los creó» (Gn 1,27).
Solamente el hombre y la mujer llevan en sí la imagen y semejanza de Dios.
La diferencia entre ellos no es contraposición o subordinación, sino para la comunión y la generación.
Fueron creados para escucharse y ayudarse mutuamente. Gracias, Señor, por haber confiado la tierra a la alianza del hombre y la mujer.
Aceptemos el regalo que nos haces de la comunión contigo, que se refleja en la comunión del matrimonio y de la familia entera.
Que no entren nunca en nuestra vida la desconfianza, el escepticismo e incluso la hostilidad respecto de la alianza matrimonial y la familia.
Haznos custodios del matrimonio cristiano y de la familia, para que entregue belleza y salud a esta tierra.
Vivamos en la «alegría del amor, sabedores de que el amor compartido sabe a más y las penas compartidas saben a menos.
Son palabras del cardenal Osoro que dedico a Pilar en nuestro 33 aniversario