Cuando el que te llama tonto y cretino es un senador

Cuando un pueblo se va despoblando el último que queda es el tonto del pueblo y le hacen alcalde.

Lo ha escrito el senador de Compromís Carles Mulet. Y se refiere al alcalde de un pequeño pueblo soriano al que también llamó cretino.

Recientemente este alcalde había recibido una carta de dicho senador en la que se le pedía retirar el nombre de la calle Primo de Rivera de la localidad.

En la respuesta el alcalde expresó la “ira contenida” que había supuesto dicha carta para su pueblo. Y lamentó que los políticos consideraran este asunto como prioritario cuando lo que su pueblo necesitaba era encontrar medidas contra la despoblación; la prestación de mejores infraestructuras y servicios que permitan incrementar la calidad de vida del municipio y cualquier ayuda que les permita estirar un presupuesto anual de 35.000 euros.

Los insultos recibidos significan un desprecio hacia esa persona en concreto y hacia la infinidad de alcaldes de pequeños municipios. Suponen un desprecio a las personas que residen en el mundo rural o que tenemos en él nuestra segunda residencia. Suponen una descalificación del senador que así habla.

Como llueve sobre mojado corremos el riesgo de que el asunto se extrapole y que suponga la descalificación de una clase política ya tremendamente desprestigiada.

Para evitar que esa extrapolación no se produzca me gustaría que todos los partidos, TODOS, reconocieran que se avergüenzan de lo dicho por ese senador.
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